La retórica de los sepultureros
Se necesitan presupuestos europeos más ambiciosos, que se justifican por los problemas sociales actuales, afirma la unión de universidades de investigación LERU
La League of European Research Universities (LERU, una asociación de 23 universidades con actividad intensiva en investigación en 12 países europeos, incluida la Universitat de Barcelona) se sorprendió a finales de julio al enterarse del acuerdo alcanzado en el Consejo Europeo sobre el presupuesto plurianual 2021-2027 y el Fondo de Recuperación COVID-19.
Este acuerdo es absolutamente un punto bajo para la política europea de investigación, innovación y educación (I+I+E). El acuerdo no traduce la diaria retórica política europea y nacional en materia de I+I+E en un presupuesto ambicioso para el período 2021-2027: apenas 80.000 millones de euros para la investigación y la innovación, apenas 20.000 millones de euros para la educación. En cada caso muchos miles de millones de euros menos que los propuestos por la Comisión Europea y solicitados por el Parlamento Europeo. Sin embargo, es evidente que se necesitan presupuestos más ambiciosos, que se justifican por los problemas sociales actuales, como COVID-19 y el cambio climático. Por lo tanto, el acuerdo es una gran decepción para la comunidad europea de I+I+E, y realmente supone una falta a la palabra y ruptura de la confianza entre el mundo académico y el político.
Los presupuestos de I+I+E, propuestos y solicitados, así como los destinados a la salud, han sido sacrificados de una manera sin precedentes por el Consejo Europeo
Para la política de I+I+E este acuerdo no es en absoluto “histórico”, como todos los jefes de Estado y de Gobierno lo han llamado en las últimas semanas. Para LERU, el único aspecto histórico de este acuerdo es que los presupuestos de I+D+I, propuestos y solicitados, así como los destinados a la salud, han sido sacrificados de una manera sin precedentes por el Consejo Europeo. Haciendo abstracción de problemas como COVID-19, el cambio climático, etc., parece que todas las líneas presupuestarias podrían ser susceptibles de eliminación, siempre y cuando pudieran hacer posible un acuerdo.
Por lo tanto, este acuerdo debe ser rechazado por el Parlamento Europeo: está en total contradicción con las demandas hechas por el Parlamento Europeo el año pasado con respecto al presupuesto de I+I+E, Ahora le toca al Parlamento Europeo demostrar que realmente es un codecisor del presupuesto y del fondo de recuperación, y no el perro faldero del Consejo Europeo. Aunque el Parlamento siempre ha sido un gran defensor de la I+I+E, ahora tendrá que superarse a sí mismo para ser y seguir siendo creíble en los años venideros.
Ningún Estado miembro, ningún jefe de Gobierno, ningún jefe de Estado se puso de pie como campeón de la I+D+I, y la defendió
El acuerdo también discrepa de la ambiciosa agenda de I+D+I, de la Presidencia alemana de la UE, que comenzó a principios de julio. La pregunta ahora es ¿con qué credibilidad esta Presidencia podrá profetizar sobre un nuevo Espacio Europeo de Investigación y Educación? LERU estaba convencida de que Alemania y esta “ambiciosa” Presidencia alemana serían la mejor garantía para un ambicioso presupuesto de I+I+E, pero esto era claramente un error: ningún Estado miembro, ningún jefe de Gobierno, ningún jefe de Estado se puso de pie como campeón de la I+I+E, y la defendió. Los intereses nacionales y las agendas personales han vuelto a prevalecer. Esto es particularmente decepcionante, pero también instructivo: confirma lo que hemos visto y sabido desde hace varios años: que los Estados miembros son los auténticos sepultureros de la política europea de I+I+E, tanto en términos de contenido como de presupuesto.
Aunque esto no se declara públicamente, este acuerdo también es problemático para la Comisión Europea y su presidenta Ursula von der Leyen: su agenda sobre el clima y la digitalización está especialmente basada en nuevos conocimientos científicos y en productos y procesos innovadores. No está claro cómo esta agenda se podrá realizar con un presupuesto diezmado.
Por último, este acuerdo también es problemático para la Comisaria Europea de Investigación, Innovación y Educación, Mariya Gabriel: ¿cómo logrará un reparto equilibrado de los +80.000 millones de euros para el programa de investigación e innovación, Horizonte Europa, y los +20.000 millones de euros para el programa de educación, Erasmus? Programas que se han conformado desde la perspectiva de presupuestos más grandes. En lo que respecta a Horizonte Europa, LERU tiene claro que hay que aumentar considerablemente las becas Marie Curie y las del Consejo Europeo de Investigación: estos programas han demostrado su utilidad, su éxito y su valor añadido y, en cualquier caso, deberían tener prioridad sobre los nuevos programas o iniciativas que todavía tienen mucho que demostrar.
En resumen, se puede decir que este es un acuerdo especialmente miope en materia de I+I+E, lo que significa que la UE perderá aún más terreno frente a otros actores mundiales en materia de I+I+E. Esto es particularmente perjudicial para la evolución futura de la UE como tal. Por lo tanto, LERU pide a los miembros del Parlamento Europeo que se muestren como los verdaderos campeones de I+I+E, y que rechacen este acuerdo de los sepultureros de la I+I+E.
Kurt Deketelaere es secretario general de LERU, profesor de la KU Leuven y presidente del Sustainability College Bruges
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