Los planes de Boric
Pocas veces un presidente en ejercicio revela lo que hará una vez fuera del Gobierno y a dos años de que eso ocurra. En entrevista con EL PAÍS, el mandatario dio vuelta sus cartas en el ecuador de su mandato
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Hola queridos lectores:
Esta semana en EL PAÍS Chile hemos entrevistado al presidente Gabriel Boric. La entrevista, publicada el pasado domingo, fue realizada el sábado a las 15.00 horas en La Moneda, cuando en el Palacio no andaba ni un alma. No entraba a esta oficina desde las última vez que entrevisté a Sebastián Piñera en su segundo y último Gobierno, en los peores días del estallido social de octubre de 2019. Y luce diferente. El escritorio de Boric –pequeño en comparación al que usaba su antecesor– está relativamente ordenado, porque Piñera era conocido por acumular cuadernos y altos de papeles, junto a dos pantallas de computador (ahora hay solo una). La oficina de Boric, hoy, muestra su estilo: fotos de su sobrino, una bandera del extremo sur rota por los fuertes vientos (esto le debe recordar a su natal Magallanes), recuerdos seguramente regalados en los viajes en terreno, un afiche de los detenidos desaparecidos (”para no olvidar de dónde venimos y hacia dónde vamos”, nos dijo) y, la verdad, muchos elementos que darían para otra crónica, porque su despacho no tiene nada de minimalista. Sus vinilos: nos recibió con A Saucerful of Secrets de Pink Floyd.
La entrevista, que realizamos junto al director de EL PAÍS en América, Jan Martínez Ahrens, fue a propósito de los dos años de Gobierno, es decir, la mitad de su mandato. Pueden leerla in extenso aquí, por si se les pasó, pero hablamos de la izquierda mundial y de Latinoamérica, un balance de estos 24 meses en el poder, los momentos duros, los desafíos para la segunda mitad, los líderes progresistas que le gustan, etcétera. Pero en este boletín quiero detenerme en un aspecto que me llamó la atención (aparte de la decoración de la oficina): la apertura de Boric para hablar de lo que ha imaginado para su vida luego de dejar La Moneda en marzo de 2026, cuando tenga recién cumplidos los 40 años.
En primer lugar, lo personal: “Me gustaría leer mucho más, escribir y poder cuidar el cuerpo, que es algo que claramente no he podido hacer en los últimos años”, contó a EL PAÍS. Lo de leer y escribir siempre lo hemos sabido –el presidente es medio poeta–, y lo del cuerpo lo suponemos por cómo ha comenzado en el último tiempo a andar en bicicleta subiendo cerros. Pero reveló, además, sus planes políticos:
Pregunta. En el largo plazo, ¿se ve siendo presidente una segunda vez?
Respuesta. Aunque nunca es bueno ser demasiado categórico respecto a los planes personales, no está en ningún caso dentro de mis objetivos ni de mis aspiraciones personales. A mí me gustaría seguir contribuyendo a mejorar el país y fortalecer el proyecto político del progresismo y la alianza entre la izquierda y la centroizquierda, desde mi domicilio, el Frente Amplio.
En esta entrevista, a propósito de una pregunta respecto del legado de su Gobierno, Boric dio vuelta las cartas respecto de lo que imagina para la izquierda chilena: “Espero que podamos formar una coalición de largo plazo para un proyecto progresista en Chile. Tal como lo fue en su momento el Frente Popular en los años 30 y 40 o la misma Concertación (1990-2010)” y, para ello, Boric se imagina recorriendo permanentemente Chile y, desde las bases, construyendo partido, nos explicó.
Esto me suena a lo que me dijo Daniel Mansuy pocas horas antes de entrevistar al presidente: “En el futuro, el presidente Boric quisiera liderar una gran coalición de izquierda”, asegura el profesor de la Universidad de los Andes en una entrevista que publicamos en EL PAÍS Chile el lunes, con una visión crítica de lo que han sido estos dos años de Gobierno. “El presidente Boric tiene enormes posibilidades de hacer lo que en este Gobierno no pudo. A uno le puede gustar más o menos, pero él será un activo para la izquierda cuando salga del Gobierno. Si sale con 30% de respaldo, va a tener 40 años y le quedarán todavía 30 años de vida política”, dice Mansuy.
Como se escucha por estos días en Chile, jubilado a los 40 parece que Boric no estará.
Otras historias
Gracias por recibirnos en su buzón. Aquí, más abajo, les dejamos un puñado de las mejores piezas de la semana publicadas por EL PAÍS Chile.
- El juez Jaime Balmaceda, responsable de las pesquisas sobre adopciones irregulares, detalla en esta entrevista de mi compañera Antonia Laborde, por qué no ha habido condenas tras cinco años liderando las investigaciones y cuando se han conocido tantas historias escandalosas de madres de escasos recursos a las que les dijeron que sus hijos habían nacido muertos, cuando en realidad no era así. En la conversación aseguró que esto último “no es delito”.
- El pasado viernes la periodista Maolis Castro acudió al funeral de Ronald Ojeda, el exmilitar venezolano asesinado en Santiago de Chile por el Tren de Aragua. En una triste ceremonia, la familia del disidente de 32 años, refugiado político desde 2018, acusó “negligencia” policial y apuntó al Gobierno de Maduro. Los invito a leer la crónica en terreno.
- En medio de la guerra de Gaza, el Gobierno de Boric excluyó a Israel de FIDAE, una feria internacional aeronáutica. “En la escala de prioridades, los derechos humanos son el primer eslabón”, defendió la ministra Interior, Carolina Tohá. La Comunidad Judía de Chile acusó a la Administración de izquierdas de “sesgo antisemita” y nueve empresas israelíes presentaron ante la Corte de Apelaciones de Santiago un recurso de protección contra el Ejecutivo chileno.
- En a tercera entrega sobre infancia de la escritora chilena María José Ferrada para EL PAÍS ha entrevistado a la ilustradora peruana, autora de ‘Kintsugi’, quien ha sido galardonada con el premio al mejor libro de ficción, otorgado por la Feria del Libro Infantil de Bolonia. Les recomiendo leer la conversación que sostuvieron sobre el origen de su última obra y su relación con el oficio.
Muchas gracias queridos lectores. En una semana más, estaremos nuevamente en sus buzones.
Un abrazo.
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