Colau y Collboni ultiman el pacto de gobierno con carteras compartidas
Barcelona en comú y el PSC quieren cerrar un cartapacio y programa compartidos y medidas para los primeros 100 días
La alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, y su futuro socio de Gobierno, el socialista Jaume Collboni ultiman esta semana su acuerdo. Colau y Collboni se reunieron ayer para comenzar a concretar un ejecutivo en el que las carteras del organigrama municipal y el programa serán compartidos y que incluirá un plan de actuación para los primeros 100 días. Tras gobernar juntos durante un año y medio el mandato pasado, Barcelona en Comú y el PSC buscan ahora un acuerdo “transversal”, con representantes de los dos partidos en todas las áreas, “con una sola voz”, que sea “estable” y permita llegar a 2023 sin sobresaltos.
Los socialistas apoyaron la investidura de Colau (que también requirió tres votos de la lista que lideró Manuel Valls) con un compromiso de gobierno a medias que ahora toca concretar. Las conversaciones entre los dos equipos negociadores se desarrollan con mayor lentitud de la que ambas partes contemplaban porque, sobre todo el PSC, quiere dejarlo todo atado y evitar sobresaltos. Aunque no está convocado, todo apunta a que el pleno de cartapacio se celebrará el próximo día 15 o 16, un mes después de la investidura.
“Queremos hacerlo de forma segura y sólida, para que el resultado sea un gobierno estable”, afirman fuentes socialistas. Las mismas que hablan de que se está trabajando en “un modelo cruzado de áreas, sin compartimentos estancos”. Fuentes de Barcelona en Comú se expresan en la misma línea: “No queremos dos Ayuntamientos. La idea es un gobierno transversal, con una sola voz y un solo programa”.
Vicealcalde, una figura no prevista
La figura del vicealcalde ha salido a relucir en las conversaciones que han mantenido ambos equipos negociadores. Aunque ninguno de los dos aclara hasta qué punto ha sido reivindicada por Jaume Collboni en un intento de tener un cargo que le equiparara más con Ada Colau y que fuera un poco más allá de la primera tenencia de alcaldía, una responsabilidad que se da por sentado que asumirá. Esa figura, que sí se ha introducido en el ayuntamiento de Madrid en este mandato, no está contemplada ni en la Carta Municipal de Barcelona ni en el Reglamento Orgánico Municipal (ROM).
Hay que tener en cuenta que los dos socios ya compartieron gobierno durante el mandato pasado. La alianza duró un año y medio, hasta que las bases de BComú decidieron romperla al apoyar los socialistas la aplicación del artículo 155 en Cataluña tras la celebración del referéndum declarado ilegal por el Tribunal Constitucional. Ahora, pues, al tiempo que se negocia hay que “cerrar heridas y reconstruir puentes”, recuerdan las dos partes. Colau y Collboni tuvieron buena sintonía hasta la ruptura, tras la que los socialistas mostraron un gran malestar.
Además, una vez se cierre el reparto de responsabilidades y el programa común, las bases de los dos partidos tendrán que darle el visto bueno. Barcelona en Comú ha convocado un plenario con la militancia para el día 11. El PSC todavía no tiene fecha para el consejo de Federación de Barcelona que debe avalar el acuerdo.
Como la otra vez, en la cuestión del debate nacional, la intención es que cada partido pueda expresarse en sintonía con su programa. Aunque habrá que ver cómo se gestionan situaciones que están por venir, como la respuesta desde el Gobierno de la ciudad a la sentencia a los líderes del procés.
Otra diferencia relevante con el anterior pacto es que entonces Colau tenía 11 concejales y Collboni solo cuatro. Ahora tienen 10 y ocho. La propia alcaldesa ha dejado claro que Collboni será primer teniente de alcalde y es probable que Laia Bonet sea también tenienta de alcalde de alguna área.
De hecho, las negociaciones se están desarrollando de abajo arriba: de las máximas responsabilidades políticas hasta bajar a los cargos técnicos. Y también habrá que concretar otras cuestiones: qué ediles formarán parte de la comisión de Gobierno, quiénes serán los concejales de los diez distritos (prácticamente seguro cinco para cada formación), las gerencias de las áreas y los responsables de las empresas municipales. En este sentido, el único cargo consensuado que se ha hecho público es el de la socialista Sara Berbel como gerente municipal. Una decisión que ya anticipó la intención de repartir responsabilidades a medias.
Las conversaciones se desarrollan en un clima de gran hermetismo. En el caso de Barcelona en Comú, ni siquiera muchos altos cargos del actual ejecutivo provisional conocen su futuro, lo que genera una gran incertidumbre. No saben si sus actuales responsabilidades serán definitivas, si seguirán al frente del distrito que capitanean ahora... “Sería bueno cerrar el Gobierno, porque hay nervios y la gestión lleva ya tiempo parada”, afirma una técnica en referencia al último ciclo electoral, con las elecciones generales del 28-A y posteriormente las municipales del 25-M.
Los comunes pretenden conservar carteras claves en su gestión: vivienda, urbanismo, lucha contra la contaminación, movilidad, servicios sociales, educación o economía social y solidaria, pero asumen que tendrán que ceder áreas. Y en este sentido, si los dos partidos logran colocar a representantes propios en todas las áreas, la sensación será menos traumática para los de Colau.
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