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Condenados a las PCR

Pese a la existencia de métodos diagnósticos de la covid más rápidos, baratos y de similar eficacia, ninguno se consigue imponer a las invasivas pruebas consideradas como referente

Raúl Limón
Una sanitaria realiza una PCR a una trabajadora de Fitur, la feria de turismo celebrada en Madrid este mes.
Una sanitaria realiza una PCR a una trabajadora de Fitur, la feria de turismo celebrada en Madrid este mes.FERNANDO VILLAR (EFE)

Desde sus orígenes, la pandemia ha estado asociada a las PCR, las pruebas diagnósticas cuyas siglas en inglés responden a reacción en cadena de la polimerasa. Ya estaban ahí antes del coronavirus como método para detectar fragmentos del material genético de un patógeno o microorganismo y esa ha sido su principal ventaja: tenían eficacia demostrada y estaban disponibles. Sin embargo, también desde el comienzo de la covid, decenas de instituciones e investigaciones han desarrollado pruebas más rápidas, más baratas e igual de fiables que las PCR, aunque ninguna ha conseguido desbancarlas. Son las exigidas en el tráfico internacional y las utilizadas de forma generalizada por todos los sistemas de Salud. Su uso como referente mundial, unido a la ausencia de agilidad para la aprobación internacional de sistemas diagnósticos alternativos y a la falta de las inversiones necesarias para generalizar otros métodos, condenan a los usuarios a seguir sometiéndose a la introducción de un hisopo en la nariz o la faringe, abonar una media de 150 euros si no están prescritas (para viajar, por ejemplo) y esperar entre 24 y 48 horas para obtener los resultados.

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César de la Fuente, profesor español en la Universidad de Pensilvania (EE UU), premio Princesa de Girona y miembro, entre otros grupos, de los departamentos de Bioingeniería e Ingeniería Química y Biomolecular, ha patentado un dispositivo que, según afirma, “permite la detección del SARS-CoV-2 [el coronavirus que causa la covid] en cuatro minutos y a un precio de 4,67 dólares [3,81 euros] por prueba”.

El método, denominado Rapid y recogido en la revista científica Matter, es un “biosensor miniaturizado, simple, portátil y altamente sensible” que, según la información publicada, detecta el SARS-CoV-2 utilizando un milímetro cúbico (una gota de agua son aproximadamente 50 milímetros cúbicos) de muestra en 240 segundos y con una sensibilidad que oscila entre el 85,3% y el 100% según el origen del fluido (nariz, faringe o saliva). “Hemos patentado la tecnología y estamos trabajando con la FDA [la agencia norteamericana de medicamentos, equivalente a la europea EMA] para su aprobación. También hemos creado una compañía para intentar comercializar los test”, explica De la Fuente.

La PCR es un método excelente para detectar la infección, pero no necesariamente para determinar si la persona es contagiosa
César de la Fuente, profesor español en la Universidad de Pensilvania (EE UU) y premio Princesa de Girona

Un dispositivo como este permitiría a un viajero someterse a una prueba a la entrada de un aeropuerto y obtener los resultados antes de llegar a la zona de embarque. Del mismo modo, asistentes a conciertos o eventos deportivos, podrían pasar el test unos minutos antes del espectáculo y acceder de inmediato con un resultado negativo. Pero su principal virtud sería el control de la transmisión del virus. “La PCR es un método excelente para detectar la infección, pero no necesariamente para determinar si la persona es contagiosa”, explica el investigador en un artículo publicado en ese medio.

Otras entidades e investigadores han desarrollado dispositivos que también presentan eficacia y rapidez. El Instituto de Investigación Sanitaria INCLIVA, del Hospital Clínico de Valencia, ha creado un equipo de detección en media hora con una sensibilidad cercana a la de las PCR y superior a las pruebas de antígenos más comunes. El mismo tiempo y sensibilidad requiere y ofrece el método publicado por la Universidad de Girona en Frontiers in Medicine, que se basa en la amplificación isoterma de regiones específicas del virus y de un gen humano que producen un cambio de color en la reacción cuando la muestra es positiva. A la carrera se han unido también multinacionales, como la suiza Roche, que ha desarrollado un test de antígenos llamado Elecsys y que aporta resultados en 18 minutos y con una fiabilidad del 94,5%.

Escollos para las alternativas

La lista es profusa. ¿Por qué no se han generalizado? De la Fuente aporta una explicación: “Diría que el escollo principal es escalar la producción, ya que hace falta una infraestructura determinada. En nuestro caso, no existe en el mercado una tecnología como la nuestra, por lo que tenemos que ir paso a paso. En el caso de las PCR, mucha de la infraestructura ya existía en muchos países, lo que facilitó su implementación rápida”.

El microbiólogo e investigador español Arnau Casanovas, que tras siete años en la Universidad de Yale trabaja en la empresa biotecnológica estadounidense Tangen Biosciences, aporta más claves: “Hay varios elementos. En primer lugar, la PCR se considera que es el gold standard, la referencia con la que cualquier otro test se tiene que comparar para evaluar su eficacia y sensibilidad. El método estándar de PCR con hisopos nasofaríngeos está muy bien establecido y los protocolos son muy claros. Una vez asentadas, es muy complicado cambiar dinámicas para utilizar alternativas que sean más rápidas. Otro elemento es que cualquier test necesita ser aprobado, al menos en Estados Unidos, por las agencias regulatorias correspondientes, un proceso complicado que necesita bastante financiación. Y luego está la componente de fabricación y distribución. Para que un test pueda utilizarse masivamente, hace falta que pueda producirse en cantidades suficientes que lleguen a los usuarios. Eso también requiere de inversiones importantes”.

La reflexión sobre test alternativos se debería haber hecho mucho antes, en el pico de la pandemia, cuando las pruebas rápidas y ágiles habrían ayudado muchísimo a hacer seguimiento y control epidemiológico
Arnau Casanovas, microbiólogo e investigador

“Viendo que introducir novedades y conseguir acreditaciones es difícil, el número de test alternativos que están disponibles no es tan grande como podría parecer”, añade. Casanovas lamenta esta realidad: “La reflexión [sobre la conveniencia de tener otros análisis] se debería haber hecho mucho antes, en el pico de la pandemia, cuando las pruebas rápidas y ágiles habrían ayudado muchísimo a hacer seguimiento y control epidemiológico. No se dio el impulso necesario desde las administraciones para que esos test rápidos y menos invasivos (ya sean muestras de saliva, antígeno o tecnologías como LAMP [amplificación isotérmica Rizo-mediada]) fueran de uso universal y se pudiesen comprar fácilmente”.

El Ministerio de Sanidad español explica que no existen más limitación a la comercialización de test diagnósticos que el cumplimiento de los requisitos de la legislación vigente (Directiva 98/79/CE de 27 de octubre y el Real Decreto 1662/2000) y la inclusión del sello CE en su etiquetado.

No existen más limitación a la comercialización de test diagnósticos que el cumplimiento de los requisitos de la legislación vigente
Ministerio de Sanidad

En este sentido, el ministerio aclara: “Los productos sanitarios de diagnóstico in vitro no están sometidos a evaluación ni autorización de comercialización por las autoridades nacionales de los Estados de la UE y circulan libremente en el territorio comunitario. No se puede impedir la comercialización ni la puesta en servicio de los productos, a menos que se demuestre que presentan riesgos para la salud”.

Pese a la vía libre a los sistemas alternativos, la Estrategia de detección precoz, vigilancia y control de la covid, aprobada y acordada por el Consejo Interterritorial de Sistema Nacional de Salud teniendo en cuenta las recomendaciones internacionales y europeas, también considera las PCR como el gold estandar, la referencia general, lo que beneficia que se utilice como test prioritario, ya que va a ser aceptado en cualquier circunstancia.

Un invento transformador

La española Elisabet Pujadas, patóloga e investigadora de la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York defiende la validez de las PCR por su papel transformador de la ciencia y la medicina desde que se inventaron en los años ochenta; “Es la base de la grandísima mayoría de diagnósticos moleculares. Es un ensayo reproducible, escalable, adaptable e interpretable y es, sin duda, nuestro estándar dorado y caballo de batalla principal para detectar patógenos”.

También considera positivo la proliferación de métodos alternativos “para aportar redundancia a los sistemas y evitar problemas con la cadena de suministro como los sufridos globalmente, así como para modernizar los laboratorios”.

El ángulo más productivo es preguntarse cuál es la mejor estrategia, aprovechando todas las armas a nuestra disposición, en vez de sustituir la PCR
Elisabet Pujadas, patóloga e investigadora de la Escuela Icahn de Medicina del Hospital Monte Sinaí de Nueva York

La falta de implantación de estos sistemas alternativos, en su opinión, se debe a que les faltan “centenares de horas de vuelo”, en referencia a la carencia de experiencia funcional. “Sería irresponsable cambiar prematuramente. Las patentes y estudios de prueba de concepto demuestran resultados prometedores en circunstancias controladas y a una escala que está por debajo de lo que se esperaría en el día a día de un laboratorio clínico típico”. De hecho, según resalta, el hecho de que las PCR se consideren el gold estandard hace que todos los estudios presenten sus resultados intentando igualarla o superarla. “Puede causar la impresión de que sea una tecnología desfasada cuando, en realidad, es nuestra mejor herramienta”, explica.

Pujadas concluye que las nuevas alternativas son prometedoras, pero sobre las que hay que ser “cautelosos” y para las que, en sus primeras fases, hay que contar con pruebas en paralelo para ratificar los resultados: “Cada técnica tiene su nido y el ángulo más productivo es preguntarse cuál es la mejor estrategia, aprovechando todas las armas a nuestra disposición, en vez de sustituir la PCR, teniendo en cuenta las ventajas y desventajas de cada una y las necesidades de los hospitales, clínicas, centros y comunidades”.

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Sobre la firma

Raúl Limón
Licenciado en Ciencias de la Información por la Universidad Complutense, máster en Periodismo Digital por la Universidad Autónoma de Madrid y con formación en EEUU, es redactor de la sección de Ciencia. Colabora en televisión, ha escrito dos libros (uno de ellos Premio Lorca) y fue distinguido con el galardón a la Difusión en la Era Digital.

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