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La lava del volcán de La Palma en contacto con el mar produce ácidos parecidos al aguafuerte

Solo una exposición prolongada y sin protección a los gases puede generar daños graves a la salud

Una patrullera de la Guardia Civil, frente a la columna de humo formada al llegar al mar la lava del volcán, el miércoles. En vídeo, el magma llega al mar.Foto: SAMUEL SÁNCHEZ | EPV
Raúl Limón

El contacto de la lava del volcán de La Palma con el agua del mar, adonde llegó la noche del martes, produce nubes de gases ácidos que pueden causar corrosión y tener efectos en el sistema respiratorio, además de causar irritación en los ojos y en la piel. Pero las consecuencias del contacto con estos gases, parecidos al aguafuerte (limpiador doméstico compuesto principalmente por ácido clorhídrico), precisan de una exposición prolongada y sin protección para que sean graves. Además, la atmósfera permite una rápida disolución de las concentraciones. Según el Cabildo de La Palma, el aire de la zona alejada de la desembocadura de la colada es “perfectamente respirable” y “no se han registrado valores que se consideren perjudiciales para la salud”.

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Antonio Romero, profesor de Química de la Universidad de Sevilla, explica que, básicamente, la lava llega a la costa a unos 1.000 grados y entra en contacto con el agua del mar, que se encuentra a una temperatura de 23 grados. Ese choque térmico genera una nube de gases. “Si fuera agua pura”, añade, “no pasaría nada, pero la del mar tiene iones disueltos que son cloruros y sulfatos que se incorporan al vapor generado y, en la atmósfera, reaccionan con las moléculas de agua para formar ácidos clorhídrico, sulfúrico y fluorhídrico. Pero, como el cloro es el más abundante, principalmente clorhídrico; se produce algo parecido a lo que la gente conoce como aguafuerte”.

Romero explica que estos ácidos son corrosivos y agresivos, pero en concentraciones que no son las que se dan por el contacto de la lava con el mar. “Si se produce una inhalación continuada y sin protección, esos gases pasan a los alveolos pulmonares y a las mucosas. En el caso de la piel, se puede notar irritación, pero hay que estar respirando ese vapor de agua, durante mucho tiempo y sin mascarilla”. El Instituto Vulcanológico de Canarias (Involcan) confirma que “la inhalación o el contacto con gases ácidos y líquidos puede irritar la piel, los ojos y el aparato respiratorio y causar dificultades al respirar”.

Juan Acosta Rodríguez, un vecino de Las Indias, fue la única víctima mortal oficial de la anterior erupción volcánica en La Palma, la del Teneguía o Cumbre Vieja, el 26 de octubre de 1971. Perdió la vida, tras vulnerar el cordón de seguridad, por inhalación de gases tóxicos en la zona de Los Percheles. Y se sospecha que esta misma causa estuvo relacionada con la muerte del fotógrafo Heriberto Felipe Hernández, de Santa Cruz de La Palma, quien falleció en el hospital con síntomas de intoxicación tras haberse aventurado previamente en varias excursiones a la zona.

Dispersión rápida

El vulcanólogo del CSIC Joan Martí precisa que la cantidad de gases que desprende la lava al entrar en contacto con el agua del mar en La Palma es pequeña y se dispersará de forma “muy rápida”, por lo que la afección es “muy local” y no genera problemas si se siguen las recomendaciones de las autoridades

El químico de la Universidad de Sevilla coincide: “La atmósfera tiene mucha capacidad para diluir toda esa concentración y, a medida que los gases se alejan del foco de emisiones, donde esté cayendo la lava, se va a producir una dilución”. “Guardando el perímetro de distancia que establezcan las autoridades, en principio, no debe haber problema”.

En el caso de la erupción de La Palma, la concentración de ácidos supera los valores normales por las emisiones de dióxido de carbono, ácido clorhídrico y derivados del azufre que se producen a partir del ácido sulfúrico que aporta la lava. Sin embargo, Rubén Fernández, del Plan de Emergencias Volcánicas de Canarias (Pevolca), cree que la situación es favorable por el efecto del viento, que disipa la columna y la esparce en dirección al mar. “No tenemos ningún indicio que nos haga pensar que sea peligroso para las personas que están en el confinamiento ni para los equipos de emergencia, que también respetan los perímetros de seguridad”, remarca Fernández.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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