La Fiscalía carga contra los Maristas por encubrir los abusos
Benítez reitera que la organización religiosa sabía del caso de pederastia desde 1986
“Solamente decir que los Maristas sabían realmente de este caso y hay datos y pruebas de dos personas que contribuyeron a este caso”, han sido las últimas palabras pronunciadas en el alegato final por el exprofesor de los Maristas Joaquín Benítez en el juicio que investiga los supuestos abusos. Entre lágrimas y después de pedir perdón y declarar estar arrepentido, el pederasta confeso ha vuelto a señalar que la institución religiosa conocía los abusos desde al menos 1986. La Fiscalía y las acusaciones han vuelto a censurar el papel de los Maristas por no haber actuado antes y por su actitud “obstruccionista” en el momento de la de denuncia de 2011.
Durante la última vista del juicio, las acusaciones han culpado a los Maristas de encubrir los abusos. Los distintos letrados han cargado contra la institución religiosa, acusándoles de no haber hecho nada para evitar estos abusos con una actitud “imprudente y temeraria”, y “obstruccionista” una vez llegada la investigación de los mismos. Por lo que entienden que la institución religiosa tiene “cuanto menos una responsabilidad civil”, por las acciones delictivas llevadas a cabo por uno de sus trabajadores durante su desempeño laboral en sus instituciones.
Además, han acusado a los Maristas de llegar a un “pacto de silencio” por el que después de la denuncia de 2011, Benítez dimitió a cambio de que los Maristas no denunciaran. “Por no exponer a la escuela, decidieron no expulsarle”, ha declarado una de las acusaciones. También han señalado que la fundación “recolocó” al docente tres meses después de la denuncia y dimisión en otro trabajo vinculado con los Maristas para ayudar a Benítez a cobrar el seguro de desempleo.
La defensa de la fundación Champagnat, la institución de los Maristas responsable del centro, se ha defendido criticando que tanto Fiscalía como acusaciones creyeran el testimonio en el que Benítez les acusaba de conocer el supuesto abuso de 1986. “Han calificado a Benítez de manipulador, mentiroso, vanidoso… Y sin embargo le dan todo el crédito del mundo al testimonio de 1986”. “¿Un acusado con el perfil psicológico dice una ocurrencia y todos lo dan por bueno?, Existe un prejuicio que se ha colado en esta sala sin ningún espíritu crítico y la han utilizado como arma arrojadiza”, ha declarado el defensor de la institución religiosa.
La intervención más dura ha sido la de la Fiscalía tanto con Benítez como con los Maristas. El fiscal ha calificado la declaración del acusado como “light, cínica, sibilina, narcisista y ególatra”. Además, señaló que la falta de memoria de Benítez en los dos casos que no reconoció puede deberse a la “enorme cifras” de abusos cometidos en estos años. La Fiscalía también ha sostenido que el perfil del acusado le posiciona como “un evidente peligro para volver a reincidir” en cuanto se aleje de él el foco de la prensa.
El fiscal también cargó con la fundación Champagnat a la que acusó de no estar del lado de las víctimas. “Tiene una enorme responsabilidad civil, pero sobre todo tiene una enorme responsabilidad moral, porque si en el 1986 hubiera actuado como debería haber actuado, estos hechos no se había producido”. “En estos tiempos en los que el papa Francisco pide perdón por los casos de pedofilia ocurridos en Estados Unidos o Australia, la fundación está regateando hasta el último céntimo y eso que tiene una póliza de seguro”. “Al ministerio fiscal no tiene duda de que el fundador de la orden Marcelino Champagnat estaría conturbado con la actuación de la fundación.
El fiscal ha cerrado su intervención con unos versos de la canción Mi colegio de La Trinca, que aparecen en el documental Shootball, basado en este mismo caso de abusos: “Que fuésemos puros y castos nos predicaba / mientras con la mano tonta nos manoseaba”.
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