Sierra de la Culebra: un incendio gigantesco que no pone en peligro a los lobos, pero sí un modelo de convivencia ejemplar
Biólogos aseguran que estos animales huyen de las llamas y no suelen quemarse en los fuegos, pero en esta época del año sus crías apenas tienen unas semanas
Ante un desastre ecológico como el del incendio de la sierra de la Culebra, uno de los más devastadores registrados en España con cerca de 30.000 hectáreas calcinadas, resulta demasiado simplista fijarse en una sola especie. Sin embargo, este enclave único en el oeste de la provincia de Zamora era conocido hasta ahora dentro y fuera de España, sobre todo, por la alta concentración de lobos ibéricos. “La sierra de la Culebra tiene un nombre a nivel mundial, es un sitio de referencia”, explica Vicente Palacios, biólogo experto en estos carnívoros y residente en un pueblo de la zona, Villanueva de Valrojo, que asegura no temer tanto por la supervivencia de estos depredadores como por el modelo económico y social en torno a la naturaleza que se había creado en este lugar. “La sierra de la Culebra era una ventana para el mundo de cómo se puede vivir con lobos, me da pena que un ejemplo como este de coexistencia con ellos pueda desaparecer por el incendio”.
El paso de las llamas ha dejado un tétrico paisaje de tierra negra y árboles carbonizados, en los que no hay ni rastro de animales, que han huido del fuego. “Los lobos raramente mueren en un incendio”, asegura Juan Carlos Blanco, uno de los mayores especialistas en estos cánidos del país, que afirma estar “horrorizado” por lo ocurrido. Aunque este descomunal incendio ha ocurrido cuando las crías de estos animales apenas tienen unas semanas de vida, este biólogo tampoco se muestra especialmente preocupado por la suerte de los depredadores, pero sí por toda la gente que vive aquí de la naturaleza, un tesoro convertido ahora en cenizas. “Es un desastre para la sierra de la Culebra, para el turismo de naturaleza y para el turismo de lobos”, incide.
Como detallas Palacios, la sierra de la Culebra es un territorio de unos 600 kilómetros cuadrados, utilizado por unas nueve o 10 manadas de lobos. No es que los animales se concentren todos aquí, sino que se mueven por alguna parte de este espacio, junto a otros cotos colindantes. En realidad, estos depredadores son muy territoriales, distribuyéndose las distintas manadas por extensiones muy grandes, de unos 150 kilómetros cuadrados. Por ello, a pesar de la enorme escala de la devastación, los biólogos estiman que el área ardida de unas 30.000 hectáreas (300 kilómetros cuadrados) puede afectar a unas tres o cuatro manadas.
Antes del incendio aquí venía mucha gente para intentar ver lobos, siendo este tipo de turismo, junto a los alojamientos rurales y la caza, una de las principales actividades económicas. Desde una zona elevada, Javier Talegón, de una de las asociaciones especializadas en observación de estos animales, Llobu, rastrea con sus prismáticos la zona devastada. Lleva días sin ver lobos. “Hay al menos tres o cuatro zonas de cría afectadas por las llamas”, sostiene este biólogo, inquieto por la suerte de los cánidos. Lo normal es que hayan escapado, pero las crías recién nacidas son difíciles de trasladar y es posible que haya muerto alguna.
Aunque los lobos tienen capacidad para desplazarse y huir del fuego, Talegón afirma que pueden chocar con otras manadas que protejan su territorio de la llegada de nuevos congéneres. Los jabalíes, corzos, ciervos y demás fauna que sirve de alimentos para estos mamíferos salvados también se verán perjudicados por el fuego, con la consiguiente “pérdida de diversidad, refugio y alimento” en toda la cadena trófica. “Nunca podríamos cuantificar cuánto daño ha hecho”, lamenta el experto dedicado a la observación de estos animales, que apunta que las cenizas pronto pueden llegar a las aguas superficiales y subterráneas del lugar y dañar el pH y, por tanto, a la vida acuática de la sierra. Un estudio del Ministerio de Medio Ambiente concluyó que anualmente unas 3.000 personas acuden a este lugar para observar lobos y generan con ello un impacto de 1,8 millones de euros para esta parte del oeste de Zamora, muy necesitada de inversiones e ingresos: “Aquí solo tenemos esto, no hay empresas ni industria”, recalca Talegón.
Se calcula que en España hay unas 300 manadas de lobos, que pueden incluir entre unos cuatro y ocho ejemplares, en función de las crías que haya en cada momento. Estos depredadores, cuya caza está prohibida en el país desde septiembre de 2021, son todavía causa de conflicto en muchos lugares, por los daños ocasionados al ganado. Sin embargo, hasta la llegada del fuego el pasado miércoles por la tarde, la sierra de la Culebra se había convertido en un ejemplo de coexistencia con los depredadores, mucho mejor tolerados que en otras áreas loberas por el turismo que atraía y los ingresos que dejaban. “Más que el hecho de que hayan muerto equis ejemplares, me preocupa cómo se va a reconstruir esto en los próximos años para que no se pierda lo que se había conseguido”, destaca Palacios.
Todavía debe confirmarse la extensión quemada y evaluarse todos los daños de este incendio causado por un rayo y espoleado por las altas temperaturas, la baja humedad y el viento. Pero las áreas de bosque ahora negras tardarán años en recuperarse. “Es desolador”, se lamenta el biólogo de Villanueva de Valrojo: “Yo ya no volveré a ver esto cómo estaba la semana pasada”.
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