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Comín plantea acciones contra la economía europea para conseguir la independencia

El eurodiputado electo de Junts per Catalunya avisa que los catalanes deben estar preparados para asumir sacrificios si quieren separarse de España

Cristian Segura
Toni Comín, en una entrevista en septiembre de 2017.
Toni Comín, en una entrevista en septiembre de 2017.MASSIMILIANO MINOCRI

Toni Comín valoró este lunes su probable incorporación al Parlamento Europeo como diputado advirtiendo a los catalanes que deben estar preparados para aceptar sacrificios si quieren conseguir la independencia. El político de Junts per Catalunya aseguró en una entrevista en el diario Ara que el independentismo tiene que asumir que pueden ser necesarias acciones "duras" para alcanzar la separación de España, una de ellas, el boicot a la economía europea: "La independencia low cost no existe. ¿Es suficiente el desgaste reputacional del Estado? ¿O tenemos que ir también a un desgaste económico? Podría ser que tengamos que ser un problema también económico para Europa para acabar de ganar esta batalla política".

Comín y su jefe de filas, Carles Puigdemont, obtuvieron la semana pasada el visto bueno del Europarlamento para iniciar el proceso de acreditación como eurodiputados tras la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea que otorga inmunidad al presidente de ERC, Oriol Junqueras. Comín comentó esta nueva situación favorable a sus intereses, y la vinculó a la necesidad de presionar a los estados miembros de la UE para tirar adelante con la independencia. Comín avanzó algunas de sus ideas de sacrificio económico en una entrevista del pasado octubre en el diario El Periódico. Por entonces ya subrayó que veía como necesaria una "confrontación" que podría llegar a suponer que los ciudadanos catalanes pierdan su puesto de trabajo: "Es necesario un tipo de movilización nuevo, sostenido, intenso, que vaya al desgaste material del Estado. Que tiene costes para la gente de Cataluña".

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Comín ha defendido la necesidad de interrupciones en la productividad de la economía, aunque estas "tengan riesgos grandes en términos materiales para la gente": "La gente tiene derecho a no cooperar. Es un principio básico de la desobediencia civil y de la lucha no violenta. No tengo por qué cooperar con mi enemigo o adversario". Comín no está solo en estos planteamientos. Desde Junts per Catalunya, ERC y también desde la Generalitat se ha dado apoyo desde el pasado octubre a las interrupciones por parte de activistas independentistas en la red de carreteras, vías ferroviarias, en la frontera con Francia e incluso a la ocupación del aeropuerto de El Prat. El vicepresidente económico, Pere Aragonès, pidió el pasado noviembre que no aflojaran las movilizaciones como herramienta de presión en las negociaciones con el Gobierno. El propio Junqueras ya teorizó en 2013 la posibilidad de organizar paros prolongados en la economía catalana, para perjudicar al conjunto de España, como medida de presión a la hora de negociar un referéndum de autodeterminación

No es la primera vez que Comín expresa opiniones polémicas sobre el camino a seguir para el nacionalismo catalán. En una entrevista de 2016 con El Diario.es, el exconsejero de Sanidad de la Generalitat comparó el separatismo con la fe en terapias alternativas: "Esto es como el momento en el que el paciente se va, a qué sé yo, al Hospital Monte Sinaí de Nueva York, y dice: «Ahí sí me van a curar». Y resulta que no, que llegas al Monte Sinaí y resulta que tampoco te curan. Y te dicen «Mire, este tumor, con la medicina clásica, oficial, no tiene solución». Entonces, el paciente dice, «pues me paso a la medicina alternativa». ¿Me explico? Mucha gente en Cataluña ha perdido la esperanza en la solución clásica, tradicional, del problema catalán, que era el encaje federal, o confederal, y hoy solo cree en la única alternativa disponible, que es la independencia."

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Sobre la firma

Cristian Segura
Escribe en EL PAÍS desde 2014. Licenciado en Periodismo y diplomado en Filosofía, ha ejercido su profesión desde 1998. Fue corresponsal del diario 'Avui' en Berlín y en Pekín. Desde 2022 cubre la guerra en Ucrania como enviado especial. Es autor de tres libros de no ficción y de dos novelas. En 2011 recibió el premio Josep Pla de narrativa.

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