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La tarea de enterrar el fantasma de Cristina Cifuentes

Ángel Garrido no se refirió ni una sola vez a su predecesora en el debate del estado de la región

Juan Diego Quesada
 El presidente de la Comunidad de Madrid, Angel Garrido en la Asamblea de Madrid para su ofrecer su discurso del debate del estado de la Region
El presidente de la Comunidad de Madrid, Angel Garrido en la Asamblea de Madrid para su ofrecer su discurso del debate del estado de la RegionCARLOS ROSILLO

Si hubo alguien que se llamó Cristina Cifuentes y gobernó la mayor parte del último curso, apenas queda rastro. Ángel Garrido no se refirió este jueves ni una sola vez a su predecesora en el debate del estado de la región. Ni de forma explícita ni por omisión. Como si ese periodo hubiera sido arrancado de los libros de la historia reciente. En cambio, el presidente de la Comunidad de Madrid trató de cincelar su nombre en piedra.

Con su futuro aún en el aire —el PP no le ha designado todavía candidato a las elecciones de 2019—, Garrido quiso proyectarse al futuro. De ahí que titulara 100 proyectos para Madrid el discurso que debía servir de repaso al último curso político. Quería mandar señales de prohibido mirar por el retrovisor. En política solo existe el ahora. "No la ha citado, pero no porque tenga nada en su contra. Todo lo que vivió Cristina [su dimisión] después de que se conociera que obtuvo el título de un máster que no cursó y la publicación de un vídeo en el que hurtaba unas cremas en un supermercado] fue muy duro para él. Son amigos íntimos. Ya habló de ella en su discurso de investidura, hoy era mejor no remover el pasado", opinan fuentes del partido.

El gran hándicap de Garrido de cara a convencer a los responsables de Génova es que su figura es poco conocida. No lo tiene fácil. En la Asamblea solo había cuatro cámaras de televisión, algo que puede servir para medir su tirón mediático. Los medios no destacaron en exceso la intervención del presidente en sus páginas web. eldiario.es lo llamó "el sucesor de Cifuentes"; ABC ni llevaba en portada la información.

Para los leales a Garrido, resultó alentadora la presencia del secretario general del PP, Teodoro García León, la del presidente del PP, Pío García Escudero, y de diputadas con gancho como Andrea Levy. Por estar, estaba hasta Ángel Carromero.

El momento más emotivo del discurso llegó por una no mención. Garrido destacó el trabajo de Rafael van Grieken, el consejero de Educación. En realidad, según se interpretó después en los corrillos, se refería a lo que había sufrido con el escándalo del máster de Cifuentes y los que le sucedieron, y la erosión a su prestigio que ha sufrido la universidad madrileña. Van Grieken se emocionó hasta las lágrimas.

Si de Cifuentes no dijo ni pío, Garrido tampoco se explayó con Manuela Carmena. Citó a la alcaldesa de Madrid por el nombre en una sola ocasión. Aunque todavía no está cuajada la estrategia que llevará a cabo el PP en campaña, sí se ha discutido sobre la manera en la que abordar a Carmena, según fuentes del partido. Si al presidente Pedro Sánchez se le tiró al cuello en varias ocasiones, con Carmena relajó el golpe. La alcaldesa despierta simpatías en muchos sectores y los conservadores dudan que la mejor táctica sea atacarla de manera frontal.

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Eso sí, Garrido, al que después de dos horas de discurso comenzaban a fallarle las fuerzas, fue duro con los independentistas catalanes. Como guiño a la Corona y a la unidad de España lució un lazo con los colores de la bandera. Citó a Ortega y Gasset, a John F. Kennedy, al politólogo Mark Lilla. Remató la faena con una cita de Juan Pablo II: "El futuro empieza hoy, no mañana". Ese era un hombre de Estado, enfocado en lo que está por venir, sin el peso de la herencia recibida. Eso pasaba por acabar -por omisión- con el fantasma de Cristina Cifuentes. Y así hizo.

Sobre la firma

Juan Diego Quesada
Es el corresponsal de Colombia, Venezuela y la región andina. Fue miembro fundador de EL PAÍS América en 2013, en la sede de México. Después pasó por la sección de Internacional, donde fue enviado especial a Irak, Filipinas y los Balcanes. Más tarde escribió reportajes en Madrid, ciudad desde la que cubrió la pandemia de covid-19.

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