La ‘Setmana gran’ del libro en catalán
La feria, con su récord de 210 expositores, arranca con el optimismo de que el sector consolida el 26% de la facturación en Cataluña
Quizá la situación del libro en catalán no sea para tirar cohetes, pero en cualquier caso es sólida: representa el 26% de la facturación del mercado en Cataluña (el 48% si se le añade el siempre particular libro de texto), cifra que además casa con el porcentaje de personas mayores de 14 años que declaran que leen habitualmente en esa lengua (26,4%). Las ventas representan, pues, 126,5 millones de euros (235,76 millones con el libro escolar) y hasta se han incrementado ligeramente en 2017 en dos ámbitos capitales: la literatura infantil (un 1,8% más) y la literatura en general para adultos (2,2%). O sea, según cómo, los nuevos lectores y la ampliación de los viejos. En ese contexto expansivo, ayer por la tarde arrancó la 36ª edición de la Setmana del Llibre en Català, que en la avenida de la Catedral de Barcelona acogerá la convocatoria más grande de su historia, con 210 expositores, el doble que hace cinco años.
Consolidada ya como la mejor tarjeta de presentación del libro en catalán y pistoletazo de salida de las novedades de la rentrée literaria después de que el propio sector haya creído finalmente en ella, la Setmana presenta este año la “prueba experimental”, según su presidente, Joan Sala, de que las librerías presentes representen exclusivamente a unas determinadas editoriales. El resultado de la iniciativa ha sido doble: una mayor variedad de sellos editoriales presentes y un incremento de títulos de fondo en una Setmana que ya ha tocado techo por lo que respecta a capacidad con sus actuales 62 módulos. La medida, amén de rentabilizar el espacio, permite a la Setmana recuperar parte de su identidad fundacional: la visualización y revitalización del fondo editorial, como en realidad fijan sus estatutos, que atribuían una proporción de oferta de un 70% de fondo y un 30% de novedad editorial, algo que con los años se ha ido deteriorando hasta invertir los términos. Aun así, este año estarán presentes más de 250 novedades. Normal en un ámbito que lanza 8.157 títulos al año (11.487 si se suman los de texto), un incremento de un 10% n los últimos cinco años. “No se edita en exceso en catalán, necesitamos una gran oferta para hacerse un hueco en un territorio con dos lenguas”, resume Montse Aytas, presidenta de Editors.Cat, entidad que agrupa a los editores en catalán y organiza la Setmana.
A las iniciativas visibles de la presente edición (este domingo habrá la lectura de un manifiesto sobre la libertad de expresión; el viernes, 14, se celebrará la primera La Nit de la Setmana, laboratorio para una futura Nit de les Llibreries, a imagen y semejanza de la Nit dels Museus que promueve el Consistorio; 18 profesionales del sector de 16 países mantendrán 430 reuniones con editores y agentes catalanes, en la iniciativa del Institut Ramon Llull desviada desde hace dos años hacia la feria para potenciar su vertiente de salón profesional…), la Setmana presenta dos beneficios menos tangibles pero vitales para el sector, en opinión de Sala. Así, según las cifras que baraja también como vicepresidente de Editors.Cat, “constatamos que la Setmana dinamiza las ventas de libros en catalán en el tercer cuatrimestre el año”, amén de que sirve a los editores de puente para que las novedades lanzadas en la otra gran cita del sector, Sant Jordi, se mantengan vigentes para la campaña de Navidad y visualice el sector entre los dos momentos álgidos de venta.
En este contexto de felicidad, el único nubarrón lo proporciona un pulso mantenido hasta ahora en la trastienda, pero que Sala desveló ayer: el libro también sufre el acoso del ministerio de Hacienda por lo que respecta al IVA cultural, como le ocurre a otros ámbitos del sector de la cultura, como equipamientos (el CCCB), el mundo del teatro (festival Temporada Alta, el Lliure) o los museos (Macba). Así, a pesar de constatar que la Setmana no puede rebajar el precio de las entradas porque no cobra para acceder a la misma ni que tampoco puede repercutirlo en un descuento del libro (tiene precio fijo), Hacienda insiste que la feria no puede ser receptora de la devolución del IVA, como sí lo había sido hasta 2014. “Están comprometidas las devoluciones de 2015 y 2016, que ascienden a unos 130.000 euros, y si ocurre lo mismo con las cuentas de 2017 nos iremos a casi 180.000 euros; esto hipoteca actividades de futuro; intentaremos hablar con el nuevo ministerio socialista, pero en cualquier caso el tema está ya en manos de abogados”, aclara el presidente de una Setmana cuyo presupuesto es de 490.000 euros.
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