Los vecinos de Retiro se sublevan contra el ‘macroparking’ de Almeida
Los residentes denuncian que el barrio no demanda la infraestructura y temen un “efecto llamada” que colapse la zona con más coches y polución
El alcalde José Luis Martínez-Almeida anunció hace unas semanas y por sorpresa que el Ayuntamiento iba a construir un gran parking en la zona de Retiro: un total de mil plazas para uso mixto (con plazas para residentes y de rotación) junto al emblemático parque. Una propuesta que no iba en el programa electoral y que ha soliviantado a los vecinos de la zona. “El macroparking atenta contra la salud”, resumen los representantes de la asociación vecinal Retiro Norte, con más de 300 miembros y que da voz a los residentes de las calles de Ibiza, Menéndez Pelayo o Sainz de Baranda. Temen que el nuevo aparcamiento produzca un “efecto llamada” que sature aún más su barrio de vehículos y de gases contaminantes.
“Es incomprensible querer llevar mil coches más al Retiro”, lamenta Rita Maestre, portavoz de Más Madrid. La política también considera el aparcamiento “una infraestructura innecesaria” y que afectará a la salud del barrio: a los vecinos que lo habitan; a los que acuden al Hospital Infantil Niño Jesús; o a la masa vegetal del parque histórico. “Dispararía los niveles de contaminación en una zona con problemas serios de calidad del aire”, agrega Maestre en referencia a la cercana estación de medición de polución de Escuelas Aguirre, una de la que peores niveles registra de la ciudad.
Vecinos y oposición han lamentado que el proyecto del alcalde “esconda” coches bajo el Retiro. También han criticado que el Ayuntamiento intente justificar el proyecto con medidas estéticas. Hablan de las mejoras viarias anunciadas con el aparcamiento: ampliación de aceras en la calle Menéndez Pelayo; creación de un carril bici segregado; y dos nuevos viales exclusivos para buses (uno por sentido). “Más aceras, un carril bici, parking soterrado”, defendía el proyecto Borja Carabante, delegado de Movilidad y Medio Ambiente en sus redes sociales. “Y los coches no podrán estacionar”, agregaba Carabante remarcando que el plan estudia eliminar plazas en superficie.
“Todo eso se puede hacer, pero no el parking”, matizan los vecinos. “Con la excusa de quitar 200 plazas en superficie (la mayoría de residentes) van a hacer un macroparking subterráneo de 1.000 plazas”, se quejan. “Esto supondrá miles de coches más accediendo a Retiro, una zona con los indicadores de óxido de nitrógeno más altos de la ciudad”, resume Félix Sánchez Villarejo, secretario de Retiro Norte.
La organización ha querido mostrar su oposición al proyecto con una recogida de firmas en Change.org: ayer rozaban los 34.000 apoyos. “Nos gustaría entregarle estas firmas a Villacís; creemos que ella puede tener mejor criterio [que el alcalde] y parar este proyecto no deseado, reflejo de una visión de la movilidad de otra época”, agrega Sánchez Villarejo.
Aunque Almeida anunció muy alegremente la medida, la realidad es que Cs, sus socios de Gobierno en Cibeles, no tienen tan claro el proyecto. “No se puede dar nada por cerrado”, dijo la vicealcaldesa Villacís tras las críticas vecinales. El concejal del distrito, Santiago Saura (Cs), también ha mostrado sus reparos a las plazas de rotación.
En un primer momento, Almeida dividió el millar de estacionamientos de la siguiente manera: 300 para residente y 700 de rotación. Después matizó sus palabras y dijo que las plazas tendrían prioridad residencial; es decir, que las que sobrasen se destinarían para rotación. “Un intento burdo de calmar al movimiento asociativo del barrio que se ha mostrado sin fisuras en contra de esta insostenible infraestructura”, apunta el concejal de Más Madrid Nacho Murgui.
“Es una trampa”, agregan los vecinos que consideran que no existe demanda real. Retiro, tras Salamanca, el segundo distrito con más plazas de aparcamiento: actualmente, cuenta con más de 10.000 (9.170 para residentes y 933 en rotación), según se detalla en el estudio encargado por el Ayuntamiento para evaluar la construcción de la infraestructura. El informe detalla, además, que casi cuatro de cada diez viviendas de la zona (36%) disponen de garaje. Este estudio municipal considera las listas de espera para plazas de residentes “un buen termómetro para medir la demanda residencial”: hoy por hoy poco más de 150 vecinos demandan una plaza de aparcamiento. “Solo hay 156 peticiones”, apunta la portavoz de Más Madrid, “basta hacer las cuentas para ser conscientes de la barbaridad que supone su construcción”.
La reacción vecinal sorprendió al alcalde. Tras el anuncio del parking, el Área de Movilidad y Medio Ambiente prometió que iba a realizar una encuesta vecinal. “Los primeros sondeos apuntan a que hay un interés mayoritario”, resumen en una nota de prensa desde Movilidad y Medio Ambiente. La asociación de vecinos denuncia que no están haciendo esa encuesta: “Han colgado algunos folios en algunos portales de Menéndez Pelayo, pero nada más”. “Decían que iban a encuestar a 10.000 vecinos cuando en el barrio hay algo más de 30.000 personas. No tiene sentido. Nada tiene sentido”, agrega el representante de Retiro Norte.
Para muchos vecinos, la propuesta de Almeida esconde un interés económico. Por un lado por la gestión de las plazas en rotación, que en principio explotaría una empresa externa y no directamente el Ayuntamiento. Por otro, creen que las plazas destinadas para ellos son “caras”: los vecinos las adquieren en régimen de concesión (por 40 años) a un precio de 31.500 euros (IVA incluido). “Ni siquiera los comerciantes están a favor”, argumentan los vecinos, “muchos nos han dicho que prefieren que los clientes no vengan en su coche particular pues así consumen más y se quedan hasta más tarde”. Por eso prometen que las quejas no van a parar: “Vamos a organizarnos y nos manifestaremos porque esto no tiene ningún sentido”.
Un informe de 2018 contrario al carril bus
El Ayuntamiento ya valoró, en la época en la que Manuela Carmena era alcaldesa de Madrid, actuar en la avenida de Menéndez Pelayo. Se planteó pasar dos carriles de circulación para dedicarlos a autobuses y servicio público. No se realizó: un informe, elaborado en mayo de 2018 por Doymo, empresa adjudicataria del contrato de modelización de la movilidad en la capital, desaconsejaba la idea ya que la propuesta supuestamente afectaba negativamente a la circulación.
Esa conclusión se extrajo tras estudiar la “afectación al tráfico” de la medida tomando datos de “demanda de usuarios de transporte público” y “viajeros en vehículo privado” por tramos de la vía. “Ahora, las condiciones han cambiado”, justifican fuentes del Área de Movilidad y Medio Ambiente.
Pero el nuevo trazado no supone un cambio con respecto al flujo de vehículos: la avenida seguirá teniendo los mismos carriles para circulación, solo que dos se destinarán al transporte público. Fuentes del Área reconocen que aún no tiene modelos sobre cómo afectarán los cambios a la movilidad.
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