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Me bajo en callao
Columna
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Diez cabezas, las diez embisten

Lo que se ha padecido en el centro de Madrid durante la primera semana sin Madrid Central no son atascos

axis atravesando Madrid Central.
axis atravesando Madrid Central.ÁLVARO GARCÍA
Nieves Concostrina

Ni idea de cuánto tiempo durará la decisión judicial que ha puesto por delante la salud de los madrileños y la movilidad sostenible sobre la soberbia del equipo del alcalde Martínez y la segundona Villacís.

Decía Machado que, en España, de diez cabezas, nueve embisten y una piensa. En la nueva corporación de Madrid mejoran la estadística. De cada diez, embisten las diez. Ninguna piensa. Ni falta que hace porque tampoco hay demasiada vida inteligente fuera del casoplón de Cibeles; al menos no la suficiente.

Lo que se ha padecido en el centro de Madrid durante la primera semana sin Madrid Central no son atascos. Son vehículos puestos en fila con el motor en marcha. Hace falta ser muy idiota para no verlo. Con el aumento del tráfico, y esto está más que demostrado, desciende la contaminación y el ruido. ¿O es que usted es idiota y no lo ve?

Así todo el rato desde que nos gobiernan unos becarios municipales, y así seguiremos cuando encajen sus poltronas los aprendices que llegarán a demostrarnos que también ellos saben cómo seguir pifiándola en la Comunidad.

La sospechosa Díaz Ayuso ya nos ha demostrado que lo que Natura no da, Salamanca no presta; el alcalde Martínez es simple como el asa de un cubo; Villacís y Aguado son… ¿qué son? ni chicha ni limoná... y luego hay dos malas personas, una de voz y gesto sin alma y otra desalmada con la que conviene no cruzarse si eres homosexual, negro, feminista o pobre.

Se dice siempre que en las municipales se vota a las personas, no a las siglas, pero es mentira, al menos en Madrid. Los populares Bob Esponja y a Peppa Pig, los ciudadanos lumbreras Homer Simpson y a la Pitufina, y los ultraderechistas Cruella de Vil y Capitán Garfio habrían salido elegidos igualmente de haber ido como candidatos. No estoy llamando idiotas a sus votantes. Idiotas somos todos, por acción o inacción, menos las ternas de Martínez, Villacís y el ultra, y la de Díaz-Aguado y la ultra. Solo va un par de ejemplos:

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Dijo Ignacio Aguado: “Sería fantástico que Gabilondo e Errejón se abstuvieran. Lo importante es que arranque la legislatura”. Y el periodista replicó: “Entonces… también sería fantástico que Casado y Rivera se abstuvieran para que arrancara la legislatura”. Y Aguado contraatacó: “No es lo mismo”. Genio.

Y Martínez suspendió Madrid Central (aunque luego un juzgado lo suspendió a él), pero llegó Villacís y dijo que no, que seguía en vigor, aunque mejor ir en transporte público. Vale, doña, pero taxis y autobuses están en el atasco de Madrid Central. ¿Atascos? ¿Qué atascos? No hay atascos. El tráfico ha aumentado, la contaminación ha bajado y no hay atascos. ¿O es que sois idiotas y no lo veis?

“¿A quiénes vais a creer? -nos preguntaría Chico Marx- ¿A ellos o a vuestros propios ojos?”.

A ellos, por supuesto. Nuestros ojos son los ojos de unos idiotas.

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