La Sagrada Familia da por sentado en una campaña que crecerá por la calle de Mallorca
Repartidores del templo inundan con carteles comercios y viviendas de buena parte de la dreta del Eixample
“Está claro que es toda una ofensiva para convencer al barrio. Se quieren presentar como mecenas…. Yo, desde luego, no lo pondré en el escaparate”. Era la enfadada reacción de Amanda, desde una librería de la calle de Nápoles de Barcelona cuando unos jóvenes le entregaron un tubo que contenía un gran cartel editado por la Sagrada Familia. En el reverso explica, a grandes rasgos, el acuerdo al que la Junta Constructora llegó con el consistorio y da por sentado que el templo crecerá por la calle de Mallorca.
El reparto de los tubos con los pósters comenzó el pasado jueves. En brigadas de cuatro o cinco jóvenes que vestían camisetas rojas y que muchos vecinos y comerciantes tomaron como personal del Ayuntamiento. De hecho, así se presentaban cuando llamaban a los interfonos de las fincas de residentes para que les abrieran la puerta de la calle. En algunas escaleras de vecinos, los repartidores dejaron los tubos en el suelo junto a los buzones. “Nos dieron un montón para repartir entre los clientes. Con las camisetas rojas y las bolsas en la espalda parecían Papá Noel”, explicaba ayer Isidre, tendero del mercado del barrio donde aseguraban que el martes por la tarde “había una plaga de repartidores”.
En catalán y castellano, los carteles rezan: “La suerte de vivir en la Sagrada Familia. Vivir cerca de la torre Eiffel, del Coliseo de Roma, de la Ópera de Viena o de cualquiera de los grandes monumentos del mundo es un privilegio…..”. A continuación, explican la aportación pactada con el Ayuntamiento de Barcelona de 36 millones de euros —sin concretar que es en un plazo de 10 años— para cubrir parte del coste que el templo acarrea a las arcas de la ciudad, apela al “orgullo” de vivir cerca de un “monumento de la Humanidad” —la declaración como tal por la Unesco es solo de la fachada del Nacimiento y la Cripta, originales de Gaudí— y describe el estado del proyecto en dos fases. La actual, en la que se está redactando un Plan especial urbanístico que regularice la anómala construcción del templo —sin licencia de obras y sin pago preceptivo de tasas— y la segunda fase “que incluye la construcción de la fachada de la Glòria y la remodelación del entorno de la calle de Mallorca, que se hará a través de una comisión de trabajo con el Ayuntamiento de Barcelona y que contará con la participación de los vecinos, las entidades de la ciudad y de la Fundación de la Junta Constructora”. La “remodelación” es la construcción de una gran escalinatas por la calle de Mallorca que se llevaría por delante varios edificios de viviendas y que afectaría a unas 3.000 personas.
El presidente de la asociación de vecinos de la Sagrada Familia, Joan Itxaso, cree que la campaña es “una reacción nerviosa, se han gastado mucho dinero”. Hace unas semanas, la asociación de vecinos de la Sagrada Familia hizo público un documento de 1975 del Ministerio de Cultura que sostenía que el proyecto de las escalinatas y de la gran plaza de acceso por la calle de Mallorca no era de Gaudí, sino de alguno de los discípulos del arquitecto.
Itxaso destaca que el texto que acompaña la foto da por hecho que se ejecutará la escalinata de la calle de Mallorca: “Pero es un largo camino”, recuerda. De hecho, desde esa asociación se ha dejado claro que es muy probable que acudan a los tribunales si el templo sigue en su empeño de promover una expropiación que afectaría a centenares de personas con el argumento de que son “los herederos” del proyecto de Gaudí. Un legado que, a ojos del templo, pasa por encima de la realidad actual.
Ganar más dinero
El mismo representante vecinal también apunta a que algunos repartidores de los pósters se identificaron como empleados municipales para que les abrieran la puerta. El Ayuntamiento sostiene que no tienen nada que ver con la campaña y portavoces municipales se limitaron a poner en valor el acuerdo alcanzado que supone que la Sagrada Familia se corresponsabilice económicamente de la gestión del entorno.
Portavoces de la Sagrada Familia, por su parte, insistieron en que era una campaña informativa de las “mejoras para el barrio” y de la colaboración económica del templo. No contestaron a las preguntas de este periódico sobre la “remodelación” de la calle de Mallorca a la que se refieren en el texto.
Tampoco aclararon cuántos carteles habían distribuido y cuánto les había supuesto la campaña. Precisamente, comerciantes y vecinos de la zona sí comentaban “el dineral que se habrán gastado”. “Claro, venden que hacen una aportación a la ciudad, pero en realidad es para ganar más dinero”, insistía Isidre, que además de tener un puesto en el mercado del barrio es vecino de la calle de Valencia.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.