Gabriel Boric, retrato de un presidente que se retirará a los 40 años de La Moneda
A 12 meses de dejar el cargo, 12 analistas y líderes de opinión examinan la figura del mandatario chileno, lo que ha sido su Gobierno y su posible proyección como líder de una nueva izquierda

Este 11 de marzo, el presidente Gabriel Boric iniciará el tramo final de su Gobierno, que asumió con 36 años recién cumplidos. Sucedió en el cargo a Sebastián Piñera, de la derecha tradicional. El mandatario del Frente Amplio sufrió un primer golpe cuando llevaba seis meses en La Moneda, luego de que el 62 % de los chilenos rechazó en un plebiscito la propuesta constitucional, con una mayoría de independientes de izquierdas. Su Administración había puesto sus expectativas en ese proyecto para empujar gran parte de sus reformas, por lo que el mandatario hizo su primer y profundo ajuste de Gabinete, cuando sacó a su círculo íntimo y sumó a figuras de la exConcertación y de la exNueva Mayoría, coaliciones a la que su generación criticaba. Entró Carolina Tohá a Interior, de la izquierda moderada. En mayo de 2023, el país sudamericano reprobó una segunda propuesta de Ley de Leyes, esta vez impulsada por la derecha, lo que sepultó la idea de reemplazar el texto nacido en la dictadura de Augusto Pinochet (1973-1990).

Durante sus tres años de Gobierno, observan 12 analistas y líderes de opinión consultados por EL PAÍS, Boric ha enfrentado situaciones complejas, entre ellas el caso Convenios, el escándalo de corrupción del Frente Amplio; una economía adversa y la inseguridad pública, la principal preocupación de los chilenos ante una nueva delincuencia armada transnacional que comete homicidios más violentos ligados al crimen organizado.
Entre las grandes reformas comprometidas, el oficialismo sacó adelante la de las pensiones en enero, aunque para lograr su aprobación en el Congreso tuvo que ceder en varios puntos, entre ellos que se mantuvieran las Administradoras de Fondos de Pensiones (AFP).
¿Cómo han sido sus tres años de Gobierno? ¿Cuánto ha cambiado Boric? ¿Qué hitos han marcado su gestión? ¿Cómo será su último año en la Presidencia de Chile? ¿Cómo se proyecta su figura y legado, cuando deje La Moneda a los 40 años recién cumplidos? Estas son algunas de las interrogantes que intenta responder EL PAÍS.
Rodrigo Pérez de Arce: “Cada tanto su carácter y sus decisiones lo traicionan”
“Gabriel Boric se vio obligado a enfrentar la contundente derrota en el plebiscito constitucional de 2022, que terminó con su programa original. Pese a eso, ha sido pragmático al incorporar figuras e ideas que antes criticaba, aunque a veces han faltado explicaciones más sólidas. Su Administración ha sido un proceso de aprendizaje forzoso sobre lo fácil que es opinar y lo difícil que es ejercer el poder. Quizás estos años lo lleven a revalorizar el diálogo político y la necesidad de hacer por sobre indignarse y denunciar.
Aunque se ha hablado de habitar el cargo y lecciones aprendidas, cada tanto su carácter y sus decisiones lo traicionan. La poca credibilidad se extiende a su coalición, cuya actitud hace dudar respecto de cuánto han aprendido. Eso solo se verá cuando sean oposición; tal vez ese pueda ser el mejor legado de un Gobierno obligado a renunciar a todo lo que prometió”, señala el investigador de Faro UDD y columnista de EL PAÍS.
Noam Titelman: “Supo poner a su pueblo por sobre su ideología, incluso por sobre su identidad”
“A veces los dirigentes eligen su momento, en otras ocasiones los momentos eligen a sus dirigentes. El presidente más joven de la historia de Chile llegó a hacerse cargo de un periodo de desbordamiento total de nuestra política. Los votantes progresistas prefirieron al joven magallánico encumbrado sobre un árbol, soñando sobre un futuro mejor. Al final, más que cualquier medida programática específica, la promesa de esa candidatura fue que no estábamos condenados a tener que optar entre cambio y seguridad, y a ver al país dividido en dos campos cada vez más antagónicos. Pero para gobernar, para ser el presidente de todos los chilenos, el Boric candidato no podía ser el mismo que el jefe del Ejecutivo. El terno, pero sin corbata, no lo abandonó nunca desde la segunda vuelta; un punto medio entre el dirigente estudiantil de antes y el hombre de Estado de hoy. Habitar la República se volvió una especie de mantra. Y, en buena medida, fue exitoso en su promesa de recuperar cierta estabilidad (como lo muestran varios indicadores económicos). En un año más, cuando se acabe su periodo, la oposición será muy crítica de su legado y el oficialismo lo defenderá: eso es lo que hacen las oposiciones y los oficialismos. Tendrán que pasar varios años para que el filtro de la distancia permita un juicio más justo. En cualquier caso, por mi parte, puedo decir que me enorgullezco de haber votado tres veces por ese magallánico escalador de árboles que supo sumarse al sentido republicano de nuestra democracia, que supo poner a su pueblo por sobre su ideología, incluso por sobre su identidad. Y si, en algunos años más, decidiera volver, feliz votaría de nuevo por él”, afirma el investigador posdoctoral de la Universidad Sciences Po.
Josefina Araos: “Ninguna expectativa se cumplió”
“Gabriel Boric llegó a La Moneda con un triunfo electoral histórico, convocando un elenco transversal (incluyendo a los que antes había denostado) contra quien presentaron como amenaza para la democracia. Las expectativas eran altas, tanto por el discurso del Frente Amplio (venían a cambiarlo todo), como por un contexto inesperadamente promisorio: el estallido y la Convención auguraban un escenario perfecto. Al triunfo de Boric, pensaban, le seguiría una nueva Constitución que haría de Chile la tumba del neoliberalismo. El choque con la realidad fue duro y empezó temprano. El intento de entrar a Temucuicui fue un anticipo del tipo de dificultades que tendrían: una equivocada comprensión de sí mismos (su otra escala de valores) y un mal diagnóstico del país que tenían a su cargo (el pueblo del que se creían voceros tenía mucho que perder) los ha hecho fracasar una y otra vez. Gabriel Boric saldrá de La Moneda más maduro (el choque con la realidad enseña a la fuerza) y con un 30% de apoyo fiel que no cae con nada. Pero dejará atrás un país más deteriorado que aquel que en 2019 prometió reivindicar. Ninguna expectativa se cumplió“, plantea la investigadora del Instituto de Estudios de la Sociedad (IES).

Lucía Dammert: “Supo ajustarse a los principales reclamos ciudadanos”
“Boric tiene pasado, presente y futuro en la política nacional. Su Gobierno ha sido uno de múltiples transiciones de un país post estallido y post pandemia, pero también de un mundo marcado por crisis democráticas y liderazgos rupturistas. Un presidente que supo ajustarse a los principales reclamos ciudadanos, que aprendió duramente sobre la importancia de los resultados por sobre lo simbólico, que reconoció la importancia de la experiencia en la gestión gubernamental y que sacó adelante cambios en acuerdo con la oposición política. La construcción de un partido político de izquierda es, además, un logro que permitirá mantener muchos de los ejes centrales de sus ideas en el futuro, en conversación con los partidos de centroizquierda que son parte fundamental del Gobierno. Boric es además un referente internacional de las posiciones firmes frente a la violación de derechos humanos y los autoritarismos, posición que solo se fortalecerá en los tiempos que vienen. Todos elementos que permitirán que pueda definir su futuro en la política partidaria, nacional e internacional una vez sopesado y analizado los logros pero sobre todo los pendientes de su Gobierno”, señala la socióloga y académica de la Universidad de Santiago.
Aldo Mascareño: “Se deconstruyó, pero no ha logrado construir un perfil claro”
“Boric inició su Gobierno con ideas universitarias, lo que fue un profundo error, pues fue como adecuar la realidad a la teoría. Pero paulatinamente fue transformándose. Él cambió en el poder y la manifestación de eso fue la seguidilla de disculpas, a veces semanales y mensuales, que pedía por pensamientos que había tenido antes. El presidente se deconstruyó, pero no ha logrado aún construir un perfil claro. Dejó de ser aquello con lo que comenzó, pero hoy no hay una orientación con la que uno diga: ‘este es el presidente que vamos a tener este último año o el político cuando salga de La Moneda y en cinco o 10 años cuando se presente a otra elección.
Este 2025 es muy decisivo para él, pues es de elecciones. Y este es el momento en que uno puede transformar ese liderazgo, estar por encima de las divisiones y reconstruir el sentido del poder. Ese es el desafío de Boric: cómo va a dejar ese Gobierno y cuál va a ser la deconstrucción de sí mismo”, señala el investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP).
Patricio Fernández: “Uno de los talentos de Boric y su Gobierno es el de mutar”
“Uno de los talentos que ha tenido Boric y su Gobierno es el de mutar, y el país tiene que agradecer esa capacidad y flexibilidad. Él viene de una generación que tenía un cúmulo de críticas y deseos y él se ha dispuesto a liderar una sociedad dinámica que está cambiando en forma veloz. Él además amplió su radio enormemente. Y las prioridades de Chile también han mutado: ha entrado un crimen organizado que ha avanzado por América Latina. Pero no es algo producto de este Gobierno, sino que le ha tocado presenciar su escalada, que viene de antes, y hacerse cargo.

Boric se va a ir como alguien que le ha tocado vivir la realidad internacional. Carga con la responsabilidad de darle una cara nueva, atendible y confiable a una izquierda por venir. La vieja izquierda latinoamericana, Nicaragua, Venezuela y Cuba, está en estado de degradación inconmensurable. Él ha presenciado esto y eso lo hizo reconocer y vislumbrar macabrerías que se escondían a veces en discursos virtuosos”, dice el escritor, periodista y director del Programa Democracia UDP.
Isabel Plá: “Se sorprendió de los avances en Chile de los últimos 35 años”
“Boric se cruzó la banda presidencial y en adelante se dio cuenta que todo lo que exigió, peleó y criticó antes, tenía un sentido distinto cuando era él quien estaba a cargo del país. En estos años, en reiteradas oportunidades, en su discurso le cuenta a la gente cosas que él ha descubierto, pero que quienes ya han estado ahí, lo sabían. También, se sorprendió de los avances que ha experimentado Chile al menos en los últimos 35 años. Ahora, en su último tramo, probablemente va a dejar atrás eso de que otra cosa es con guitarra, y lo que hará es afianzar sus años de Gobierno, y lo que ha hecho y no.
Él se convirtió en presidente prácticamente cuando estaba partiendo su carrera política, cuando llevaba unos 10 años y eso para un líder es muy poco. [Cuando deje La Moneda] tal vez va a estar un rato tranquilo, pero no tengo ninguna duda de que va a tener una voz muy activa en los próximos cuatro años y, por supuesto, no tenemos que descartar que va a intentar ser presidente de nuevo, aun cuando él diga que no, pues va a ser una presión muy fuerte de su sector político”, opina la exministra de la Mujer y Equidad de Género del segundo Gobierno de Sebastián Piñera.
Pierina Ferretti: “Ha sabido sentar bases de un nuevo modelo de desarrollo”
“Gabriel Boric ha sabido compilar una mirada estratégica y una visión de las transformaciones que Chile necesita con las circunstancias puntuales y adversas que ha tenido en su mandato, y ha sabido adaptarse sin perder el rumbo. Entre esas circunstancias, entre las más estructurales, Chile lleva más de una década en que la economía se encuentra estancada y eso no es una cosa pasajera. El presidente ha sabido sentar bases de la posibilidad de un nuevo modelo de desarrollo, por ejemplo, con la Política Nacional del Litio y el carácter estratégico de las energías renovables, como el hidrógeno verde. Esto tal vez no es tan visible, pero para salir del estancamiento, necesitamos un nuevo papel del Estado.




El presidente recibió un país todavía en pandemia y con una crisis política que es inédita, después de un estallido social y con dos procesos constitucionales que no llegaron a buen término y con una economía estancada. Y con todas esas circunstancias, logró tener una agenda laboral potente con la Ley de las 40 horas, un alza histórica del salario mínimo y una reforma de pensiones que estaba trabada y que probarla, el Gobierno tuvo que hacer sacrificios. Por lo tanto, es un presidente que termina en súper buen pie para ser el principal líder de la nueva izquierda chilena y la principal bisagra entre la izquierda histórica y la social democracia”, señala la socióloga y directora ejecutiva de la Fundación Nodo XXI.
Gonzalo Müller: “La épica y la mística desapareció en 2022 con el triunfo del rechazo”
“El presidente Boric ha tenido un aprendizaje muy duro. Tuvo una derrota importante de su proyecto político, y esa épica y esa mística desapareció el 4 de septiembre de 2022, con el triunfo del rechazo [al proyecto constitucional]. Ahí él tomó decisiones drásticas y cambió el discurso y el elenco. Y la llegada de Carolina Tohá a Interior lo fue transformando lenta pero inexorablemente en algo más parecido a lo que había sido la Concertación o el Socialismo Democrático.
Cuando se habla de gran legado, creo que lo que el presidente tiene en su cabeza es que él quede registrado para volver a ser candidato en el futuro. Este no va a ser el Gobierno de las grandes transformaciones ni muy realizador, pero sí uno que giró y tuvo el pragmatismo para salvar un liderazgo para la izquierda, como es el de Boric”, dice el director del Centro de Políticas Públicas de la Universidad del Desarrollo, UDD.
Eugenio Tironi: “Es el forjador de una coalición que podría durar muchos años”
“Gabriel Boric ha tenido una sabiduría enorme a pesar de su edad. Logró dominar sus impulsos juveniles y entender lo que es manejar el Estado y producir y cultivar un orden que nos haga sentirnos parte de un mismo barco. Aprendió muy rápido de sus errores, como no haber dejado que la Convención Constitucional se emancipara de todo control. Él ha ido forjando una coalición. Entró al Gobierno con una coalición minoritaria, que la ha seguido ampliando con los años y ahora la puede llegar a proyectar. No necesariamente para ser Gobierno, sino también para ser oposición. Es el forjador de una coalición que podría estar destinada a durar muchos años y que cubre un arco muy amplio de fuerzas.
Cuando él asumió, con el estallido social y la pandemia, teníamos un país en ebullición, que podría haber culminado en una catástrofe mayúscula. Y parte del legado de Boric es haber restablecido la fe en la democracia como mecanismo para conseguir la pacificación, el orden público y el control del Estado sobre ciertos territorios, como La Araucanía. Entremedio, saca la reforma de pensiones, que es bastante excepcional, porque este sería un Gobierno de izquierda que consolida un sistema de capitalización individual, administrado por sectores privados e introduciendo un componente de solidaridad y de competencia. Y lo mismo se reproduce con el litio”, señala el sociólogo chileno.
Rachel Théodore: “Es posible que vuelva un día a La Moneda con más fuerza”
“La práctica del poder cambia a las personas: corrompe o transforma. En el caso de Gabriel Boric, ha experimentado una metamorfosis desde sus años pre-presidenciales. Asumiendo la magna tarea de liderar un país con sólo 36 años, la transformación exterior, visible en la evolución de su imagen —desde su aspecto barbón y descuidado a peinado y arreglado— es en realidad el reflejo de un cambio interno: Boric se ha moderado. Desde el dirigente estudiantil millenial utopista al hombre de Estado más pragmático, enfrentarse al poder insertó al presidente dentro de una larga tradición histórica en Chile: la búsqueda de posiciones más céntricas. El presidente ha retomado esa tradición política de la primera mitad del siglo XX liderada por el partido radical y luego, post-dictadura, por la Concertación. Irónicamente, se burlaba de esta última antes de asumir el cargo. Sin embargo, abrazando esa tradición más realista y dialogante, es posible que Boric vuelva un día a La Moneda con más fuerza, buscando unir a un pueblo aún muy polarizado”, dice la académica del Centro de Economía y Políticas Sociales (CEAS) de la Universidad Mayor e investigadora adjunta del Centro de Estudios de Conflicto y Cohesión Social (COES).
Gloria Hutt: “Se transformó en un presidente al que le cuesta tomar conciencia del rol”
“El presidente Gabriel Boric llegó al cargo sin que ese fuera su plan, se adaptó a una circunstancia y captó el interés de la ciudadania canalizando una sensación de descontento y expectativas de cambio. Su votación no fue, a mi juicio, una opción mayoritaria anclada en una preferencia ideológica. Asumió envuelto en un halo de novedad, muchos confiaron en su promesa de un Estado moderno y sin vicios, propuso que una nueva generación marcaría un rumbo distinto al país, con más oportunidades y justicia social. Las promesas se desmoronaron a poco andar. Apostó por una refundación institucional y perdió. Al mismo tiempo, el Estado se empezó a llenar de amigos, y su gestión mostró falencias en todos los ámbitos. Se transformó en un presidente al que le cuesta tomar conciencia del rol, su identidad de candidato lo marca con más fuerza. El acuerdo de pensiones mostró la magnitud de la diferencia entre el discurso inicial y su oferta de campaña. Por su edad y golpe de realidad, es posible que en el futuro mantenga un rol activo en su sector”, sostiene la expresidenta de Evópoli, partido de la derecha liberal.
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