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Reportaje:

"Las mujeres como ella no se mueren"

Amigos y admiradores de la cantante abarrotan el Centro Cultural de la Villa para despedir a Rocío Jurado

"Las mujeres como ella no se mueren". Con esta frase ha homenajeado Pedro Almodóvar a la fallecida Rocío Jurado en la multitudinaria despedida que amigos, artistas, famosos y ciudadanos anónimos rinden hoy a la cantante en el Centro Cultural de la Villa de Madrid. El director manchego ha elogiado a Rocío como artista -"forma parte de la biografía de este país, junto a Rocío Durcal y Lola Flores"- pero sobre todo ha incidido en la grandeza con que soportó su enfermedad. "Es en esos momentos cuando la gente mide su categoría y ella ha dado una lección de dignidad".

Cientos de admiradores o simples curiosos abarrotan desde muy primera hora las inmediaciones del Centro Cultural, ubicado en la Plaza de Colón. Allí ha quedado instalado el féretro -cerrado y cubierto con las banderas de España y Andalucía- junto a un cristo dorado y flanqueados por varios reclinatorios. En la puerta, largas colas sobre todo de mujeres mayores que se cubren la cabeza con periódicos gratuitos para defenderse del sol implacable. Rostros serios, muchos botellines de agua y algunas lágrimas.

En la espera para entrar al pasillo donde está instalada la capilla ardiente, frases de elogio para la cantante -"era la más grande", el más escuchado-. Pero también debates sobre si la fallecida tenía o no la mejor voz o sobre si era mejor que Isabel Pantoja. Algunos llevan allí desde las 7.30 de la mañana, cuando escucharon la noticia en la radio. Otros como Marujita Díaz -sombrero y pañuelo al cuello- lo supieron incluso antes. "Me desperté a las cinco de la mañana presintiendo su muerte", ha afirmado la cantante.

Díaz ha tenido palabras muy elogiosas para José Ortega Cano. "Es un excelente marido, será difícil que lo supere", ha dicho. La llegada del torero, con el rostro totalmente destrozado por el dolor, ha sido precisamente el momento más dramático de la mañana. Al llegar, el diestro se ha fundido en un emocionado abrazo con el alcalde de la ciudad, Alberto Ruiz Gallardón.

Concha Velasco -de luto riguroso de la cabeza a los pies, como también el cantante Francisco- ha pronunciado la frase más emotiva de la mañana: "Ya estará en el cielo, cantándole a Dios". Y ha recordado también lo aficionada que era Rocío Jurado a llamar por teléfono a sus amigos para deleitarles con sus canciones.

Muy afectada, la artista Rosario Flores ha comparado a Jurado con su madre, fallecida ahora ya hace once años. "Me recordaba mucho a ella", ha afirmado. Y ha recordado que en los duros momentos de la muerte de su madre, Rocío estuvo en todo momento con su familia.

Incluso en medio del dolor por la desaparición de la artista ha habido un momento de tensión. Se ha producido entre profesionales de la información desplazados a la capilla ardiente cuando un grupo de periodistas de un conocido programa del corazón ha accedido en solitario a la capilla ardiente, antes de que pudieran entrar los demás compañeros. Ante el amotinamiento del resto de periodistas ante este trato de favor en dependencias municipales todos han sido finalmente autorizados a acceder al recinto.

En este desfile de famosos y ciudadanos anónimos los políticos han pasado a segundo plano, eclipsados por los habituales de la prensa del corazón. Esperanza Aguirre ha definido a la fallecida como "la mejor y la más grande", pero sus palabras han quedado ahogadas por los gritos de algunos asistentes que le pedían que legalizara "el botellón". La llegada de la ministra de Educación, Mercedes Cabrera, ha quedado eclipsada por la aparición de otro personaje de fuste, al que inmediatamente se han dirigido todas las cámaras y micrófonos: el ganadero José Luis Martín Berrocal.

Ruiz Gallardón abraza a Ortega Cano a su llegada al Centro Cultural de la Villa.
Ruiz Gallardón abraza a Ortega Cano a su llegada al Centro Cultural de la Villa.EFE
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