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El aprobado en secundaria en Cataluña ya no es un 5; es un “logro satisfactorio”

La Generalitat cambia el sistema de evaluación en bachillerato y ESO para adaptarlo al aprendizaje por competencias

Jessica Mouzo
Alumnos del Instituto Fort Pius realizan las pruebas de competencias básicas
Alumnos del Instituto Fort Pius realizan las pruebas de competencias básicasCarles Ribas

La revolución del aprendizaje por competencias ha llegado también a las notas de los alumnos. El Departamento de Enseñanza de la Generalitat modificará los parámetros de evaluación en las pruebas de secundaria para adaptarlas a este nuevo sistema de aprendizaje. Así, tal y como se hace en educación primara desde el año pasado, los estudiantes de secundaria dejarán de ter calificaciones numéricas: las notas del 1 al 10 pasarán a ser desde "no logrado" hasta "logro excelente". El nuevo sistema de evaluación se pondrá en marcha el curso que viene.

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El currículo escolar por competencias tendrá, así, un nuevo modelo para evaluar los resultados de los alumnos según si han adquirido o no las competencias requeridas: el sobresaliente (9 o 10) pasará a ser "logro excelente"; el notable (7,8), "logro notable"; el suficiente (5), "logro satisfactorio"; y el insuficiente (menos de 5), "no logrado". "La evaluación en la educación secundaria obligatoria tiene que ser global, continua y diferenciada. En las sesiones de evaluación, el equipo docente debe hacer una valoración global sobre el desarrollo del proceso de aprendizaje y sobre la adecuación de las programaciones y las actividades docentes a las necesidades de los alumnos", recoge la orden publicada este lunes en el Diario Oficial de la Generalitat de Cataluña (DOGC).

La nueva normativa también otorga un papel capital al conjunto del equipo docente. En la evaluación de los ámbitos transversales, donde se trabajan a la vez varias materias —competencias digitales, por ejemplo—, el equipo docente tiene que evaluar conjuntamente estas áreas. La norma les otorga, de hecho, el papel de "órgano colegiado en todo el proceso de evaluación". "En la valoración del grado de consecución de los niveles competenciales de los alumnos en la promoción de curso, así como en la superación de la etapa, el equipo docente debe adoptar las decisiones por consenso", apunta la normativa. En caso de empate, el voto del tutor del alumno resolverá el caso.

Con todo, pese al nuevo método de evaluación, la nueva normativa también contempla el mecanismo para traducir las evaluaciones cualitativas a numéricas para hacer la nota media. Así, cada parámetro (desde logro excelente hasta el no logrado" tendrá asignado un número del 1 al 4 que tendrá que ser multiplicado por 2,5 para obtener un valor máximo de 10.

Las equivalencias numéricas a las evaluaciones competenciales también se tendrán que tener en cuenta, matiza la norma, en caso de traslado del alumno.

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El anuncio del cambio en las evaluaciones para adaptarse al currículo competencial ha vuelto a abrir el debate sobre este nuevo modelo educativo dentro de la secundaria. Según el último barómetro de la educación realizado por la Fundación Jaume Bofill, el 43% de los centros están inmersos en procesos de innovación. Sin embargo, el nivel de implantación es mayor en primaria que en la ESO: los docentes valoran el nivel de innovación en un 6,2 sobre 10, pero mientras educación infantil alcanza un 6,8, en la ESO se quedan en un 5,8.

“En secundaria hay muchos profesores que no están formados en competencias, que durante años solo se les pedía transmitir conocimiento y el paradigma de secundaria era memorístico. Un cambio tan profundo como el de competencias no está implantado en secundaria aunque la mayoría de los docentes son partidarios”, valora Ismael Palacín, director de la Fundación Bofill. El experto admite que “durante un tiempo habrá disfunciones” pero, agrega: “Por algún lado hay que empezar. No es mala idea empezar por aquí si va acompañado de formación para cambiar cómo se enseña”.

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Jessica Mouzo
Jessica Mouzo es redactora de sanidad en EL PAÍS. Es licenciada en Periodismo por la Universidade de Santiago de Compostela y Máster de Periodismo BCN-NY de la Universitat de Barcelona.

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