Wolfram Hinzen, lingüista: “El lenguaje de alguien que se cree Jesucristo puede iluminar su cerebro”
Muchos investigadores creen que es posible pensar al margen de las palabras, pero este experto de Barcelona defiende lo contrario. Su equipo se va a sumergir en el cerebro de personas con psicosis en un proyecto europeo de 10 millones de euros
¿Es posible pensar sin palabras? Haga la prueba en su cabeza. Muchos investigadores creen que sí, que en el cerebro humano tiene lugar el pensamiento al margen del lenguaje. El filósofo y lingüista alemán Wolfram Hinzen defiende exactamente lo contrario. A su juicio, el lenguaje y el pensamiento están intrínsecamente conectados. Son inseparables. Hinzen, director del grupo de Gramática y Cognición de la Universidad Pompeu Fabra de Barcelona, analiza atentamente lo que dicen las personas con trastornos cerebrales, como la esquizofrenia, el alzhéimer, el autismo y la depresión grave. A su juicio, el lenguaje es un factor fundamental en todos ellos, lo que demostraría su hipótesis: si se altera el pensamiento, se refleja necesariamente en las palabras.
Hinzen es uno de los cuatro científicos principales de un proyecto europeo de 10 millones de euros que intentará detectar cambios en el lenguaje de personas con síntomas psicóticos. Estos pacientes —habitualmente con esquizofrenia, trastorno bipolar o depresión— pueden sufrir todo tipo de delirios: creer que son extraterrestres, que una persona famosa es su pareja, que alguien quiere matarlos o que hacen inventos prodigiosos que salvarán a la humanidad. Para Hinzen, de la fundación catalana ICREA, estos delirios también son un fenómeno del lenguaje. Y una ventana excepcional al cerebro humano.
Pregunta. ¿Qué es el lenguaje?
Respuesta. Una intuición común es que el lenguaje es simplemente una forma de comunicarse. O sea que pensamos, hay algo que queremos decir y luego traducimos esta intención comunicativa al lenguaje, que es la forma de transmitirlo. Es como si tienes una computadora y le conectas una impresora. El lenguaje sería la impresora, que es lo que extrae el contenido del ordenador al mundo físico. El pensamiento estaría separado del lenguaje: si desconectas la impresora, la computadora sigue funcionando igual. Yo rechazo esta idea.
P. ¿Por qué?
R. En mi opinión, el lenguaje no es solo un medio de comunicación, sino un medio de estructurar el propio proceso de pensamiento. Los humanos necesitamos un marco lingüístico particular que nos permite alcanzar la creatividad de nuestro pensamiento. Este marco lo proporciona el lenguaje. Sin este marco, el pensamiento se desmoronaría. Estudiamos los trastornos mentales porque en ellos el pensamiento se está desmoronando. Si el lenguaje es una forma en la que se organiza el pensamiento, y en los trastornos mentales vemos que el pensamiento está desorganizado, se deduce que deberíamos ver que el lenguaje también está desorganizado.
El lenguaje no es como una impresora que se puede desconectar del ordenador
P. ¿Cree que no existe el pensamiento separado del lenguaje?
R. Depende. Hay otras formas de pensamiento, como el matemático o el musical, que existen, potencialmente, al margen de nuestra capacidad lingüística. Creo que esta es una pregunta todavía sin respuesta. La verdad es que no sabemos si podría existir pensamiento matemático en ausencia de lenguaje. Es muy controvertido, pero es completamente posible. Lo único que digo es que el tipo de pensamiento expresado en el lenguaje depende intrínsecamente del lenguaje. No solo se expresa en él, sino que depende de él para su existencia.
P. Es habitual pensar que hay un lugar en el cerebro para el pensamiento, al margen del lenguaje.
R. Si lo hubiera, lo lógico sería haberlo encontrado ya, pero no lo hemos hecho. No hay ni un circuito ni un lugar en el cerebro que sea la red del pensamiento. No funciona así.
P. ¿Cada rincón de la corteza cerebral participa en el pensamiento?
R. Hubo un tiempo, a finales del siglo XIX, en el que la organización del lenguaje se veía de manera muy localizada. Un ictus puede provocar una lesión focal en el cerebro, en el área de Broca o en la de Wernicke, y perturbar la función del lenguaje. Eso es la afasia. Entonces la gente pensó: “Ya está, hemos encontrado el lenguaje en el cerebro, está en estas áreas”. En la actualidad, esto es muy controvertido. Se piensa que el lenguaje es, básicamente, un fenómeno de todo el cerebro, aunque no está presente en todas partes en la misma medida. Si aceptas esto, puedes ver el lenguaje como algo que no es una función cognitiva separable, sino un sistema que organiza nuestra cognición en su totalidad.
P. Usted ha afirmado que el cerebro humano sería el objeto más complejo del universo si no fuera porque es todavía más complejo su producto: el lenguaje, porque crea una comunidad de mentes. ¿Lo piensa realmente?
R. Tenemos cerebros muy extraños, con esta enorme capacidad de producir lenguaje. Generan una estructura que va más allá de nuestros propios cerebros, porque el lenguaje es algo objetivo que compartimos, no está en tu cabeza ni en la mía. Es como internet. Internet la producen ordenadores, que son como los cerebros, pero internet es una estructura enorme que no se puede reducir a una computadora concreta. Es la red en sí misma. Con el lenguaje ocurre algo similar. Es una red que abarca el conocimiento humano y es alimentada por cerebros, pero no se puede reducir a los cerebros.
Rechazo la idea de que el pensamiento está separado del lenguaje
P. Su proyecto, financiado por el Consejo Europeo de Investigación, se centra en la psicosis.
R. Sí. En la psicosis, las personas experimentan fluctuaciones mentales, por lo que acuden a la clínica durante el primer episodio. Pueden tener delirios, escuchar voces y mostrar pensamientos y un habla desorganizados. En este estado agudo de la psicosis, por lo general, se les administra medicación y entran en remisión: sin síntomas o bajo control. Estamos interesados en los cambios que ocurren en el lenguaje. ¿Existe un estado lingüístico específico en esa fase aguda? ¿El lenguaje refleja tus estados mentales? Esa es la cuestión. La idea del proyecto es monitorizar regularmente a estas personas con un dispositivo móvil, para escuchar su habla cada semana. Queremos averiguar si los cambios en su habla o en su estructuras lingüísticas predicen las recaídas.
P. ¿El lenguaje puede ser una especie de biomarcador para diagnosticar la psicosis?
R. De la psicosis y, en el mejor de los casos, también puede servir para predecir las recaídas. Es como las tormentas: no quieres que te sorprendan, quieres predecirlas antes de que ocurran. Y creemos que el lenguaje puede cambiar de manera sutil y anunciar esta tormenta inminente.
P. ¿Cree que solo escuchando la voz es posible saber si alguien tiene psicosis, alzhéimer, párkinson u otros trastornos?
R. La evidencia sugiere que la respuesta podría ser sí en estos casos, pero no solo analizamos la voz, también transcribimos lo que dicen y examinamos la estructura del texto y la semántica. En este proyecto europeo, nos enfocamos en la psicosis. La pregunta es si podemos utilizar nuestros marcadores de lenguaje para diagnosticar diferentes trastornos. También nos interesa la depresión clínica: es muy probable que cambien rasgos del lenguaje, pero no tan drásticamente como en la esquizofrenia, en la que las personas tienen delirios, como decir que tienen 1.000 hijos, que han llegado a la Tierra a bordo de una burbuja cósmica o que la mafia los persigue.
Un delirio tiene que manifestarse lingüísticamente. No es suficiente sentir que podrías ser Jesucristo, tienes que decirlo
P. En uno de sus estudios, usted se preguntaba si los delirios se pueden entender lingüísticamente. ¿La respuesta es sí?
R. Eso es lo que proponemos. Tenemos razones para pensar que sí. La primera razón es que, clínicamente, un delirio tiene que manifestarse lingüísticamente. No es suficiente sentir que podrías ser Jesucristo, tienes que decirlo, manifestar el delirio. Es un fenómeno lingüístico. Estás pronunciando frases extrañas que no tienen el mismo significado en tu boca o en la mía. Si yo te digo que soy Jesucristo, podría ser una broma o tal vez una metáfora para describirme como un santo. No sería preocupante. Pero un paciente está hablando en serio, está absolutamente convencido. No puedes persuadirlo de lo contrario. El significado cambia, así que es un fenómeno lingüístico. Tenemos muchos indicios de que algo está sucediendo con la organización del significado en el habla de los pacientes psicóticos.
P. ¿Qué indicios?
R. Cuando hablas, produces una palabra tras otra y cada una de ellas tiene un significado específico. Necesitas relacionar estos significados entre sí. Y la forma en que estas palabras se relacionan entre sí, la manera en la que se organizan tus frases, cambia en la psicosis. Creemos que esto podría ayudarnos a entender cómo cambia el pensamiento, porque el pensamiento depende de construir estructuras semánticas.
P. Hay muchos tipos de delirios, como creerse un famoso, Jesucristo o un extraterrestre. ¿En su proyecto incluyen todo tipo de delirios?
R. Sí, de cualquier tipo. No creo que tenga una gran importancia clínica que alguien se crea Jesucristo o Pedro Sánchez. El contenido del delirio no es lo realmente importante. Lo esencial es que tienes un delirio y que usas el lenguaje de una manera particular, lo cual nos puede iluminar los mecanismos cerebrales implicados. El rasgo crucial del delirio es que son ideas blindadas frente a las evidencias. Eso, para mí, es un cambio en la organización del espacio semántico.
P. ¿El lenguaje también podría ser un biomarcador en otros trastornos?
R. Creo que en el autismo es absolutamente fundamental. La mayoría de las primeras señales de alarma en un niño con autismo están relacionadas con el lenguaje. Los bebés comienzan a balbucear alrededor de los seis meses. En el autismo, o no hay balbuceo o es anómalo. Y eso continúa más adelante. Cuando llamamos al niño, no reacciona. No reacciona al lenguaje. Cuando tienen un año, los niños comienzan a señalar con el dedo a las cosas: esto es una bufanda, esto es una mesa. Es un aspecto del desarrollo del lenguaje, porque señalan cosas que también pueden nombrar. Y esta señalización con el dedo índice también está afectada en el autismo.
P. ¿Por qué el 30% de las personas con autismo no habla?
R. Esa es la pregunta de los 100.000 euros. Es la cuestión clave. Si tienes una teoría que dice que el lenguaje no es importante para el autismo, ¿cómo explicas el hecho de que hasta el 30% de las personas con autismo ni siquiera desarrollen el lenguaje? Y hasta el 50% tiene dificultades de lenguaje muy graves. Hay gente que dice que el autismo no es un trastorno del lenguaje, sino de la forma de comunicarse. Si afirmas esto, tienes que separar la comunicación por un lado y el lenguaje por el otro. Esa es una distinción muy extraña, porque los humanos nos comunicamos lingüísticamente desde el primer día de vida. Incluso los primeros ruidos que hace el bebé son una especie de comunicación que se establece con su madre. Yo estoy gesticulando al hablar, pero el movimiento de mis manos está coordinado con el contenido lingüístico que estoy produciendo. Resulta difícil imaginar un problema de comunicación que no sea un problema de lenguaje.
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