Lanzada con éxito ‘Odiseo’, la nave con la que EE UU quiere regresar a la Luna medio siglo después
El módulo de Intuitive Machines pretende convertirse en el primer artefacto privado en posarse en el satélite la semana que viene
Estados Unidos lo vuelve a intentar más de medio siglo después de dejar la Luna. El módulo Odiseo ya viaja rumbo al satélite natural de la Tierra tras un lanzamiento exitoso a las 1.05 (7.05 de la mañana, hora peninsular española) desde la base estadounidense de Cabo Cañaveral, en Florida, a bordo de un Falcon 9 de la compañía SpaceX. Odiseo es un nuevo modelo de aterrizador llamado Nova-C, de la compañía Intuitive Machines, que aspira a posarse en la Luna el jueves próximo (22 de febrero), tras poco más de una semana de aventura espacial. El artefacto transporta seis aparatos que la NASA quiere colocar sin sustos sobre el polvo gris. De conseguirlo, Odiseo se convertirá en la primera nave de EE UU que se posa en el satélite con éxito desde la misión Apolo 17 en 1972. También será el primer módulo privado que lo logra, tras unos meses accidentados para otros competidores en la carrera espacial.
Tres cuartos de hora después del lanzamiento, las cámaras del cohete de SpaceX permitieron asistir al momento en que Odiseo se ponía, ya en solitario, rumbo hacia la Luna, en una trayectoria tan directa hacia el satélite que se veía su tenue resplandor en el mismo plano (aunque como un pequeño punto blanco). “Como una flecha del arco de Cupido, la próxima entrega lunar comercial se dirige a la Luna”, bromeó la NASA, dado que la operación se produjo en la noche de San Valentín para los estadounidenses. “¡Y nos vamos! ¡Intuitive Machines ya está en camino a la Luna! Está previsto que el módulo aterrice cerca del cráter Malapert A el 22 de febrero. Nuestros seis instrumentos científicos a bordo nos ayudarán a aprender más sobre el terreno y las comunicaciones cerca del Polo Sur lunar, preparando el escenario para futuras misiones Artemis”, celebró Nicky Fox, responsable de las misiones científicas de la NASA.
El porcentaje de éxito para los aterrizadores lunares sigue por debajo del 50% y los últimos años no han ayudado a mejorar la estadística. En concreto, los proyectos privados siempre se han estrellado: Beresheet de Israel en 2019, Hakuto-R de Japón en 2023 y Peregrine de Astrobotic en enero de 2024 han acabado en fracaso. Este último intento estadounidense, impulsado por la NASA, supuso la pérdida de la nave Peregrine, que sufrió un fallo de propulsión y acabó desintegrada de forma deliberada contra la atmósfera terrestre. En 2023 también se estrelló la nave Luna-25, de Rusia, pero aterrizó con éxito Vikram, de la India. La sonda SLIM de Japón también lo logró en enero de este año, aunque se posó de lado.
NASA science is nestled aboard @Int_Machines’s Nova-C lander, set to launch to the Moon on a @SpaceX Falcon 9 rocket. Landing near the Malapert A crater will help us learn more about the lunar South Pole, a big step in our #Artemis campaign. https://t.co/oT7m0a8PwX
— NASA (@NASA) February 15, 2024
El lanzamiento tuvo un componente añadido de innovación, dado que el Falcon 9 de SpaceX iba alimentado por primera vez con metano, un combustible que China ya había logrado usar con éxito. Eso obligó a idear una nueva forma de llenar los tanques del cohete y, además, provocó que se retrasara el lanzamiento antes del primer intento, el martes, por un problema en la temperatura del metano. Intuitive Machinces celebró que habían logrado ponerse en el rumbo adecuado con “una orientación estable, carga solar y contacto de comunicaciones por radio con el centro de operaciones de la misión de la Compañía en Houston”. Despejaba así los miedos que pudiera despertar la experiencia de Astrobotic, otra compañía privada, que perdió el control de su nave en enero poco después del lanzamiento.
Odiseo porta 12 cargas útiles, la mitad de la agencia espacial estadounidense, que se sirve de estas colaboraciones con empresas privadas para avanzar poco a poco, sin muchos gastos, en su programa Artemis de regreso a la Luna. También transporta seis artefactos comerciales, como por ejemplo una urna con esculturas lunares del reconocido artista Jeff Koons. Esta misión es la IM-1, que busca el aterrizaje cerca del cráter Malapert A, a 260 kilómetros del polo sur lunar, la codiciada región helada. Allí, cerca de donde ya aterrizó con éxito la India, se pretende explotar el gigantesco recurso del hielo de agua para la futura exploración espacial. Intuitives Machines, que asegura haber aprendido de los fracasos anteriores, pretende lanzar la misión IM-2 a finales de este año y la IM-3 en 2025.
Todas estas misiones se realizan en el contexto de la iniciativa CLPS de la NASA, que busca acelerar la exploración lunar a través de contratos con empresas privadas: no lanza los cohetes, solo compra un billete a bordo. En este caso, ha pagado 118 millones de dólares a la compañía de capital público para que cargue con su instrumental. La agencia estadounidense ha tenido que posponer sus planes de regresar con personas a la Luna, precisamente por la acumulación de problemas técnicos con varias de las empresas implicadas.
“Los instrumentos científicos de la NASA van camino de la Luna, un gran salto para la humanidad mientras nos preparamos para regresar a la superficie lunar por primera vez en más de medio siglo”, dijo el administrador de la NASA, Bill Nelson. “Estos audaces viajes a la Luna no solo conducirán a nueva ciencia lunar, sino que también respaldan una creciente economía espacial comercial, al tiempo que muestran la fortaleza de la tecnología y la innovación estadounidenses”.
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