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Crónica:8º FESTIVAL DE CANNES
Crónica
Texto informativo con interpretación

Wim Wenders regresa a Cannes con polémica

El israelí Amos Gitai compite con 'Free Zone', una metáfora mal acabada sobre las relaciones entre judíos y palestinos

La esperada reaparición del alemán Wim Wenders en el Festival de Cannes, con su largometraje en competición Don't Come Knocking, ha decepcionado a parte de la crítica internacional. Wenders, ausente del certamen de la Costa Azul a partir de 1997, cuando acudió con su filme El final de la violencia, ha presentado una cinta que compendia sus obsesiones, como las connotaciones literarias de los escenarios elegidos para rodar, el viaje hacia el pasado y los personajes marginales. A dos días del cierre del festival, los favoritos siguen siendo Caché del austriaco Michael Haneke y Broken flowers, del estadounidense Jim Jarmusch.

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Al igual que ya hicieran hace dos días Jean-Pierre y Luc Dardenne y Jim Jarmusch, Wenders reflexiona sobre la paternidad a través de un playboy que descubre que tuvo un hijos, ya adulto. La cinta, que por momentos recuerda excesivamente a su obra maestra París, Texas (1984), cuenta la historia de un actor en decadencia, interpretado magistralmente por Sam Shephard, al que solo le ofrecen papeles secundarios tras un pasado de gloria. Su existencia solitaria alterna el alcohol, las drogas y las mujeres. Cansado de esta situación, abandona abruptamente un rodaje en el que trabajaba y va a visitar a su madre. Ésta le cuenta que hace muchos años, una mujer le dijo que había tenido un hijo suyo. El protagonista decide reencontrarse con su pasado y parte en su busca.

La película se rodó en Estados Unidos, en las ciudades de Butte, Elko y Moab. Tras el pase, Wenders ha explicado que conocía Butte, en el Estado de Montana, desde 1978, cuando leyó en una vieja entrevista al escritor Dashiell Hammet que él se inspiró en esa ciudad para describir la mítica Poisonville de su primera novela, Cosecha roja. "Fui a conocer Butte y me asombró. Jamás había visto un sitio como ese. Enormes edificios de piedra oscura, como los que hay en Broadway, en Nueva York, de 12 pisos de altura y anchas avenidas, pero todo abandonado. Una especie de ciudad fantasma de proporciones enormes", ha relatado. Pra el director, se trata de una ciudad con una historia muy interesante, tanto en el plano económico como político, ya que fue un centro importante durante la explotación minera de la región. Aparte de Shephard, que además es el guionista, trabajan en la cinta Jessica Lange, Eva Marie Saint, Tim Roth y Sarah Polley, todos muy convincentes.

Ganador de la Palma de Oro en 1984

Wenders, nacido en 1945, comenzó a estudiar medicina y filosofía, pero luego se inclinó por la pintura antes de optar definitivamente por el cine. En 1967 entró en la Academia de Televisión y Cine de Munich, donde estudió tres años. En 1970 rodó su primer largometraje, Summer in the City. A partir de entonces, su filmografía incluye casi 30 películas, algunas tan conocidas como El amigo americano (1977), París, Texas, que obtuvo la Palma de Oro en 1984; Buena Vista Social Club o The Million Dollar Hotel, que ganó un Oso de Plata en el Festival de Berlín de 2000.

La otra cinta que ha luchado hoy por la Palma de Oro, máxima recompensa de la muestra, es la israelí Free Zone, de Amos Gitai, una especie de metáfora frustrada sobre las relaciones de judíos y palestinos. La película cuenta el viaje de una judía estadounidense que vive en Jerusalén y que debe ir a Jordania a recuperar una gran suma de dinero. Sobre esta base y, teniendo en cuenta que se trata de una metáfora, la cinta -en la que abunda el diálogo y escasea el lenguaje cinematográfico- parte de una premisa muy parcial porque sostiene implícitamente que el conflicto entre Israel y Palestina tiene un origen exclusivamente económico.

Al margen de esto, parece no haber sido terminada correctamente, ya que abundan las escenas sin sentido, las conversaciones ininteligibles y hasta algunos errores de encuadre. Esta 58 edición del festival se clausurará el próximo domingo.

Wim Wenders posa con Gabriel Mann, Fairuza Balk, Sam Shepard y Sarah Polley en la presentación de <i>Don&#39;t come knocking</i>.
Wim Wenders posa con Gabriel Mann, Fairuza Balk, Sam Shepard y Sarah Polley en la presentación de Don't come knocking.EFE
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