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Puigdemont se aferra al escaño: “Estoy convencido de que el Parlament protegerá a sus miembros”

El expresidente ha intervenido este miércoles en una universidad flamenca

Álvaro Sánchez
Carles Puigemont durante la charla en la universidad flamenca.
Carles Puigemont durante la charla en la universidad flamenca.Delmi Álvarez

Los estudiantes flamencos aprendieron este miércoles a vocalizar correctamente el nombre de Carles Puigdemont. “Puigdemont se pronuncia poetsj-de-mond—lavarse los dientes, en holandés— decía la hoja que la Universidad PXL dejó en cada una de las mesas de los que acudieron a escuchar al expresidente. En ella se realizaba un breve perfil desde su temprano despertar nacionalista: "El deseo de independencia de su región es algo que ha llevado desde la infancia". Hasta su actual situación de fugitivo en Waterloo, pasando por su primera etapa como periodista. Durante su intervención como invitado por dicho centro a dar la conferencia inaugural del curso de Derecho europeo, el expresidente ha descartado abandonar su escaño de diputado voluntariamente para desbloquear la situación de la Cámara catalana. "Estoy convencido que el Parlament protegerá a sus miembros. No hay ninguna sentencia que nos obligue a dejar nuestro puesto", ha asegurado.

Tanto él como los diputados procesados por rebelión Oriol Junqueras, Jordi Sànchez, Josep Rull, Jordi Turull y Raül Romeva, en prisión provisional, fueron suspendidos por el juez del Tribunal Supremo Pablo Llarena en julio. No perciben salario, pero mantienen su condición de parlamentarios. Y si no son sustituidos, dado que no pueden votar, el independentismo perdería su mayoría absoluta. Esquerra Republicana de Catalunya y Junts per Catalunya llevan semanas negociando una salida a ese laberinto, pero las diferencias se mantienen, y la oposición ha elevado el tono para que sean reemplazados cuanto antes y acabar así con la parálisis.

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La llegada de Puigdemont a la localidad de Hasselt despertó una gran expectación. El auditorio se llenó casi una hora antes con más de 300 jóvenes. Muchos aguantaron de pie por la falta de sitio. Otros se sentaron en el suelo, entre ellos varios Erasmus españoles. Ante el público, Puigdemont se explayó durante unos 43 minutos en francés, un idioma del que la mayoría solo tiene nociones básicas. "No creo que lo entendamos en detalle, solo una visión general", explicaba un estudiante flamenco de tercero de Derecho poco antes de empezar la charla. "Seguramente la profesora de francés nos pida que analicemos el discurso en su clase", añadía.

Pero más que de idiomas, la clase empezó siendo de Historia. El político catalán enumeró todo un memorial de agravios sufridos por Cataluña desde 1714, de Felipe V al franquismo y la más reciente sentencia del Tribunal Constitucional que recortó el Estatut en 2010. "Ese año los catalanes hicieron un clic definitivo", remarcó. Puigdemont lanzó tímidas invitaciones al diálogo, siempre condicionadas a la no renuncia de la independencia. "No es demasiado tarde para sentarse y hablar sobre la forma en que los catalanes podemos construir nuestro futuro. Pero que nadie se equivoque. Nuestro camino hacia la independencia ha empezado". Y dijo estar a la espera de que el presidente Pedro Sánchez, más allá del cambio de tono, aplique recetas diferentes de las de Mariano Rajoy. "Queremos escuchar el proyecto español para Cataluña".

Estudiantes universitarios en la conferencia de Puigdemont.
Estudiantes universitarios en la conferencia de Puigdemont.Delmi Álvarez
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En la conferencia, aplazada seis meses por su detención en Alemania, comparó a España con Polonia y Hungría. Enmarcó su movimiento dentro de los cambios que ha traído la globalización y la revolución digital, e hizo una encendida defensa de los Estados de menor tamaño. "Hoy, los diez estados considerados más felices del mundo tienen menos de 10 millones de habitantes", dijo vinculando el bienestar a la población. Otro gran eje de la charla fue la participación. Cree que en la nueva sociedad, ya no vale solo con votar cuatro años. Y la gente quiere participación permanente en asuntos públicos. "La democracia española se hizo en los pasillos del poder, nuestra república tiene necesidad de los ciudadanos desde el principio", señaló.

El líder nacionalista dijo no esperar nada de la Unión Europea, a la que considera un club de estados que elude abrir nuevos frentes de crisis por temor a un contagio de otras regiones en busca de su propio Estado. Y cree que la falta de reconocimiento internacional se debe a que aún hay cosas por hacer. "No hemos terminado el trabajo, por eso no somos una república reconocida. Cataluña es hoy más independiente que hace un año. La república es un camino irreversible", zanjó.

Tras un breve turno de preguntas abierto a alumnos y periodistas, el expresidente se despidió con unas palabras en holandés en las que deseó "buenos días y clases inspiradoras" a los estudiantes. Casi todos le ovacionaron. No movieron un músculo en el pasillo donde se sentaban los Erasmus españoles, donde se oyó un tímido "¡Viva España!" antes de poner rumbo al comedor.

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Sobre la firma

Álvaro Sánchez
Redactor de Economía. Ha sido corresponsal de EL PAÍS en Bruselas y colaborador de la Cadena SER en la capital comunitaria. Antes pasó por el diario mexicano El Mundo y medios locales como el Diario de Cádiz. Es licenciado en Periodismo por la Universidad de Sevilla y Máster de periodismo de EL PAÍS.

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