Sant Jordi sortea la Semana Santa y encara la jornada mirando al cielo
La 'diada' llega hoy a su cita anual (más de 7,6 millones de rosas y 1,2 millones de libros) pendiente de la metereología
El caballero lector mantiene su leyenda: las ventas de libros en los destinos de descanso de esta Semana Santa mostraron un ritmo consistente hasta que asomaron lluvias y las librerías de la capital catalana registraron ayer, Lunes de Pascua, una notable afluencia. O sea, Sant Jordi llega hoy a su cita (más de 7,6 millones de rosas y 1,2 millones de libros) habiendo saltado el obstáculo del éxodo vacacional y afronta su coincidencia con la rentrée laboral (día en el que el sector editorial espera facturar un 2% más de los 22 millones de euros de 2018), sólo pendiente de la metereología, que amenaza con chubascos irregulares, en especial en Girona.
La imagen de los tenderetes cubiertos ya ayer con plásticos en la encapotada capital catalana funcionaba a última hora de la tarde como metáfora del temor del sector librero (y de los floristas) a la climatología. No hay respiro este año para el caballero Sant Jordi. Las previsiones son de que la jornada esté más o menos nublada, pero no se espera precipitaciones en Barcelona, Lleida y Terres de l’Ebre, mientras que sí se supone que harán acto de presencia algunos chaparrones en el área de Girona, especialmente por la tarde.
“Si el tiempo aguanta, será una buena diada”, vaticinaba ayer un veterano librero barcelonés. Había cierta euforia en el sector porque las ventas, sin ser espectaculares, habían mostrado viveza el pasado viernes y el sábado en las localidades de destino turístico, especialmente en Banyoles, Palamós y Girona... hasta que algunos chubascos disolvieron la tendencia. El movimiento en las zonas de fuera de Cataluña contrastó el largo fin de semana con la escasa actividad que se registró en las librerías de Barcelona el pasado sábado. Todo lo contrario de la jornada de ayer: si bien no todas lo hicieron, las librerías del centro que abrieron al público mostraron una buena afluencia. “Es posible que, con el mal tiempo que ha hecho estos días, la gente haya vuelto antes”, teorizaba una librera, ajetreada con paquetes de libros cercana ya la hora de comer y con la tienda aún con notable tráfico de clientes. Un tercer librero planteaba un duelo inquietante: “Han sido cuatro días que la gente no ha pisado el trabajo y ausentarse para ir a mirar libros... Veremos qué puede más si la fuerza de la tradición o el pollo ante el trabajo acumulado”.
Cifras de una jornada mágica
3, 5 y 10: los precios de las rosas, según la longitud del tallo o de su presentación.
20%: el incremento de paradas de libros en Barcelona, en calles para despejar el centro.
50.000: los distintos títulos de libros que se venderán.
600.000: las rosas amarillas que se solicitarán frente a las 7 millones de rojas.
Como la jornada es muy delicada para el sector del libro (las ventas pueden llegar a significar entre un 7% y un 30% de la facturación de todo el año, según tamaño y ubicación de la librería), por planificación por parte del Gremio de Libreros de Cataluña no queda. Así, se han añadido más paradas de libros para hacer más atractivas las calles-conectores (Còrsega, Consell de Cent y Diagonal), implantadas el año pasado para descongestionar el centro de Barcelona. es, donde se concentran dos terceras partes de los 210 puestos de libros que lucirá hoy la ciudad (380 en toda Cataluña) y por donde la Guàrdia Urbana calcula que acabarán desfilando casi 1,2 millones de personas, especialmente en tres calles: Passeig de Gràcia, Rambla de Catalunya y La Rambla.
Los esfuerzos del Consistorio y de los organizadores por ir descongestionando el centro de la ciudad, creando nuevos polos de atracción como el del Passeig de Sant Joan con los libros infantiles y juveniles o los intentos este año de dar mayor vida a la Diagonal, quedarán esta vez mitigados por los actos de campaña de las elecciones legislativas, si bien el hecho de que la diada coincida justo entre los dos debates televisados de los líderes ha frenado la presencia de éstos en la jornada.
El peso de las circunstancias sociopolíticas también tendrá su traducción directa en los títulos que hoy, presumiblemente, estarán entre los más solicitados. Así, los protagonizados directa o indirectamente por los presos políticos y el procés copan desde hace ya unas semanas los puestos de los más vendidos en la no-ficción escrita en catalán, posiciones que se espera que repitan en esta jornada. Entre ellos está el Contes des de la presó, de Oriol Junqueras, que lidera esa franja junto a Tres díes a la presó, con las conversaciones que Jordi Cuixart mantuvo con la periodista Gemma Nierga. Esperança i llibertat, de Raül Romeva, también apunta a ser uno de los más solicitados. Sólo el libro de Joan Roca, Cuina mare, rompería un monopolio temático que completarían los textos de los abogados Jaume Alonso-Cuevillas (Un judici polític i 100 preguntes) o, en castellano, ...Y ahí lo dejo, de Gonzalo Boye.
Dos obras premiadas en los últimos meses, El fill de l’italià, de Rafel Nadal (premio Ramon Llull) y Digues un desig, de Jordi Cabré (reconocido con el Sant Jordi) están en las quinielas para ser de los más solicitados en ficción, en un ranking en el que seguramente no faltará otro clásico de estas fechas, Albert Espinosa, que presenta El millor d’anar és tornar.
Matilde Asensi (Sakura), Enrique Vila-Matas (Esa bruma insensata), Julian Barnes (La única historia) y hasta el Notre-Dame de París de Víctor Hugo (tras el incendio de la catedral francesa) forman parte de la variopinta lista de favoritos en una jornada en la que, paradójicamente, esos títulos más vendidos oscilan solo entre un 5% y un 8% de las ventas
Y es que otro de los milagros de esta atípica fiesta es que están previstos que se vendan, según cálculos de los organizadores, ejemplares de unos 50.000 títulos distintos. Una curiosidad a la que se añade que es la única cita del año en la que la venta de los libros en catalán superan a las de los títulos editados en lengua castellana. Así, si la proporción el resto del año es de unos siete libros castellanos por cada tres en catalán, hoy las cifras se invertirán y se calcula que un 68% de las ventas serán para títulos en la lengua que ordenó Pompeu Fabra.
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