Plebiscito Constitucional en Chile: de las causas de la derrota al inicio de una nueva etapa
El resultado puede ser considerado como una oportunidad de rearticulación de la derecha y un camino hacia la recomposición de un centro político que aún se reconoce inorgánico y carente de conducción
En histórica jornada realizada este domingo 4 de septiembre fue rechazada la propuesta de nueva Constitución elaborada por una Convención Constitucional elegida de manera democrática, la cual contó con una composición diversa, paritaria y plural. Pocos esperaban un resultado con una ventaja tan amplia para la opción “rechazo”, pese a que algunas encuestas, entre ellas Pulso Ciudadano, lo venían registrando desde el mes de mayo. La tenencia, a favor del rechazo, ya estaba arraigada en esa fecha y no se vio alterada en los meses sucesivos, ni mucho menos tras el inicio oficial de la campaña electoral.
Por el nivel de participación, que sobrepasó los 13 millones de personas, superando con ello todas las elecciones y eventos electorales registrados desde 1988, la victoria del rechazo está lejos de poder ser interpretada como un triunfo de la derecha. Durante estos meses la derecha prácticamente tuvo que ocultar a sus principales figuras y cuando algunos de sus representantes emergieron lo hicieron provocando escándalos y situaciones que generaron el repudio de amplios sectores, como ocurrió con el diputado Gonzalo de la Carrera, perteneciente a Republicanos. Más bien, desde muy temprano se instaló una crítica mucho más transversal hacia el proceso, expresado el modo en que funcionó la convención constitucional ―con situaciones de escándalos, de desprolijidad y de cancelación de ciertas propuestas―, junto al cuestionamiento formulado a varios de los contenidos del texto plebiscitado. Al igual como lo evidenciaron varias de las encuestas en semanas previas, el resultado del plebiscito puso de manifiesto el apoyo transversal del “rechazo” en términos territoriales, sociales y entre los diferentes segmentos etarios.
Aparte de la crítica al proceso y a los contenidos del texto constitucional, hubo otros factores que incidieron de manera decisiva, partiendo por un contexto marcado por la crisis económica, migratoria y de seguridad ciudadana. Esta última reforzada con la intensificación de los conflictos en la zona de la Araucanía. Como es sabido, tales situaciones de crisis fueron heredadas por el actual gobierno; si embargo, desde que asume el presidente Gabriel Boric se registraron una seguidilla de problemas de gestión y de desaciertos en el manejo de la crisis, que rápidamente provocaron una caída del respaldo ciudadano. Asimismo, fue el propio gobierno quien condicionó el desempeño de su gestión ―y en especial su agenda de transformaciones estructurales― al éxito del plebiscito de salida. Si hasta el momento del plebiscito, el gobierno carecía de una agenda clara y precisa, tras su resultado queda en una situación mucho más precaria viéndose obligado a mantener la continuidad de un proceso que ahora depende de la (eventual) buena disposición de una oposición mucho mejor posicionada.
Los resultados del plebiscito pueden ser considerados como una oportunidad de rearticulación de la derecha. Pero más que eso, y tomando en cuenta el eje de la campaña del “rechazo”, se traduce en la oportunidad para la recomposición de un centro político que aún se reconoce inorgánico y carente de conducción. Tal vez, la etapa que se inicia con el resultado del plebiscito posibilite que uno de estos sectores asuma mayor protagonismo y conducción de un proceso de cambio constitucional que, a pesar de todo, sigue siendo anhelado y concebido como respuesta a la crisis iniciada en octubre de 2019.
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