Los cambios en la factura eléctrica difuminan las diferencias de las horas punta, llano o valle
Expertos señalan que en la situación actual resulta difícil rebajar el recibo desplazando el uso de los electrodomésticos, pero también que justo ahora compensa de forma especial ahorrar energía
Los cambios en la factura eléctrica aprobados en septiembre por el Gobierno y los elevados precios del megavatio hora en el mercado mayorista han desvirtuado en gran medida el sistema de horas valle, llano y punta que entró en vigor en junio. Aunque la facturación por tramos horarios sigue aplicándose a millones de ciudadanos, en estos momentos se ha vuelto mucho más complicado ahorrar poniendo a una hora determinada el lavavajillas o la lavadora. No solo por reducirse las diferencias entre los tramos más baratos y los más caros, sino porque a menudo resulta difícil hasta atinar con la hora más económica para encender los electrodomésticos.
Un ejemplo de este jueves: si a una lavadora media con calificación energética C le aplicamos los precios de la tarifa regulada (PVPC) de este jueves 14 de octubre, la diferencia entre la hora más cara y la más barata fue de solo 6 céntimos de euros. Poner la lavadora a las 8.00 (periodo llano) fue más caro que hacerlo a las 12.00 (punta). Y aún más sorprendente: lo más barato era darle al botón de encendido a las 15.00 (llano), más que de madrugada, supuestamente el horario valle más económico. Así que si alguien dejó algún electrodoméstico programado para las 2.00 o las 4.00, el ahorro no fue como esperaba.
La nueva situación salta a la vista en los gráficos de Red Eléctrica de España (REE) con el término de facturación de energía de la tarifa PVPC, pues la curva de euros por kilovatio hora ha dejado de tener las dos jorobas que hasta ahora mostraban de forma clara los horarios más caros del periodo punta: de 10.00 a 14.00 y de 18.00 a 22.00. De pronto, las fronteras de precio entre los distintos periodos horarios han dejado de ser tan evidentes. Como señala Francisco Valverde, analista del mercado eléctrico, “los tramos no han desaparecido, pero ahora es mucho más difícil, hay que estar pendiente todo el rato de los cambios”.
Con todo, este experto también recalca que justo en este momento compensa de forma especial ahorrar en el consumo de electricidad: no desplazando las horas de los electrodomésticos, sino sobre todo reduciendo el uso de la energía. Es decir, no poniendo la lavadora a una hora determinada, sino utilizando este aparato eléctrico con los programas más eficientes, bajando la temperatura del agua, llenándolo a plena carga o incluso alargando el uso de la ropa para lavar menos. “Lo mejor es instalar unas placas fotovoltaicas en casa y olvidarse de todo, pero ahora también es cuando más se nota en la factura los consejos de toda la vida para ahorrar, como usar la olla a presión o el microondas”, subraya Valverde.
La entrada en vigor de la factura eléctrica por tramos horarios el pasado 1 de junio suscitó muchas críticas, por no entenderse el nuevo sistema y por temor a que aumentase las desigualdades entre los ciudadanos en el recibo de la luz. La polémica quedó enterrada este verano por un tsunami también relacionado con la electricidad, pero procedente de un sitio muy distinto: el desorbitado precio de la electricidad en el mercado mayorista, principalmente, por el alza del precio del gas natural. Aunque esto se ha traducido de forma muy desigual en las facturas domésticas, esta situación extraordinaria llevó al Gobierno de Pedro Sánchez a presentar nuevas medidas en septiembre para mitigar el impacto del megavatio hora (reducción de “exceso de retribución”, impuestos, cargos...), en un Real Decreto-ley 17/2021 con importantes implicaciones no solo para las empresas energéticas o el sistema eléctrico sino también en las casas de los ciudadanos, el ahorro y la eficiencia, o la propia transición energética.
Según el Ministerio para la Transición Ecológica, “las últimas medidas han reducido con carácter extraordinario los cargos que se repercuten en la parte fija del recibo, que hasta 31 de diciembre son un 96% más bajos que los actuales, reduciendo las diferencias entre los tramos horarios punta, llano y valle”. No obstante, el departamento de Teresa Ribera incide en que estos cambios son temporales y también destaca que “nunca ha sido tan rentable el ahorro como en estos momentos de precios altos”.
Con la facturación por periodos horarios, algunas horas eran mucho más caras por incorporar en el precio más cargos (como financiación de las renovables o sobrecoste de producción en los territorios no peninsulares) y peajes (costes de distribución y transporte de la energía). Sin embargo, la drástica reducción de los cargos aprobada por el Gobierno hasta final de año ha diluido las diferencias entre los tramos punta, llano y valle. Pero, además, como apunta Valverde, este efecto se acentúa con el aumento del peso en el recibo de la luz de la parte correspondiente a la energía, que ocurre por la reducción de los otros elementos de la factura y por los precios estratosféricos de megavatio hora. Esto explica que haya días como este jueves que baje mucho el precio al mediodía, al entrar a funcionar más plantas solares que expulsan del sistema al gas. Pero también que compense más que antes ahorrar en la parte de la energía de la factura.
La alternativa del cheque
Los precios altos de la electricidad suponen un problema muy real para muchos ciudadanos, pero también son una señal para promover el ahorro y la eficiencia. En este punto, algunos expertos en energía critican que el Gobierno haya bajado la luz de forma generalizada, incluyendo a las personas para las que la extraordinaria subida del megavatio hora no significa tanto, ya sea por tener una tarifa fija a la que no afecta los vaivenes del mercado mayorista o por contar con un mayor nivel de renta. Según recalca Jorge Sanz, director asociado de la consultora Nera y presidente de la Comisión de Expertos para la Transición Energética con el último Gobierno del PP, “hay gente que lleva un móvil de 1.000 euros a los que también se les ha bajado la tarifa de la luz”.
Este consultor está de acuerdo en que debe ser prioritario ayudar a todas aquellas personas con dificultades por el alza del precio, pero considera que la mejor forma de hacerlo es con un cheque que mitigue la subida solo a esa parte de la población. “Aquí hay que salvar a los que lo necesitan, pero no a todo el mundo”, comenta Sanz. En su opinión, “adulterar la señal de precio es bueno para la política, pero malo para la descarbonización”, pues defiende que son precisamente los precios altos los que vuelven más interesantes las inversiones en eficiencia energética o energías renovables, para avanzar en la transición energética.
Como cuando hay sequía
Pedro Linares, profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI y director del centro de estudios Economics for Energy, ve con buenos ojos la alternativa del cheque para aquellos en dificultades por la subida de la electricidad y apoya mantener el precio real como señal, pero considera que además de la billetera hay otros factores que también intervienen en la decisión de ahorrar o invertir en eficiencia. “Aquí es muy importante la percepción, la gente puede sentir la necesidad de ahorrar energía eléctrica aunque le suponga solo una reducción de unos pocos euros”, comenta. “Es como con el agua cuando hay sequía, la emergencia provoca que se perciba mucho más que hay que ahorrar”, recalca Linares.
Si bien el plan de choque del Gobierno ha generado mucha controversia en el sector eléctrico, incluso del lado de las energías renovables, fuentes del Ministerio para la Transición Ecológica defienden las medidas por la necesidad de “acompañar a los consumidores y mantener los precios de la electricidad en un nivel asequible para que avance la electrificación de la economía, una pieza clave de la descarbonización”.
En este punto, el profesor de la Escuela Técnica Superior de Ingeniería ICAI advierte de las consecuencias que puede tener para la transición energética la alarma social generada por los precios de la electricidad. Aunque la escalada del megavatio hora se debe principalmente al alza del precio del gas natural, y en mucho menor medida a los derechos de emisión de CO₂ (a los que corresponden cerca de un 8% del precio total), Linares opina que hay aprender de lo que está ocurriendo para no provocar desencantos. “Lo que más daño hace es generar expectativas que no se cumplen: se transmite siempre a la gente que la transición es buena y que las renovables son más baratas, lo que es cierto, pero también hay que explicar que mientras haga falta respaldo del gas estaremos expuestos a sus precios”, comenta Linares. “A largo plazo, cuando acabe la transición, estaremos mucho mejor, pero hay que contar la parte mala de la película; si no, se pone en riesgo la credibilidad de la transición energética”.
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