El incómodo socio de extrema derecha
Vox decidió permanecer en la oposición pero sus votos fueron decisivos para que PP y Cs gobernasen
José Luis Martínez-Almeida y Begoña Villacís tienen una deuda con Vox. Los cuatro concejales del partido de extrema derecha les permitieron llegar al gobierno de Madrid, y van a ser fundamentales el resto del mandato para dar luz verde a los presupuestos y a cualquier iniciativa que no concite el acuerdo de los partidos de izquierda. Vox decidió no entrar en el gobierno municipal, tras dar por rotas las negociaciones con el PP en junio. Pero desde la oposición, el partido de extrema derecha no va a ser facilitador. El jueves pasado una insólita bronca en plena calle entre el alcalde y Javier Ortega Smith tras el boicot de Vox a un minuto de silencio por la última víctima de violencia machista, puso de manifiesto la inaudita relación del gobierno municipal con su incómodo socio externo de extrema derecha.
“Se notaba cierta incomodidad en el minuto de silencio a Villacís; a la vez el alcalde se fue allí a hacer un numerito, pero en realidad le dijo a Ortega Smith que está de acuerdo en muchas cosas”, describió Rita Maestre sobre el incidente. A la portavoz de Más Madrid le preocupan los “gestos, guiños y señales a esos votos de la extrema derecha que son los que sostienen el gobierno”. Igual que a Pepu Hernández, del PSOE, que opina que “los pactos entre las tres derechas de neoliberales, conservadores y ultras solo pueden dar lugar a políticas retrógradas y sectarias”.
Con la precampaña para las elecciones del próximo 10 de noviembre ya en marcha, aunque no estén convocadas, es previsible que las acciones de unos y otros para diferenciarse ante su electorado se intensifiquen.
Vox ha demostrado a PP y Cs que no se va a alinear con sus posiciones con facilidad. En el pleno de julio, la extrema derecha facilitó con su abstención que saliesen adelante iniciativas de Más Madrid y PSOE para instar al gobierno municipal a recurrir la sentencia que absuelve a Ana Botella y su equipo por la venta de vivienda pública a un fondo buitre. El partido de extrema derecha también se ha mostrado contrariado con lo que considera una posición “tibia” sobre Madrid Central, porque acordó con el PP acabar con la zona de bajas emisiones. Los desencuentros ya han sido sonados y apenas llevan 100 días de mandato.
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