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La vuelta al cole cuando estrenas nombre y sexo

La Asociación de familias de menores transexuales Chrysallis se mantiene a la espera de una nueva ley que respalde sus necesidades con la llegada del nuevo curso escolar

Dos mujeres llevan de la mano a un niño en el inicio de curso.
Dos mujeres llevan de la mano a un niño en el inicio de curso.claudio álvarez

Maren, Xabi y Nerea no sólo estrenarán este mes de septiembre cuadernos, libros y bolígrafos, también nuevo nombre y sexo. Los tres son menores de edad de Navarra, Bizkaia y Gipuzkoa, respectivamente, y han conseguido que sus familias, compañeros de clase y profesores reconozcan su verdadero sexo. Para realizar la “transición” han aprovechado el verano y ahora con el nuevo curso esperan la fecha de regresar al colegio con “nervios e ilusión”. “Por fin comenzarán a vivir cómo lo que son”, señala Beatriz Sever, miembro de la asociación de familias transexuales Chrysallis Euskal Herria, quien hace ya tres cursos vivió con los mismos nervios la vuelta al colegio de su hijo que nació con vulva.

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Durante aquel mes de septiembre de 2015, tan sólo formaban la organización ocho familias y cada una había diseñado su propio protocolo de actuación. “Hubo quién convocó reuniones con las familias del aula, otros mandamos una carta a todo el colegio y también quiénes organizaron una fiesta de bienvenida”. Siempre de la mano del centro escolar, las familias daban el paso de enfrentarse a todos los posibles prejuicios con “más temores que conocimientos”.

Hoy, tres años después, son más de 100 familias las que conforman la entidad en el País Vasco y Navarra (más de 500 en toda España) y a la colaboración con los centros escolares se suman también ayuntamientos, diputaciones y técnicos del Gobierno vasco de las áreas de Educación y Sanidad.

“Una vez dado el paso, nuestros hijos cambian por completo. Se centran y comienzan a mejorar el rendimiento académico, a jugar sin complejos… Nuestro papel es ir un paso por detrás de ellos. Somos nosotros los que necesitamos ver la necesidad del cambio porque ellos lo tienen muy claro”, señala Sever consciente de que el mes de septiembre es un momento clave para muchas familias, tanto que su teléfono móvil no le deja de sonar por el alto número de consultas que recibe.

“La transexualidad ha pasado de ser algo ligado al mundo de los adultos y la marginalidad a una posibilidad real de un menor de pocos años. Y este paso ha sido gracias a la revolución de las familias”, explica. Una revolución que ha pasado por el diseño de campañas de comunicación, generación de los primeros materiales formativos y por llevar siempre la iniciativa en la relación con los medios de comunicación. Así Sever acumula ya la experiencia de haber atendido a gran número de los medios internacionales, haber mandado a traducir a más de ocho idiomas muchos de los materiales con los que trabajan y haber impartido ya charlas tanto con responsables de ayuntamientos como de colegios, polideportivos y de otras entidades que trabajan con la infancia.

"Tras la muerte de Ekai, 10 nuevas familias se han inscrito por mes en la asociación"

La trágica muerte de Ekai, joven transexual de 16 años de Ondarroa en espera de un proceso hormonal, el pasado mes de febrero ha acelerado la incorporación a Chrysallis de nuevas familias con menores transexuales hasta desbordar a sus responsables.

“Desde que falleció Ekai, cada mes se han inscrito 10 familias nuevas”, señala Beatriz Sever. Son ya tantas familias que han tenido que rediseñar sus acciones, encuentros y canales de comunicación. “Cada semana incorporamos nuevas personas al WhatsApp de la organización y ahora mismo superamos la centena. Estamos en un periodo de reflexión para gestionar el éxito que hemos tenido”.

“Al margen de lo que decidamos hacer, algo grande ya hemos conseguido: la transexualidad ha dejado de ser algo relacionado a lo marginal a una opción real de todos”, señalan orgullosos desde la asociación.

Al mismo ritmo que ha crecido la Asociación, han aumentado también sus retos. Han conseguido incorporar al Gobierno vasco a las charlas formativos de cada centro en el que estudia un menor transexual, a través del programa Birdundu Eskolak. En función del curso, se imparten más o menos horas de formación por aula y profesorado. “En Primaria, el cambio de nombre de un menor se vive con naturalidad y es fácil. En Secundaria es necesario un proceso mayor para derribar los posibles prejuicios”. Para eso, han solicitado una subvención al Gobierno vasco para poder trabajar con adolescentes durante su tiempo libre.

También esperan un cambio de ley, presentado el pasado 7 de febrero de 2018, para que muchos avances conseguidos con el actual equipo de gobierno en Lehendakaritza consten por ley. Reclaman “no ser tratados como si de un problema patológico se tratara” y depender de Endocrinología, no de Psiquiatría, por ley. Reclaman también a Educación un plan formativo claro para todo el profesorado.

“Esperamos pasar ahora a una fase de actividad más tranquila”. Tras la intensidad de estos años, Chrysallis Euskal Herria espera poco a poco apoyarse más en las instituciones y pasar a ser tan sólo una red de apoyo familiar. “A medida que la administración se vaya haciendo cargo de la formación de profesores y de responsables de espacios públicos, esperamos ir abandonando la actividad”. Mientras tanto, Sever sigue atendiendo cada una de las llamadas que le realizan y respondiendo a todos los correos electrónicos.

Como novedad para este año, sumarán nuevos puntos presenciales de atención a familias. El primer martes de cada mes, de 19.00 a 21.00 horas, atenderán a todas las personas que lo deseen en la sede de la Asociación de Transexuales, Gays y Lesbianas, Gehitu, de San Sebastián, como hasta ahora y añadirán Bilbao con la sede de Errespetuz como punto de encuentro y Pamplona en las oficinas de Harrotu .

Mientras tanto, Maren, Xabi y Nerea comenzarán un nuevo curso con la ilusión de no sólo estrenar libros, cuadernos y bolígrafos, sino también nombre y sexo. “Al fin, vivirán como lo que son”.

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