Fallece el genial cineasta Billy Wilder a los 95 años
Ingresó el pasado 9 de diciembre en un hospital de Los Ángeles por insuficiencia respiratoria
El genial director de cine de origen austriaco Billy Wilder murió ayer a los 95 años en su casa de Beverly Hills (California). El cineasta judío, que ganó seis oscars ingresó el 9 de diciembre en un hospital de Los Ángeles aquejado de una neumonía.
Billy Wilder no ha podido cumplir el que era su deseo: morir a los 104 años asesinado por un marido que le hubiera sorprendido con su esposa.
Wilder nació el 22 de junio de 1906 en Sucha, una localidad a 160 kilómetros de Viena, entonces del Imperio Austro-Húngaro y hoy en Polonia. Su verdadero nombre era Samuel Wilder, pero su madre, enamorada de Estados Unidos —país donde vivió una época— comenzó a llamarle Billy.
Trabajó como periodista en Berlín e incluso fue bailarín, antes de emigrar a Hollywood en 1933, después de la llegada de Hitler al poder en Alemania. Toda su familia fue exterminada por el régimen nazi.
Leyenda del cine con siete oscars, uno de ellos a toda su carrera, escribió 60 películas y dirigió 26. Wilder es autor de numerosos clásicos del séptimo arte, como El crepúsculo de los dioses, (1950) La tentación vive arriba (1955), Con faldas y a lo loco, (1959) El apartamento, Irma la dulce, Primera plana, y La vida privada de Sherlock Holmes. Días sin huella recibió tres oscars, uno de ellos para él como mejor director. Otros de sus grandes filmes fueron Sabrina o Testigo de cargo. Su última película fue Aquí un amigo, (1981) en la que volvió a contar con Walter Mathau y Jack Lemmon.
Estados Unidos
Su primera película como realizador fue en París, adonde llegó huyendo del nazismo. Dirigió Curvas peligrosas, junto con el periodista húngaro Alexander Esway en 1934. Después marchó a Estados Unidos.
Pese a que no hablaba inglés cuando llegó a Hollywood, Wilder aprendió rápido y, gracias a su compañero de apartamento, el actor Peter Lorre, fue capaz de entrar en la industria cinematográfica estadounidense.
En 1940 se nacionalizó ciudadano de EE UU y durante la Segunda Guerra Mundial fue coronel del Ejército de ese país, una experiencia que le sirvió para recrear el Berlín ocupado y el mercado negro en su película
Berlín Occidente (1948).
En sus primeros años en EE UU trabajó como guionista para otros realizadores también exiliados y colaboró en la elaboración de guiones con el escritor Charles Brackett, fruto de ello surgieron películas como La octava mujer de Barba Azul (1938) y Ninotchka ambas de Ernst Lubitsch; Bola de fuego (Howard Hawks, 1941). Con Brackett de guionista ya dirigió Berlín Occidente (1948) y El crepúsculo de los dioses. Después empezó a producir sus propias películas, más cáusticas y cínicas.
En 1957 comenzó a escribir los guiones de sus realizaciones con I.A.L.Diamond, hasta su última colaboración en Aquí un amigo. De esta asociación surgieron Ariane (1957), Con faldas y a lo loco, El apartamento (1960), Uno, dos, tres (1961), Irma la dulce (1963), Bésame tonto (1964), En bandeja de plata (1966), La vida privada de Sherlock Holmes (1970), ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre? (1972), Primera plana (1974) y Fedora (1978).
En sus películas, Wilder combinó la ternura y el romanticismo con la crítica ácida, la ironía y el cinismo. Trató géneros tan diferentes como el cine negro Perdición; el drama social Días sin huella; el cine dentro del cine, El crepúsculo de los dioses; el cine judicial, Testigo de cargo; la comedia dramática, El apartamento; romántico, Sabrina.
Nadie es perfecto
En todo caso, la comedia fue mejor baza, la que le permitió desplegar todo su talento en Con faldas y a lo loco, La tentación vive arriba, Irma, la dulce, Bésame tonto, Primera plana, En bandeja de plata, Uno, dos, tres o ¿Qué ocurrió entre mi padre y tu madre?.
Días sin huella (1945), centrada en el alcoholismo, y El apartamento (1960), comedia sobre la hipocresía social, ganaron los oscars a la mejor película, la mejor dirección y el mejor guión. En total, ganó seis estatuillas en toda su carrera. En 1987 recibió uno especial de la Academia de Hollywood como reconocimiento a su aportación al arte cinematográfico. Wilder estaba retirado desde 1981.
Sus memorias, escritas por Helmut Kazasek, colaborador de Der Spiegel, aparecieron en 1992 con el título de Billy Wilder (Nadie es perfecto.
En 1993, cuando Fernando Trueba recogió su oscar por Belle epoque ofreció un homenaje al gran maestro. "No creo en Dios, sólo creo en Billy Wilder, gracias señor Wilder", dijo al recibir la estatuilla el director español.
El director Cameron Crowe público hace un año un libro de conversaciones con Wilder en el que el director hablaba sobre el cine en general y, sobre todo, de los actores.
Así, sobre Charles Laughton, "el mejor actor que ha existido nunca", Wilder contaba que tenía 20 versiones posibles para interpretar cada escena y cada vez mejor.
Con Marilyn Monroe tuvo sus más y sus menos en Con faldas y a lo loco. "A ella no le interesaba el vestuario que tenía que llevar. Se le podía poner lo que fuera. Si enseñaba algo lo aceptaba, con tal de que mostrara un poco".
Cary Grant siempre le dijo no, pese a que eran amigos. "Era bueno, muy bueno. No se le escapaba una. Nunca tuvo el oscar, le dieron uno especial... pero es una idiotez, porque los actores que suelen hacer protagonistas, para obtener un premio tienen que cojear o hacer de retrasados".
Sobre el cine que se hace ahora, Wilder se lamentaba por la desaparición de la importancia del director.
Babelia
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