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ESPECTÁCULOS

La escena española lamenta la pérdida de un referente en la historia del teatro

El fallecimiento de Adolfo Marsillach ha conmocionado a la cultura española pese a que ya se conocía su larga enfermedad. Iluminado con el as de cuatro focos, en el centro del escenario del Teatro Español reposan desde esta madrugada los restos mortales de Adolfo Marsillach, en la que ha sido su última subida a los escenarios en los que pasó la mayor parte de su vida.

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Decenas de actores y amigos de Adolfo Marsillach han acudido desde las 01.00 horas de hoy al Teatro Español de Madrid donde se ha instalado la capilla ardiente del que fuera fundador del Centro Dramático Nacional y que permanecerá abierta hasta que en la tarde de hoy sea incinerado en el cementerio de la Almudena.

"Él no se ha ido. Está aquí. Donde haya teatro, siempre estará mi padre", ha señalado muy emocionada Blanca Marsillach, hija del actor y director quien también dijo que aún no se podía creer la desaparición del autor de Yo me bajo en la próxima ¿Y usted?.

Hombre de teatro total

El secretario de Estado de Cultura, Luis Alberto de Cuenca, ha lamentado conmocionado la pérdida del dramaturgo que, según ha confesado, le "ha afectado mucho" porque era un "amigo". Además de ensalzar la profesionalidad y versatilidad del dramaturgo desaparecido, ha elogiado la figura "nuclear, central e importantísima" en el teatro de Marsillach. "Le he admirado muchísimo, luego tuve la suerte de que se convirtiera en mi amigo, lo que es un orgullo".

De Cuenca ha destacado la "capacidad de hombre de teatro total" del escritor y ha recordado las vertientes por las que pasó Marsillach tanto en el mundo del celuloide y, sobre todo, en el teatro. En este sentido, ha enumerado su faceta como actor, director, adaptador y escritor de teatro, así como actor y realizador de cine. Unos rasgos a los que la ministra de Cultura, Pilar del Castillo, sumó el de ser "una persona de una gran versatilidad".

María Asquerino no podía reprimir las lágrimas mientras explicaba el significado de Adolfo Marsillach en su vida a quien conocía desde los 17 años, "cuando éramos unos críos", y que le "enseñó todo lo que sabía" porque era "el hombre más inteligente y divertido de la escena".

Unos sentimientos que también compartía la actriz Verónica Forqué quien recordó melancólicamente "lo que le gustaba bromear, sobre todo, con las chicas" y Nati Mistral, quien se confesó una gran "admiradora" de Marsillach.

El director teatral Mario Gas ha dicho que la muerte de Marsillach supone una "pérdida significativa" porque "ha escrito la historia del teatro español de los últimos 50 años". Gas recordaba como Marsillach consiguió conjugar el teatro inteligente con el comercial, y como también siempre peleó por el teatro, "y en algunos aspectos, somos hijos de sus luchas y peleas".

Inventor del moderno teatro español

Para el actual director de la Compañía Nacional de Teatro Clásico (CNTC), José Luis Alonso de Santos, Marsillach "abrió el teatro español a la modernidad. "Pocos como él hicieron tanto por la escena española en el siglo XX". Fundó la CNTC a mediados de los ochenta, y fue su director durante diez años. "Fue su fundador e inventor. Le dio una personalidad propia que los que le hemos sucedido en la dirección hemos intentado mantener. Tradición y modernidad definen esta personalidad", explicaba Alonso de Santos.

El cineasta y escritor Gonzalo Suárez reconocía que le ha cogido por sorpresa la noticia de la muerte de Marsillach, al que definía como "un hombre muy culto, inteligente, encantador, y personaje insustituible en la memoria" equiparable a "la envergadura de Fernando Fernán Gómez".

La actriz Aitana-Sánchez Gijón ha declarado sentirse muy afectada por la muerte Marsillach. "Me ha sentado como un jarro de agua fría", ha dicho, ya que "me han dado la noticia de forma muy abrupta y todavía lo tengo que asimilar". La actriz, que trabajó bajo las órdenes de Marsillach en la Compañía Nacional de Teatro Clásico, ha dicho sentir a Marsillach como "un maestro" y "uno de los hombres más importantes de la profesión". Para Sánchez-Gijón, "fue una suerte trabajar con él", ya que "ver cómo nos dirigía desde el patio de butacas era todo un aprendizaje".

El director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, ha destacado la "sensibilidad linguística" de Marsillach, a quien ha definido como una "figura relevante" del mundo del teatro. "Era un muy completo hombre de teatro, porque era un buen escritor que estaba muy atento al lenguaje" ha añadido el académico.

El director general del Instituto de las Artes Escénicas y Musicales de España, Andrés Amorós, ha expresado su dolor y su "profunda conmoción" por la muerte esta tarde del escritor y dramaturgo. Amorós ha destacado "la inteligencia, ironía, sentido crítico y la pluralidad de los talentos" de Marsillach a quien ha definido como un "gran director y gran escritor" y como una persona de "gran brillantez", que podría llamarse "fuera de lo común".

Talante progresista

Los partidos políticos también han sentido la muerte del dramaturgo y coincidieron en alabar "su carácter comprometido y talante progresista" desde IU, al PSOE y el PP, así como los consistorios de las ciudades que vieron nacer y morir al dramaturgo. Así, en Madrid, anunció su alcalde, Alvarez del Manzano, se le concederá a título póstumo la Medalla al Mérito Artístico y en Barcelona, donde nació en 1928, y donde ya se le otorgó el año pasado, Joan Clos ha manifestado la consternación que vive la Ciudad Condal.

El director de la compañía Els Joglars, Albert Boadella, ha recordado que el dramaturgo "ayudó a que toda una generación mantuviera encendida la llama del teatro en los momentos más oscuros del franquismo". "Marsillach es para mí un importante recuerdo de juventud", ha añadido Boadella, que ha aclarado que "durante el túnel de la dictadura, cuando había muy poca calidad en el teatro, Adolfo Marsillach aportaba cierta luz".

El director de teatro catalán Sergi Belbel también ha resaltado la labor de Marsillach "en tiempos difíciles porque, a pesar del franquismo, supo mantener el tipo y mantener el rigor". Para Belbel, Marsillach "supo encontrar un público, un estilo, mover los textos" de forma que logró "acercarlos a la sociedad con una voz contemporánea".

El director del Teatro Nacional de Cataluña (TNC), Domenec Reixach, sí ha dejado un proyecto truncado, ya que Adolfo Marsillach tenía previsto "volver a subir a los escenarios con una obra en catalán", unos escenarios que pierden con su muerte, en la voz de Mario Gas, Albert Boadella y José Tamayo, "cincuenta años de historia".

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