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El Festival de Cine de San Sebastián rinde reverencia al genio de Woody Allen

El director estadounidense recibe el Premio Donostia y 'regala' el estreno mundial de 'Melinda y Melinda'

"Yo siempre veo el vaso, no medio vacío, sino totalmente vacío". Fiel a su leyenda, incapaz de decepcionar a los que aman casi tanto al personaje como al cineasta que late bajo él, Woody Allen se ha plantado esta mañana vía jet privado en San Sebastián para ejercer durante unas horas de estrella, de la estrella más querida de hecho de la 52ª edición del Festival Internacional de Cine de Donostia que ha echado a andar esta noche. La ceremonia de inauguración ha servido precisamente para que el director español Pedro Almodovar entregara a su colega estadounidense el Premio Donostia sobre el escenario del Kursaal.

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"Cuando me dijeron en Nuev York que me iban a conceder un premio por los logros alcanzados durante toda mi carrera pensé que no debería aceptarlo porque qué es lo que he conseguido yo al fin y al cabo. No soy un científico ni un médico. Pero luego pensé en mis películas y pensé que funcionaban muy bien para curar el insomnio, así que igual sí podía aceptar el premio de todo corazón". Con estas palabras ha recogido el galardón Allen —vestido con pantalón marrón grisaceo y camisa blanca— de manos de un nervioso Almodovar —todo de negro—.

Durante la ceremonia, guiada por la actriz Aitana Sánchez Gijón, se ha presentado además el Festival y a los miembros del jurado que elegirán su máximo premio, la Concha de Oro. Su presidente, el escritor peruano Mario Vargas Llosa, ha manifestado: "No ahorraremos ningún esfuerzo para no defraudar, para lograr el milagro de que un fallo de un jurado cinematográfico arranque no silbidos sino los aplausos de los espectadores".

Horas antes, Melinda y Melinda, la última película de Allen, abría los nueve días de cine grande en San Sebastián, uno menos que en otras ocasiones por "la crisis del sector", según ha explicado su director, Mikel Olaciregui. Quizá para compensar, la organización del Festival ha logrado vencer la fobia del director estadounidense a recibir galardones públicamente, y de paso se ha anotado el estreno mundial —fuera de concurso— de su película.

Durante su encuentro de hoy con la prensa y el público, tras el estreno de su palícula, Allen se ha declarado honrado no por el premio en particular sino por recibirlo de manos de Almodovar: "Debería ser yo quien le entregara el premio a él, es un director maravilloso". "En cuanto al premio, lo aceptaré, me callaré y daré las gracias a las estrellas de que no se haya descubierto el pastel".

Muy relajado, Allen ha respondido solícito las preguntas de periodistas y fans. Ha hablado de política —"Volver a elegir a Bush sería una tragedia automática. Si lo observas es bastante divertido y si le escuchas y le sigues te provoca carcajadas, pero es el ejemplo perfecto de un ser con momentos cómicos pero con un trasfondo trágico"—, ha dado clases de seducción—"A mí nunca me ha funcionado [tocar el clarinete para ligar]. El piano tiene eso de tocarlo con un cigarrillo en la boca que le da un aspecto romántico, pero los instrumentos de viento hinchan las mejillas al tocarlos y, desde luego, no tienen el mismo efecto"—, y ha explicado por qué ha cedido a los deseos de Olaciregui y los suyos: "Para dar dar gracias al pueblo y al público español, que siempre ha apoyado mis filmes. Y por la tentación irresistible que para mí y mi familia supone pasar unos días en San Sebastián".

¿Y sobre el futuro? Allen ya ha rodado una nueva película —hacer una al año es para él "una costumbre"—, en Londres y con la actriz Scarlett Johanson. "Tengo

muchas buenas ideas para películas, escritas en servilletas y en todo tipo de papel, y quiero hacer todas las que pueda antes de morir. Cuando acabo una, me siento en casa y, después de un par de días, el impulso es empezar otra. Sino, ¿qué vas a hacer sentado en casa?".

Woody Allen, durante la rueda de prensa en la que presentó <i>Melinda and Melinda</i>.
Woody Allen, durante la rueda de prensa en la que presentó Melinda and Melinda.EFE
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