'La Virgen de la Humildad' de Fra Angelico se expone por primera vez en Madrid
Es una de las joyas de la colección Thyssen-Bornemisza y habitualmente está en Barcelona
Una de las joyas de la colección Thyssen-Bornemisza, habitualmente expuesta en Barcelona, La Virgen de la Humildad, realizada en el siglo XV por el italiano Fra Angélico, recala en el Museo Thyssen de Madrid en el marco de un proyecto expositivo que el Thyssen dedica a estudiar en profundidad una obra de los fondos de su colección.
Patrocinada por el Banco Urquijo y con la colaboración del Museu Nacional d'Art de Catalunya (MNAC), esta muestra, abierta del 7 de marzo al 14 de mayo, permite contemplar por primera vez en Madrid, La Virgen de la Humildad realizada entre 1433 y 1435 por Fra Angelico, uno de los grandes del Renacimiento italiano junto a otros maestros italianos de los siglos XIV y XV. Esta importante tabla, que regresa ahora a España tras participar en una muestra dedicada a Fra Angélico en el Metropolitan Musem de Nueva York, estará expuesta en las salas del Museo Thyssen junto a otras 12 obras de la colección permanente.
Así, al nombre de Fra Angelico se unen el de los florentinos Cenni di Francesco y Lorenzo Monaco, el de sienés Giovanni di Paolo, así como los de otros maestros vinculados a estos dos focos artísticos: Bartolomeo Bulgarino, Niccol di Tommaso y una interesante tabla, de un pintor desconocido de órbita veneciana, fechada hacia 1360, la más antigua de la colección.
Para Guillermo Solana, conservador jefe del Museo Thyssen y comisario esta exposición junto a Mar Borobia, jefe de rea de pintura Antigua, la tabla de la 'La Virgen de la Humildad' es una "joya de primera calidad" y "muy bien conservada" que presenta algunos rasgos arcaizantes del maestro italiano y la influencia innovadora del pintor florentino Masaccio, considerado como el primer maestro del Quattrocento, que influiría en artistas como Botticelli, Fra Filippo Lippi o Miguel Ángel.
Según ha explicado Guillermo Solana, la sencillez compositiva con la que se presenta el tema no es excusa para que el pintor aplique en ella los preceptos más innovadores vigentes en la pintura florentina del momento. María, cubierta con una gran manto azul y recostada en un cojín, destaca por la viveza de la composición, en un espacio creado a partir de su cuerpo y que abre las puertas al Quattrocento.
Los dorados de los halos, del paño de honor que sostienen los ángeles y de los adornos de los vestidos, más que un motivo vinculado a la tradición con connotaciones arcaicas se interpreta como un enriquecimiento con el que el artista presenta al espectador a la Madonna con el Niño con una "humildad esplendorosa".
Babelia
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