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SpaceX logra ‘cazar’ en el aire el propulsor Super Heavy de una Starship al volver a la base

El cohete más grande de la historia cumple con éxito, en su quinto vuelo de prueba, un reto clave para convertirse en reutilizable y poder ser pieza fundamental en las próximas misiones de la NASA a la Luna

El propulsor Super Heavy regresó a la base de Boca Chica (Texas, EEUU) y fue capturado por una gran pinza mecánica en la misma torre de lanzamiento, siete minutos después del despegue de la quinta prueba de una nave Starship. Vídeo: EPV

El quinto vuelo de prueba de un megacohete Starship despegó este domingo con éxito desde la base de SpaceX en Boca Chica (Texas, EE UU), a las 14:25 hora peninsular española. Tras el éxito completo del anterior ensayo, el cohete espacial más grande y potente de la historia afrontaba hoy un reto clave en su camino para cumplir su promesa de ser reutilizable. Y siete minutos después del despegue lo logró. Después de haber puesto a la nave en una trayectoria suborbital, el propulsor Super Heavy regresó a la base y fue cazado en el aire por una gran pinza instalada en la torre de lanzamiento. Era la primera vez que se intentaba esa sofisticada maniobra.

El lanzamiento comenzó con la buena señal de que todos los 33 motores Raptor del propulsor se encendieron al final de la cuenta atrás —en la cuarta prueba había fallado uno de ellos—. Por primera vez, el despegue de una Starship ha sido impecable. Sus dos componentes principales, el gran cohete propulsor Super Heavy y la nave superior, que forman un imponente conjunto de 121 metros de altura, permanecieron juntos hasta el minuto 2:43 de vuelo, cuando —a 70 kilómetros de altitud y 5.200 kilómetros por hora de velocidad— el propulsor apagó sus motores y la nave encendió los suyos, produciéndose la denominada separación en caliente.

Poco más de un minuto después, el director de vuelo de la misión comunicó que todas las comprobaciones habían sido satisfactorias y que SpaceX iba a intentar algo inédito en la historia de la carrera espacial: aterrizar el gran propulsor en el mismo lugar de despegue, atrapándolo en los segundos finales de su descenso con una gigantesca pinza robótica, que SpaceX denomina Mechazilla en homenaje al monstruo de ciencia ficción Godzilla. En el momento en que esa sofisticada operación concluyó sin aparentes problemas, se produjo una explosión de júbilo en la base de la compañía aeroespacial de Elon Musk. Acababa de amanecer en Texas y el magnate tecnológico presumió del logro en su red social X, con una publicación que decía “Buenos días”, junto a una foto del final feliz:

En cuanto a la parte superior de la nave, que despegó impulsada por ese superpropulsor rescatado, el plan de vuelo fue muy similar al de la anterior prueba, con una trayectoria suborbital que concluyó con un amerizaje suave en el océano Índico —al oeste de Australia—, una hora y cinco minutos después del lanzamiento. Una vez en el agua, la nave explotó, pero hasta entonces, todas las fases del delicado descenso de la nave se completaron de acuerdo a lo previsto, según indicó el control de la misión durante la retransmisión ofrecida por la propia compañía aeroespacial.

En los últimos meses, los ingenieros de SpaceX habían estado trabajando para reemplazar por completo la coraza térmica de la Starship. Ese sistema, que protege a la nave del calentamiento durante su reentrada en la atmósfera, mostró ciertos problemas al final del cuarto vuelo de prueba el pasado mes de junio.

La empresa aeroespacial de Elon Musk se había manifestado muy cautelosa con respecto a la realización de la espectacular maniobra de captura del superpropulsor, advirtiendo de que solo se intentaría si las condiciones eran adecuadas: “Miles de parámetros distintos del vehículo y la plataforma deberán cumplirse antes de un intento de retorno y captura del propulsor Super Heavy. Para ello, se necesitará que las comprobaciones automáticas muestren que los sistemas del propulsor y de la torre estén en buenas condiciones; y además, que el director de vuelo de la misión dé la orden manual”, segun explicó SpaceX en su plan para esta quinta prueba de una Starship. Si no se daban ambas condiciones, el propulsor seguiría con su trayectoria prevista para un amerizaje suave en las aguas del golfo de México. En cualquier caso, la compañía también había avisado de que, en su regreso, el Super Heavy alcanzaría velocidades supersónicas, por lo que se producirían explosiones sónicas audibles en la zona de aterrizaje.

Los próximos retos de Starship

El primer vuelo de una nave Starship fue en abril de 2023. Acabó en explosión, igual que los dos siguientes. Solo en el cuarto ensayo, por primera vez los dos completaron trayectoria sin estallar por el camino. Una vez finalizada hoy la quinta prueba, con el gran éxito de la captura del propulsor —en el primer intento de esa maniobra— y con mejoras importantes en el regreso de la parte superior de la nave, SpaceX aún no ha desvelado cuáles serán sus siguientes pasos. Tras cuatro meses de espera que enfadaron a Musk, su empresa por fin obtuvo ayer autorización de la Administración Federal de Aviación (la FAA, por sus siglas en inglés) para realizar dos ensayos como el de hoy. Por tanto, sería posible un sexto vuelo de prueba de Starship antes del final de 2024, en el que SpaceX consolidara y optimizara los logros que acaba de alcanzar. En el momento en que la pinza atrapó el superpropulsor, salían de él unas anómalas llamaradas, y el análisis de todos los datos en las próximas semanas dirá qué mejoras hay que realizar.

Más allá de perfeccionar las maniobras realizadas hoy, el siguiente gran reto es convertir la Starship en un modelo de lanzadera espacial total y rápidamente reutilizable. Para ello tendría que recuperarse en la misma base de lanzamiento no solo el propulsor, como hoy, sino también la nave superior; y ambos, en perfectas condiciones para volverse a lanzar en pocas horas. Ese es uno de los sueños de Elon Musk: tener una gran flota de naves Starship constantemente transportando carga y tripulantes a la órbita terrestre. Aunque para eso primero tiene que lograr colocar la nave en órbita —de momento, sus vuelos han sido suborbitales— y descenderla.

La ambición de Musk con las naves Starship va mucho más allá de ese lucrativo negocio de transporte de satélites y astronautas a la órbita terrestre baja. Esa es solo una primera parada en su gran objetivo, llegar a Marte, cosa que el multimillonario estadounidense ha dicho que intentará en 2026.

Además, la NASA —cuyo administrador, Bill Nelson, ha felicitado efusivamente a SpaceX por los logros de hoy y le animó a seguir con sus pruebas intensivas— ha seleccionado una versión modificada de la Starship para descender a la primera mujer que va a pisar la Luna, en la misión Artemisa 3, actualmente prevista también para ese mismo año. Y para llegar a la Luna o a Marte, SpaceX tiene también por delante otro reto tecnológico descomunal y también inédito: conseguir recargar con combustible las Starship en pleno vuelo, en la órbita terrestre.

En realidad, las fechas de esas misiones lunares y marcianas siguen sin estar claras, a la espera de que Starship logre superar los próximos retos en su desarrollo. Lo que sí es seguro es que Elon Musk seguirá presionando a la FAA para poder realizar pruebas de su megacohete cada vez con más frecuencia, espoleado por el interés de la NASA en utilizarlo para que EE UU gane a China la nueva carrera espacial.

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