Un estudio preliminar en hospitales españoles sugiere que el plasma reduce la mortalidad por covid
El ensayo en 14 centros encuentra posibles beneficios del derivado sanguíneo en pacientes que no están en estado crítico, pero los resultados no son concluyentes
El plasma sanguíneo de donantes que han superado la covid puede ser efectivo como tratamiento en pacientes que aún no están en fase crítica, sugiere hoy un estudio aún preliminar realizado en 14 hospitales españoles.
El trabajo ha comparado el pronóstico de pacientes de covid-19 que recibían los tratamientos habituales y además una inyección de plasma sanguíneo hiperinmune y otro grupo que no recibió esa transfusión. Los resultados muestran que los enfermos de covid-19 que aún no están en estado crítico —no necesitan respiración artificial ni ingreso en cuidados intensivos— y que reciben el plasma hiperinmune tienen mejor pronóstico y menos mortalidad que los que no lo reciben.
Este ensayo clínico es uno de los pocos realizados hasta la fecha que tenía un grupo de control —pacientes que no reciben el plasma y cuya evolución se compara con la de los enfermos que sí son tratados—, la regla de oro de todo ensayo clínico que aspire a tener validez científica.
Este ensayo clínico es uno de los pocos realizados hasta la fecha que tenía un grupo de control
Pero los resultados de este estudio son limitados y aún inciertos, pues el ensayo tuvo que pararse antes de tiempo el pasado 2 de junio porque tras el control de la primera ola de la pandemia apenas quedaban enfermos que estudiar. El trabajo pretendía reclutar a unos 300 pacientes, pero solo consiguió 83. Sobre el papel ninguno de los enfermos que recibieron plasma llegaron a un estado crítico o murieron mientras que esto sí sucedió en el 14% de pacientes en el otro grupo. El número de pacientes es tan reducido que esa diferencia se cifra solo en seis pacientes; seis enfermos en el grupo de control que no recibieron el plasma y empeoraron o murieron frente a cero en el grupo que fue tratado.
“Este estudio nos ha dado indicios de que el plasma mejora el pronóstico de pacientes que aún no han entrado en estado crítico, esa etapa de la enfermedad caracterizada por una inflamación descontrolada, la necesidad de respiradores y el ingreso en UCI”, explica Cristina Avendaño, farmacóloga del Hospital Puerta de Hierro de Madrid y coordinadora del ensayo. “Un estudio similar realizado en China concluyó en términos generales que el plasma no tenía efectos positivos, pero sí vieron indicios de que sí tenía un efecto beneficioso en pacientes que aún no estaban en estado grave, algo similar a lo que hemos visto nosotros. Pero estos resultados no son concluyentes debido al número reducido de casos”, advierte Avendaño.
El trabajo, publicado en un servidor online, ha sido ya enviado a una revista científica para su revisión y publicación. El mismo equipo ha iniciado una segunda fase de ensayos clínicos en el que estarán involucrados 32 hospitales.
El estudio español analizó sangre de 351 donantes que habían pasado el covid sin desarrollar síntomas. Su plasma sanguíneo, la parte líquida de su sangre, contenía inmunoglobulinas, anticuerpos capaces de neutralizar el virus y evitar que siga infectando. Los investigadores seleccionaron finalmente el plasma hiperinmune de 26 donantes por su alta capacidad neutralizante y se lo transfundieron en una sola dosis a los pacientes tratados.
El trabajo recuerda una paradoja: hasta el momento, más de 70.000 pacientes de covid han recibido el mismo tratamiento en EE UU, y en otros países europeos también se ha aplicado a miles de enfermos desde el comienzo de la pandemia. ¿Cómo puede ser entonces que aún no sepamos si funciona o no? Se debe a que la práctica totalidad de esos pacientes han recibido el plasma como tratamiento de uso compasivo y no dentro de un ensayo clínico con un grupo de control. Esto explica por qué hay indicios de que el plasma puede reducir la mortalidad, pero no certezas.
“Todo el mundo está leyendo el estudio español”, explica Arturo Casadevall, médico de origen cubano de la Universidad Johns Hopkins en EE UU y firme defensor de la supuesta efectividad del plasma hiperinmune contra la covid-19. “El ensayo clínico está muy bien diseñado y a pesar de que tuvo que pararse por falta de pacientes estuvo a punto de demostrar la efectividad con significancia estadística”, resalta. Muchos otros ensayos en EE UU y otros países han tenido el mismo problema: tuvieron que parar antes de tiempo porque se controló la epidemia y dejó de haber hospitalizaciones.
La situación actual recuerda a la de 1918, cuando una pandemia de gripe mató a 50 millones de personas en todo el mundo. Los médicos se lanzaron a la desesperada a darles plasma a los pacientes. La mortalidad se llegaba a reducir en un 50% pero se hizo de una forma tan desorganizada que no hubo forma de demostrar la efectividad real del tratamiento. Pudo ser el plasma o pudo ser otra cosa.
El equipo de Casadevall ha publicado un estudio preliminar que afirma que el plasma reduce la mortalidad un 57%, pero se basa en muchos estudios observacionales sin plena validez científica. En cambio, otra revisión con datos de 5.000 pacientes, esta sí publicada ya en una revista científica, asegura que no hay pruebas de que el plasma hiperinmune aporte ningún beneficio a los pacientes hospitalizados con covid.
Para Casadevall queda cada vez más claro que “cuanto antes se administra el plasma, mayores son sus beneficios”. “Es algo que vio el ensayo en China, también otro en Holanda que fue detenido antes de tiempo y ahora España, tres poblaciones y sistemas de salud muy diferentes con indicios muy parecidos”, argumenta.
La Johns Hopkins está realizando dos ensayos para medir la efectividad del plasma para evitar la infección de trabajadores sanitarios o personas que conviven con un enfermo y otro que se está centrando en enfermos no graves que pasan la enfermedad en casa. Pero lo que hace falta ahora es un gran ensayo clínico debidamente diseñado con un número significativo de pacientes. Además de la segunda fase del ensayo en hospitales españoles, la compañía farmacéutica Grifols tiene otro similar en marcha. EE UU tiene otros dos en marcha y es probable que arranquen o se reinicien más con el repunte de casos que está sucediendo en algunos países, incluida España.
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