El penúltimo cartucho
Marea llena la plaza de toros La Cubierta de Leganés en el penúltimo concierto de la gira de '28.000 puñaladas'
Después de una larga gira en la que ha habido de todo, accidente de Kutxi incluido, "el hijo de la Inés" y su cuadrilla de bandoleros, Marea, llegaron a Madrid dispuestos a quemar su penúltimo cartucho cargado de un rock urbano que ha generado miles de adictos en los últimos años.
El cartel de "no hay entradas" colgaba de la taquilla de La Cubierta de Leganés y, mientras los estelleses Flitter se encargaban de calentar a las 9.000 personas congregadas en la plaza de toros, la banda de Berriozar se preparaba entre bambalinas para protagonizar una de sus mejores noches.
Marea
Kutxi Romero (voz), David Díaz el Kolibrí (guitarra), César Ramallo (guitarra), Edu Beaumont el Piñas (bajo y voces), Alen Ayerdi (batería y voces)
.
Viernes 18 de marzo. Plaza de toros de La Cubierta, Leganés. 9.000 personas.
Junto a ellos, en un día tan especial, gente como Albertucho, Carlos Chaouen o el poeta bejarano Manolo Chinato, entre otros. Todo estaba preparado para la fiesta, para tres horas de rock incombustible en las que el público dejó claro que se sabe todas las canciones de la banda.
Kutxi Romero, con una barba de varios centímetros, se convirtió en el maestro de ceremonias de la noche. Bien escoltado por David Díaz (el Kolibrí), Edu Beaumont (el Piñas), César Ramallo y Alen Ayerdi, fue desgranando los temas que han hecho de Marea una de las bandas que más entradas de conciertos vende en España.
Hubo tiempo para todo. Para repasar canciones de La Patera que se han convertido en clásicos (sorprendente la interpretación de Trasegando con el Piñas a la voz), para pasar por encima del Revolcón, y para profundizar en las canciones de Besos de perro y el superventas 28.000 puñaladas.
La entrega del público, sorprendente, y las ganas que pusieron sobre el escenario los Marea, hicieron que la fiesta fuera completa. Era el penúltimo cartucho, el último día para la barba de Kutxi (se la afeitó en el concierto de despedida en Bilbao). Ahora la banda se sumirá de nuevo en uno de sus ya clásicos periodos de letargo en los que se forjará, o no, su futuro. De momento, los bandoleros descansan en la falda del monte San Cristóbal.
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