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El origen de la cucaracha: de los campos de India a tu cocina

Un nuevo estudio genético ha revelado el origen de este animal que nos atormenta

Amplio ángulo de una cucaracha caminando sobre un horno.
Una cucaracha camina sobre el horno de una cocina.Joao Paulo Burini (Getty Images)
Laura Camón

La mayoría de las cucarachas no nos molestan. Llevan existiendo en los diversos ecosistemas de la Tierra 130 millones de años, ayudando a reciclar la materia orgánica de la que se alimentan. Hoy en día, hay aproximadamente 4.000 especies y menos del 1% viven entre nosotros. Entre ellas, solo una, la cucaracha alemana (Blattella germánica), es la que causa gran parte de las plagas en el mundo. Por fin, la ciencia ha trazado su historia.

Resulta que la cucaracha alemana vive exclusivamente en entornos urbanos, no existe ninguna población en la naturaleza. Entonces, ¿de dónde vienen? A pesar de su nombre, nunca se ha creído que viniese de Europa, ya que aquí no tenemos otras especies del género Blattella.

El primer registro histórico de este animal en Europa ronda la época de la Guerra de los Siete Años (1756-1763). Los nombres comunes que le daban variaban según el bando: los rusos la llamaban la “cucaracha prusiana” y sus oponentes la “cucaracha rusa”. Finalmente, en 1767 Linneo recogió unos ejemplares en Alemania y le puso el nombre de Blattella germánica, pero realmente desconocía su origen.

Se creía que esta cucaracha podría venir de África, hasta que en 1950 unos científicos de la Universidad de Harvard hicieron una expedición a la India y descubrieron otra cucaracha llamativamente parecida. La hipótesis de que salió de Asia pasó a ser la más aceptada, pero cómo llegó a esparcirse por todo el mundo seguía siendo un misterio. Hasta ahora.

Un grupo de científicos han tomado muestras de ADN de estos artrópodos en 17 países alrededor del mundo y han comparado sus secuencias. Los resultados, recientemente publicados en la revista PNAS, les han permitido trazar el viaje de la cucaracha alemana desde su origen hasta nuestros hogares.

La secuencia de la cucaracha alemana era casi idéntica a la de la Blattella asahinai, una cucaracha del golfo de Bengala. Esto significa que estas dos especies divergieron hace relativamente poco tiempo, en concreto 2.100 años, probablemente cuando los agricultores indios dejaron el campo para vivir en ciudades.

La primera vez que salió de la India fue hace 1.200 años y se dirigió hacia el oeste, pero no llegó demasiado lejos. Más tarde hubo otra oleada que llegó a Indonesia y solo hace 270 años, llegaron a Europa, lo que concuerda con los relatos de la Guerra de los Siete Años. Por último, colonizaron el resto del mundo hace 120 años.

El que la cucaracha alemana empezase a viajar hace tan poco tiempo tiene explicación. Esta especie se caracteriza por tener una esperanza de vida muy corta, lo que implica que, para distribuirse por el mundo, necesita tiempos de transporte cortos. A medida que progresaba la tecnología humana, los transportes se hacían más rápidos y se acortaba la duración de los viajes. Por eso no sorprende que la mayor expansión de la distribución de cucarachas se produjera en el siglo XX.

Así lo explican los autores del estudio en The conversation: “Creemos que el comercio mundial facilitó esta expansión, porque las poblaciones más estrechamente emparentadas se encuentran en países con vínculos culturales, más que en países que simplemente están cerca unos de otros”.

Además, la cucaracha alemana es una especie tropical que tiene una temperatura óptima de entre 25 y 32ºC. Conforme la tecnología humana fue mejorando las condiciones interiores de las casas, como la calefacción y el aislamiento de los edificios, este animal pudo ampliar su rango de distribución a las zonas templadas. También ayudó el calor de los motores mecánicos y eléctricos de los ascensores, las escaleras mecánicas o los generadores.

Llama la atención que, siendo las dos especies de cucarachas tan parecidas, una se haya quedado en los campos de India y la otra se haya vuelto totalmente urbanita para seguir al ser humano por todo el planeta. ¿Qué aspectos en un animal pueden desencadenar un cambio así en el estilo de vida?

Alta tasa de reproducción y más gregaria

Además de tener una vida corta, la cucaracha alemana se caracteriza por tener un menor tamaño, lo que permite mantener una población más numerosa cuando los recursos son limitados. Esto se traduce en más cucarachas en menos tiempo, lo que aumenta la tasa de evolución y, por tanto, la capacidad de adaptación. Las cucarachas alemanas podían adaptarse rápidamente a las nuevas circunstancias ambientales, como nuevos materiales de construcción, nuevos tipos de alimento y otros factores humanos. Y también desarrollar resistencia a los insecticidas con facilidad.

Pero la principal diferencia entre la cucaracha alemana y la asiática es que la alemana es gregaria, lo que permite que más individuos sobrevivan en pequeños refugios dentro de las viviendas humanas. Esto es muy importante. Si lo pensamos, la mayoría de las especies animales que forman plagas en las ciudades se caracterizan por ser muy sociales, como las ratas.

Esta especie muestra la organización social más avanzada de entre todas las especies de cucarachas que se pueden considerar una plaga. Cuando se encuentran aisladas fuera de su grupo, las cucarachas alemanas sufren el “síndrome de aislamiento”. Los síntomas incluyen el retraso de la maduración sexual y varios trastornos del comportamiento, como una menor búsqueda de comida y una menor exigencia a la hora de evaluar a su potencial pareja reproductora.

Además, cuando están aisladas reducen la cantidad de hidrocarburos que expresan en su cutícula. Estas moléculas se encargan de regular su comportamiento social, son las que les permiten reconocerse entre cucarachas emparentadas y decidir con quién se juntan. En contraposición, otras especies de cucarachas no muestran estos síntomas.

Por lo tanto, tenemos una especie de cucaracha que, debido a su elevada tasa de reproducción y su comportamiento gregario, ha conseguido adaptarse perfectamente a la vida en la ciudad. El confort que creamos en nuestras viviendas también es su confort y, de momento, no hay insecticida capaz de acabar con un animal que se adapta tan fácilmente. Lo más probable es que, mientras haya humanos sobre la Tierra, la cucaracha alemana siga entre nosotros.

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Sobre la firma

Laura Camón
Es comunicadora científica, graduada en Biología por la Universidad de Salamanca y Máster en Primatología por la Universitat de Girona.
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