Crece la presión en la cumbre del clima para fijar una hoja de ruta para el abandono de los combustibles fósiles
Tras el llamamiento de Lula para lograr que en Belén se impulse ese mapa de la transición, una veintena de países apoyan públicamente la iniciativa


Todas las cumbres del clima necesitan un relato y la que se celebra en la ciudad amazónica de Belém (Brasil) no tenía uno claro hace un par de semanas, más allá de que esta COP30 se celebra en un momento realmente complicado para la lucha internacional contra el cambio climático debido al avance de los populismos negacionistas, con Donald Trump a la cabeza. Pero el anfitrión de esta COP30, el presidente brasileño Luiz Inácio Lula da Silva, abrió un jugoso melón al principio de esta cita: en Belém debe impulsarse una hoja de ruta para superar la dependencia de los combustibles fósiles. Y el apoyo a esa iniciativa está creciendo en la semana final de esta conferencia que se celebra bajo el paraguas de la ONU.
Este martes una veintena de ministros han decidido mostrar ese apoyo públicamente, en una conferencia de prensa. Estaban los representantes de Alemania, el Reino Unido, Colombia, Kenia... También la ministra española para la Transición Ecológica, Sara Aagesen. “Creo que lo vamos a conseguir”, ha explicado a la prensa tras esa conferencia. “Ahora es el momento ya de cruzar ese punto de inflexión y tener algo concreto”, ha añadido la española sobre la necesidad de impulsar esa hoja de ruta para dejar atrás los combustibles fósiles.
De momento, en el borrador que ha distribuido la presidencia de la COP se incluye esa mención a la hoja de ruta o mapa del camino a seguir. También, se cita la necesidad de poner fin a las ayudas públicas a los combustibles fósiles, otro de los puntos en los que ha incidido Aagesen.
“El mapa del camino es esencial”, ha explicado por su parte la ministra de Medio Ambiente de Colombia, Irene Vélez Torre. Este país lo sabe bien, porque es productor de petróleo y carbón, y se ha comprometido a poner fin a esas extracciones. Una hoja de ruta no es solo una necesidad para combatir el cambio climático —los combustibles fósiles son el principal causante del calentamiento— sino también para que los países que son productores y tienen economías dependientes de esas exportaciones puedan tener una transición justa.
De momento, la lucha está centrada en que de esta cumbre salga un mandato para elaborar en las próximas conferencias la hoja de ruta. Pero solo la mención a los combustibles fósiles hace saltar las alarmas en las negociaciones sobre cambio climático desde hace más de tres décadas. Porque desde que se firmó en 1992 la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, de la que cuelgan estas COP y el Acuerdo de París, se ha hablado y legislado para acabar con las emisiones de efecto invernadero. Pero no se había conseguido hacer menciones directas a sus principales causantes, los combustibles, y la necesidad de alejarse de ellos hasta la cumbre de 2023, que se celebró en Dubái. Ahí los países acordaron, para sorpresa de muchos, una declaración en la que se abogaba por dejarlos atrás.
En la del año pasado, en Bakú, no fue posible recuperar aquella mención. De hecho, el anfitrión, el presidente de Azerbaiyán, Ilham Aliyev, calificó hace justo un año en la apertura de la COP29 de Bakú a los combustibles como “un regalo de Dios”.
Ahora, en Brasil, Lula ha lanzado el guante, que han recogido más de 20 países públicamente en una iniciativa impulsada por las Islas Marchall. Se espera que en las próximas horas se vayan sumando más naciones, y algunas fuentes cifran en entre 60 y 80 los apoyos que podría recabar esta iniciativa. Ed Miliband, el secretario de Estado de Energía del Reino Unido, ha incidido en los transversal de esta coalición que se está fraguando al unir a naciones del norte y el sur global.
Pero la clave no está en los que suscriben esta inciativa, sino en los que la rechazan. En citas anteriores, los países petroleros, con Arabia Saudí a la cabeza, han bloqueado las menciones al petróleo, el gas y el carbón argumentando que se debe hablar solo de emisiones. De momento, guardan silencio. Pero Aagesen ha insistido este martes en que lo que se pretende hacer ahora en la COP30 es darle continuidad a algo ya acordado en la cumbre de Dubai: cómo dejar atrás los combustibles fósiles que están detrás de la crisis climática.
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