Nacen cuatro cachorros de lince dentro de una caja en un cortijo habitado

El propietario del cortijo situado en el valle de Matachel (Badajoz) no daba crédito. En una estantería, al fondo de una nave ―pegada a su vivienda― donde acumula materiales y trastos en desorden, cuatro diminutos linces, recién nacidos, le miraban desde una caja de madera. No era una camada de gatos, como pensó cuando escuchó un sonido extraño que procedía del fondo del habitáculo. Tras el sorprendente hallazgo, se puso en contacto de forma inmediata con las autoridades. “Es la primera vez que se registra una situación semejante”, explica María Jesús Palacios, directora del Programa de Conservación de la dirección general de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura. Se han dado casos parecidos en los que los felinos, en peligro de extinción, eligen un emplazamiento similar para alumbrar a sus camadas, pero suelen ser cortijos abandonados o naves aisladas. “Nunca habíamos visto que lo hicieran en un lugar habitado”, aclara Palacios. Cuando el animal ha tomado esa decisión es porque debe de estar muy a gusto y porque es una zona tranquila. “Es bonito ver cómo se encuentran en un mismo espacio el hombre y el lince”, añade.

El coordinador de área, que se desplazó al cortijo para comprobar la veracidad de la información recibida, observó sorprendido cómo la hembra de lince había elegido un lugar tan extraño como una caja de madera para parir. Algo inusual en la especie, que normalmente cría en oquedades o en huecos de troncos. Desde Sostenibilidad de la Junta de Extremadura, aseguran que el dueño de la vivienda está muy contento de que el nacimiento se haya producido en su propiedad. Asegura, también, que no le molesta y que le gustaría que la hembra siguiera criando a sus crías allí. Cuando los cachorros crezcan, la madre los cogerá con la boca “por el cuello con suavidad y mucho amor” y los trasladará a otras gateras, que estarán más escondidas en el campo, describe Palacios. A partir de ahí, puede elegir troncos de árboles o alojarlos entre piedras para que los pequeños sigan creciendo y desarrollando sus habilidades.

El Gobierno regional ha lanzado un mensaje para aquellas personas que se puedan encontrar con una situación similar: “Si el propietario está conforme con lo ocurrido, los animales pueden permanecer ahí sin ningún problema, ya que no son peligrosos. Pero en el caso de que no quiera, le den miedo o inseguridad, solo tiene que llamar al servicio de urgencias y emergencias 112 Extremadura y, a partir de ese momento, rápidamente nos coordinaremos y actuaremos”, explica Palacios. Este organismo valora lo importante de que pueda ocurrir algo “tan inesperado, tierno y bonito, donde la tranquilidad de la hembra en ese sitio lo dice todo”.

De solo 94 a 1.365 linces

En España y Portugal tan solo existían 94 ejemplares de la especie en el año 2002. Dos décadas después, el número de individuos ha ascendido de tal forma que la especie salió del peligro crítico de extinción en 2015. En el último censo, de 2021, la población de lince ibérico batió un nuevo récord, con un total de 1.365 ejemplares censados, entre adultos, subadultos y cachorros, lo que supuso un aumento del 23% con respecto al año anterior.

En el caso de Extremadura, el proceso de recuperación del lince ibérico arrancó en 2014, se soltaron seis linces juveniles en el valle de Matachel, de los que dos fallecieron por atropello. Desde entonces, la población ha ido aumentando hasta los 200 que hay censados en la actualidad. La Dirección General de Sostenibilidad de la Junta de Extremadura explica que ha aumentado la cantidad de nacimientos en el medio salvaje de manera muy importante. “En los últimos años, su número se ha multiplicado por 10; en 2022 nacieron alrededor de 60 cachorros y para 2023 se espera un incremento mucho mayor con entre 80 y 90 crías”, concretan.

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