El parking ‘sorpresa’ siembra la discordia
Los vecinos de la avenida de Menéndez Pelayo se oponen a la construcción de un aparcamiento soterrado que los comerciantes ven con buenos ojos
La paciencia de José Robles se agota. Después de 45 minutos dando vueltas, no ha encontrado aún aparcamiento. Decide estacionar en doble fila. Será solo un momento. El tiempo que tarda en bajarse del vehículo y acercarse a unos amigos que aguardan en la acera. La cerveza del mediodía tendrá que esperar. Se citan por la tarde, pero sin coches. Los fines de semana, aparcar en la avenida de Menéndez Pelayo resulta una odisea. Los bares de la zona se han puesto de moda y también hay muchas familias que acuden a pasear por el parque de El Retiro. Sin embargo, los vecinos se oponen a la construcción del aparcamiento subterráneo que anunció el alcalde hace unas semanas por sorpresa. Los comerciantes, en cambio, lo ven con buenos ojos.
No hay hueco donde estacionar en todo el bulevar, una de las arterias principales de la capital. Por eso, algunos como Eduardo llegan en taxi. Reconoce que es mucho más cómodo y rápido. Otros acuden en metro (varias estaciones con hasta cuatro líneas) o autobús (cinco rutas de la EMT). “El tiempo para aparcar es impredecible. Los días laborables puedo tardar una hora. Los fines de semana, mucho más”, se sincera Robles. Su amigo Vicente González, también vecino, propone que los festivos la zona se convierta en peatonal: “Todo el ocio está en el centro. Que ingenien fórmulas para venir”. “Sería una buena manera de luchar contra la contaminación”, le secunda su esposa. Pero los planes del Gobierno municipal, formado por PP y Ciudadanos, circulan en otra dirección.
El 13 de enero, durante un desayuno informativo, el alcalde de Madrid, José Luis Martínez Almeida, anunció la construcción de un aparcamiento subterráneo mixto en Menéndez Pelayo, entre las calles 12 de octubre y O´Donnell y a pocos metros de El Retiro. Podría alcanzar las mil plazas, una parte para residentes y el resto, rotatorias. El Ayuntamiento no ha determinado aún cómo se repartirán. El primer paso es realizar un estudio de demanda.
Para ello ha repartido unos documentos para sondear cuántos vecinos estarían interesados en hacerse con las plazas a través de una cesión de 30 años con un coste de 26.000 euros (IVA no incluido). En las próximas semanas comenzará la redacción del anteproyecto, de forma que podrá licitar su construcción y explotación antes de que acabe el año.
27.000 firmas en contra
“El proyecto es antiguo. La derecha lo ha sacado del cajón para hacer negocio”, explica Carmen, una enfermera jubilada que vive en la zona desde que nació. “Hicieron lo mismo en la calle de Narváez y las casas se rajaron”, le recuerda su amiga Lucía. Muchos vecinos, como ellas, temen daños estructurales en las viviendas, por lo que se oponen a la construcción. Para detenerla han creado una petición en la plataforma Change.org. En solo unos días ha alcanzado las 27.000 firmas.
Los partidos de la oposición también se resisten a una iniciativa que, subrayan, no formaba parte del programa electoral del PP. Los grupos lamentan que Martínez Almeida “esconda” coches en Retiro, donde se encuentra una de las estaciones de medición que registra mayores niveles de dióxido de nitrógeneo (NO2) de toda la ciudad (Escuelas Aguirre).
Para el Ayuntamiento, estas obras “mejorarán la calidad del aire al reducir los tiempos en la búsqueda del aparcamiento”. “Generará más humo, más tráfico y más contaminación”, rebate la portavoz de Más Madrid, Rita Maestre. Alfredo González, del PSOE, ha tachado el parking de “auténtica barbaridad” porque “no responde a ningún problema real”. En el entorno de Menéndez Pelayo ya hay 3.516 aparcamientos para residentes, aseguran los socialistas. Desde Ciudadanos, que forma coalición con el PP, apuntan que el proyecto no está definido en su totalidad y que se están reuniendo con todos los agentes implicados para adecuarlo a las necesidades del barrio.
“Este macroparking atenta contra la salud, la convivencia y el medioambiente. Es un proyecto no deseado. Nadie lo ha pedido”, sostiene Alejandro Merino, presidente de la asociación de vecinos Retiro Norte. En su opinión, generará una demanda inducida de más de 5.000 coches diarios y además “no soluciona los problemas de aparcamiento” porque las plazas para residentes “son pocas y caras”. Las cifra en 300, mientras que las rotatorias alcanzarían las 700. Francisco Segura, de Ecologistas en Acción, critica a Martínez Almeida por “descafeinar Madrid Central” y favorecer el uso del coche cuando “todas las estrategias europeas pasan por desincentivarlo”.
Fuentes municipales señalan que el nuevo aparcamiento ampliará aceras en beneficio del peatón y eliminará la banda de aparcamientos en superficie. “Ahora pago 3,2 euros por cada hora en zona verde. El parking se convertirá en un negocio. Seguro que ponen precios desorbitados”, indica José Luis Villalba, que acude a El Retiro habitualmente con su hermana y su sobrina desde Vallecas.
A pocos metros, Roberto Violero, encargado de la taberna Hasta los andares, saca unas mesas a la acera esperando una buena afluencia de clientes en este sábado de febrero inusitadamente caluroso. “A mí, me beneficia. Si la amplían tendré más espacio para la terraza”. De la misma opinión es Javier Arribas, de Pico Fino, aunque prefiere ser precavido. “Las obras son un arma de doble filo”, dice mientras tira una caña. Doble.
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