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Así se transformará el turismo en España con el cambio climático: menos viajes en verano, más naturaleza y agua para los visitantes en las calles

Una encuesta con datos de 10 países muestra que el número de europeos dispuestos a viajar al área mediterránea de junio a noviembre ha caído un 10% respecto al año pasado

Varios turistas se protegen del sol con sombreros y paraguas ante la falta de sombra en la Puerta del Sol de Madrid, el lunes.Foto: DAVID EXPÓSITO | Vídeo: EPV
Miguel Ángel Medina

Las temperaturas cada vez más extremas que están viviendo España y el sur de Europa a causa del calentamiento global transformarán el turismo en los próximos años. “Empieza a haber una tendencia de que los viajeros europeos busquen en verano alternativas a los países mediterráneos del sur que, sin embargo, siguen siendo los destinos preferidos”, explica Eduardo Santander, director de la Comisión Europea de Viajes (ETC son sus siglas en inglés). Las cada vez más constantes olas de calor, muy dañinas para la población más vulnerable, no causan todavía cancelaciones, pero afectan ya a ciertos destinos: Atenas, por ejemplo, cierra el Partenón durante las horas más calurosas. Los expertos prevén que en los próximos años se reduzcan los viajes en julio y agosto, pero a cambio se amplíe la temporada turística y aumenten las pernoctaciones en zonas de naturaleza; además, los destinos deberán adaptarse para ofrecer vegetación, sombras y agua a los turistas durante estos episodios.

La Comisión Europea de Viajes, una entidad que aglutina a 35 entes nacionales de turismo —incluido TurEspaña—, acaba de publicar una encuesta con datos de 10 países que muestra que el número de europeos dispuestos a viajar al área mediterránea de junio a noviembre ha caído un 10% respecto al año pasado; y que un 7,6% de los viajeros ven los fenómenos climáticos extremos como un motivo de preocupación para sus trayectos. “Se empiezan a beneficiar otros destinos más frescos que tradicionalmente no han sido los más elegidos durante el verano, como Irlanda, Dinamarca, Bulgaria… Eso no quiere decir que la gente no vaya a viajar a España, Italia o Grecia, pero sí que se empiezan a plantear otros destinos por motivos climáticos”, apunta Santander.

Una fila de personas esperan bajo sombrillas para entrar en la Alhambra de Granada, el martes.
Una fila de personas esperan bajo sombrillas para entrar en la Alhambra de Granada, el martes. miguel angel molina (EFE)

Coincide Zoritsa Urosevic, directora ejecutiva de la Organización Mundial del Turismo (OMT): “Las olas de calor están teniendo un alto impacto en la elección de destinos vacacionales. Las temperaturas extremas están desincentivando que ciertos tipos de turistas viajen al área mediterránea, y apuesten por otras zonas menos populares en el norte”. Santander tercia: “Hay un cambio de percepción de lo que el cambio climático puede provocar en el turismo. Además, el viajero empieza a tener predilección por destinos que se preocupan por estas cuestiones: sostenibilidad, naturaleza…”.

En cualquier caso, esa tendencia incipiente no tiene todavía efecto en las reservas de alojamientos. “No está habiendo una reducción de reservas por el calor. Pero sí están aumentando las pernoctaciones en zonas de naturaleza con temperaturas más suaves, como en el interior de Cataluña, en los Pirineos, Asturias, Cantabria…”, explica Jorge Marichal, presidente de la Confederación Española de Hoteles y Alojamientos (Cehat), que aglutina 1,8 millones de plazas hoteleras. De hecho, los británicos —una de las nacionalidades que más visita España— han reservado este año menos vacaciones en su país y más en el Mediterráneo, aunque en gran parte se debe a que continúa el interés por escaparse a las playas tras los confinamientos y las restricciones de vuelos, según la asociación británica de agencias de viajes (ABTA), citada por Reuters.

Tampoco se está notando en los vuelos, que no dejan de crecer. “El acumulado de tráfico aéreo en España es un 2% superior respecto a 2019, año récord de recibimiento de turistas, y podríamos superar los 275 millones de viajes de ese año”, señala Javier Gándara, presidente de la Asociación de Líneas Aéreas (ALA), patronal del sector. “Está claro que por ahora el calor no está afectando. Tiene que ver que los turistas del norte de Europa no vienen aquí solo por la meteorología, sino también para disfrutar de las playas, la gastronomía, las tiendas, la fiesta, el estilo de vida… Así que si los destinos se van adaptando se pueden mitigar los efectos”, añade.

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Muchos de los viajes de los europeos se reservan con meses de antelación, con lo que es difícil anticipar fenómenos extremos. “Cada vez más gente esperará al último momento para reservar sus vacaciones y evitar este tipo de problemas, con lo que el sector tendrá que ser ágil y adaptarse, como ya pasó con la pandemia”, apunta Santander.

Venta de agua a la entrada de la Sagrada Familia, en Barcelona, el martes.
Venta de agua a la entrada de la Sagrada Familia, en Barcelona, el martes.NACHO DOCE (REUTERS)

En general, la mayoría de los seguros de viaje no incluyen las olas de calor o las temperaturas extremas como un motivo para anular un vuelo o una estancia. “Cubrimos las condiciones meteorológicas adversas que impidan la salida de un medio de transporte, pero una ola de calor no lo suele impedir”, responde un portavoz de Allianz Partners, una de las mayores empresas del sector. “No hemos tenido ninguna reclamación por este motivo; si se empezaran a dar, adaptaríamos nuestros productos a la realidad”, añade. La patronal de seguros Unespa remite a su web, donde recoge las principales causas reconocidas para anular viajes: operación médica, enfermedad, despido o nueva contratación.

Oportunidad para ampliar la temporada

Marichal cree que los cambios en el clima pueden ser una oportunidad: “El calor puede servir para la desestacionalización del turismo, es decir, alargar la temporada y que los visitantes vengan más en primavera y otoño”. Es algo similar a lo que señala un reciente informe del Ministerio de Medio Ambiente de Italia —citado por Reuters—, que muestra que los turistas extranjeros viajarán en el futuro más en primavera y otoño y elegirán destinos más frescos. A eso puede ayudar la mayor flexibilidad laboral impuesta tras el covid, según Urosevic: “Tras los confinamientos, cada vez más gente tiene trabajos que les permiten teletrabajar, y tienen también más flexibilidad para coger las vacaciones en meses diferentes a julio y agosto, lo que puede beneficiar a más destinos turísticos”. Sin embargo, el reto de la desestacionalización son las vacaciones escolares, que coinciden al 100% con la temporada alta.

Estas temperaturas obligarán a las autoridades a cuidar más a los turistas para evitar sustos, tal y como explica Eleni Myrivili, que ha sido concejala de Calor en Atenas durante dos años: “Nosotros trabajamos con la Cruz Roja para llevar furgonetas con agua e información sobre el calor a las zonas más turísticas, como la Acrópolis. Es importante que todos tengan agua y sean conscientes del peligro. Además, hace unos días cerramos la acrópolis durante unas horas porque hacía demasiado calor y nos preocupaba que la gente pudiera tener problemas”. En su opinión, “es fundamental que los espacios públicos a los que van a acudir tanto los turistas como la población se rediseñen para que refresquen, con sombras, plantas y agua”. De hecho, este verano ha habido varios casos de turistas evacuados de urgencia en Italia por golpes de calor.

Miles de turistas pasan calor junto al Partenón de Atenas, el 4 de julio.
Miles de turistas pasan calor junto al Partenón de Atenas, el 4 de julio. Thanassis Stavrakis (AP)

Santander apunta que las ciudades tendrán que planificar la atención a los turistas durante las olas de calor, e incluso restringir las visitas en ciertos monumentos cuando sea necesario. “La digitalización puede ser una herramienta clave para ayudar en este aspecto”, señala. Ester Higueras, profesora de Urbanística en la Escuela de Arquitectura de Madrid, percibe más cambios: “Tendremos que cambiar las pautas de visitas para hacerlas más nocturnas, algo que se puede potenciar desde el sector turístico para hacerlas más atractivas. En las horas de sol habrá que volver a la siesta, porque no es sano visitar nada cuando hay mucha radiación y calor. Además, se pueden hacer itinerarios turísticos sombreados, con árboles, fuentes y zonas de descanso”.

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Sobre la firma

Miguel Ángel Medina
Escribe sobre medio ambiente, movilidad -es un apasionado de la bicicleta-, consumo y urbanismo. Licenciado en Periodismo por la Universidad Complutense, ha ganado los premios Pobre el que no cambia su mirada y Semana Española de la Movilidad Sostenible. Ha publicado el libro ‘Madrid, preguntas y respuestas. 75 historias para descubrir la capital’.

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