Robert Rodríguez ofrece una orgía de efectos especiales en 'La ciudad del pecado'
El director, Tarantino y Frank Miller presentan un espectáculo deslumbrante y agotador
Sin city (La ciudad del pecado), dirigida por Robert Rodríguez en colaboración con el dibujante Frank Miller, ayudados ambos por Quentin Tarantino, es un deslumbrante derroche de efectos especiales. Los intentos de reproducir en el cine el mundo fantástico del cómic no habían dispuesto hasta ahora de la última tecnología digital, que hace posible lo inimaginable, que el cómic cobre vida real sin perder su identidad. Pero el abuso de las posibilidades de los ordenadores acaba en Sin city hastiando a la concurrencia, que recibió la película con frialdad. La francesa Pintar o hacer el amor, por su parte, fue aplaudida por miembros de su equipo, que pretendieron acallar el abucheo general.
Puñetazos que hacen volar a las víctimas, genitales arrancados de cuajo, cabezas pisoteadas hasta que los sesos chorreen por las aceras, amputación de miembros, torturas, ahorcamientos, canibalismo, pederastia, mujeres voluptuosas semivestidas con los más sofisticados atavíos, hombres musculosos transformados en bestias, y miles y miles de disparos a diestro y siniestro que la banda sonora amplifica hasta ensordecer. Ése es el mundo de la ciudad "del vicio y el pecado", que Frank Miller ideó en su famosa historieta gráfica. Estética nacida del cine y al cine retornada ahora en forma de espectáculo visual sin precedentes, que fascina al inicio pero que acaba empachando tras dos horas de fuegos artificiales y de monótona violencia.
Robert Rodríguez (El mariachi, Abierto hasta el amanecer, Spy kids...) logró convencer a Frank Miller para que codirigiera junto a él la película y fuera comprobando in situ que sus imágenes se iban traduciendo fielmente al cine, traduciendo, y no adaptando, como Rodríguez se empeña en aclarar. Tuvo problemas con el Sindicato de Directores, cuya normativa prohíbe que una película sea dirigida por más de uno. Pero Rodríguez resolvió el dilema dándose de baja en el sindicato. Para mayor provocación, lio a su amigo Tarantino, que no entiende como él de técnicas digitales, para que dirigiera una secuencia de la película y aprendiera así algo del tema. Convenció igualmente a actores de peso -Bruce Willis, Benicio del Toro, Clive Owen, Mickey Rourke y Elijah Wood, entre otros- para que se dejaran transformar por maquilladores hasta quedar en algunos casos irreconocibles, y para que actuaran sin decorado alguno, nada más que un fondo verde. Finalmente, Rodríguez se puso en mano de sabios computadores, autores definitivos de este cansino alarde de fantasía digital. En Sin city todo es excesivo. Un cómic se lee en un rato, pero la película se regodea tanto y tanto en sus logros, que el derroche de monstruos, sangre, vomitonas, palizas y otras divertidas asquerosidades acaban destruyendo los aciertos. Los periodistas fueron abandonando la sala poquito a poco, y los que al final quedaron no se molestaron en aplaudir. Una pena. Con menos, hubieran conseguido más.
Fueron más tajantes los periodistas cuando patearon Pintar o hacer el amor, que de no ser francesa probablemente no hubiera figurado en competición. Dirigida al alimón por Arnaud y Jean-Marie Larrieu, esta bucólica película tiene encanto, unidad de estilo, buenos actores, pero insuficiente peso para el Festival de Cannes. El matrimonio bien avenido que componen Sabine Azema y Daniel Auteuil traba amistad con el ciego Sergi López y su esposa, Amira Casar. Una noche de amistad, las parejas se intercambian, provocando en el matrimonio protagonista una turbulencia... de corta duración. Película aconsejable para matrimonios ricos fatigados en tarde aburrida, pero a años luz de la calidad de algunas de las vistas hasta el momento en este festival, por desigual que esté siendo.
En las votaciones de diversas revistas del festival, los críticos han tomado clara posición a favor de Caché, de Michael Haneke, que consideran mejor película, seguida por Flores rotas, de Jarmusch, y L'enfant, de los hermanos Dardenne. No parece que las películas del día, Sin city o Pintar o hacer el amor, vayan a alterar las quinielas. Aunque como el presidente del jurado es el barroco y tantas veces excesivo Emir Kusturica, hay fabulaciones para todos los gustos. La solución, el próximo sábado.
Babelia
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