La digitalización que no se puede obviar
Tecnalia ofrece un enfoque transversal a las empresas para afrontar con menos incertidumbres la industria 4.0
Transformar tecnología en PIB. Ésa es su misión. El centro de investigación y desarrollo tecnológico Tecnalia se atribuye ese objetivo y se erige de esa manera como un puente entre la inversión en innovación y las empresas a las que teóricamente va destinada.
La pregunta es si esa transferencia se produce con naturalidad y llega a todo el tejido industrial que demanda conocimiento.
Desde su fundación en 2011 ha trabajado con más de 6.300 firmas a las que acompaña en su recorrido, como explica Fernando Quero, director de mercado de Tecnalia: “Nuestra misión está orientada a generar impacto a través de la tecnología. Detectamos las necesidades de las empresas y estudiamos cómo usar esa tecnología para mejorar sus productos o procesos y conseguir así crecimiento, competitividad y generación de empleo”.
La mayoría de esas compañías son pymes. “En Euskadi son prácticamente todo el tejido empresarial. De las pymes innovadoras que tienen más de diez empleados trabajamos con dos de cada tres”, apunta Quero.
Proteger los datos, un reto continuo
Con la digitalización, los hackers han puesto a la industria en su diana. "Hoy en día alguien puede, con solo un pendrive, descontrolar y parar la producción de una fábrica". Para plantarles cara, Tecnalia ha lanzado el primer laboratorio industrial blockchain de Europa.
Es una base de datos colosal, con acceso restringido a los miembros de una red, donde la información se almacena en diferentes nodos que la registran y validan evitando que ésta se pueda borrar o manipular. Será, auguran, el "notario" de las transacciones online o del voto electrónico, y un seguro para evitar secuestros express que pueden paralizar plantas enteras.
Un trabajo que tiene resultados medibles: cada euro invertido en I+D a través de Tecnalia tiene, de media, un impacto de seis en la cuenta de resultados de una empresa.
El centro tecnológico tiene en nómina más de 1.400 expertos de una treintena de países con una visión abierta. Tiene un perfil “multitecnológico y multisectorial” dirigido a investigar y transferir tecnología a clientes de sectores tan dispares como la construcción o la máquina herramienta; o resolver problemas relacionados con la fabricación avanzada, la energía baja en carbono.
Pero también se enfrentan a cuestiones que tienen que ver con el cambio climático o el envejecimiento de la población.
Una labor con un enfoque transversal que aglutina cualquiera de las vertientes de una firma, desde la gestión de recursos, innovaciones en maquinaria, o el desarrollo de nuevas líneas de negocio.
Pero es evidente que en los últimos años hay un fenómeno especialmente relevante en la innovación empresarial: la digitalización y sobre todo la conexión de las máquinas a otras máquinas que interpretan sus parámetros. La llamada Industria 4.0, centrada en los datos y la integración de las tecnologías de la información en el mercado, es ya una realidad que ninguna empresa puede obviar.
En los dos últimos años Tecnalia ha colaborado con más de un centenar de empresas de pequeño y mediano tamaño para lanzar proyectos de I+D en torno a la transformación digital, que han reportado una facturación de 50 millones de euros.
Un fenómeno que se muestra imparable: la actividad en este ámbito ha crecido un 30% en solo un año. “Poder controlar digitalmente cómo es un proceso permite grados de optimización mayores, más eficiencia, menor consumo energético y un control de calidad que contribuye a que también el producto o servicio final sea mejor”, señala.
Un proceso con “riesgos e incertidumbres” en el que es crucial para las pymes “elegir y elegir bien”, matiza Quero. Tecnalia dispone de una metodología propia para hacer una radiografía específica de cada cliente y tallar un traje a su medida. “Es muy importante ofrecer modelo de relación adaptado en cada caso a la situación y capacidad de la empresa”, explican.
De esta forma, los expertos analizan la madurez tecnológica y la capacidad de transformación hacia el entorno 4.0 y marcan después las prioridades de proyectos e inversiones adaptadas al negocio y al mercado.
Desde 2015, cerca de 60 empresas industriales —también con un claro predominio de las pequeñas y medianas— se han sometido voluntariamente a este examen previo, un indicador inequívoco del interés de éstas por renovar sus productos o procesos de negocio.
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