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La salida de Millo oxigena la relación con el Govern

El entorno del presidente de la Generalitat había denunciado al actual delegado del Gobierno por "humillar" y "despreciar" a Torra

Àngels Piñol
El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, el miércoles, en su intervención en un almuerzo-coloquio bajo el título
El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, el miércoles, en su intervención en un almuerzo-coloquio bajo el títuloQuique García (EFE)

El éxito de la moción de censura impulsada por Pedro Sánchez ha generado la salida del Gobierno de Mariano Rajoy y tendrá un efecto en Cataluña: el relevo de Enric Millo en la Delegación del Gobierno por un político socialista. Pese a que los partidos independentistas están a la expectativa sobre quién será su sucesor, la marcha de Millo oxigena de entrada la relación entre el Palau de la Generalitat y el palacete de la calle de Mallorca. Su salida coincidirá en el tiempo, además, con la retirada del artículo 155 después de que los nuevos consejeros tomen posesión de su cargo. La gélida relación entre las dos instituciones culminó hace dos semanas cuando el Govern recriminó a Millo que le denegara al presidente Quim Torra el uso de la sala de autoridades del Aeropuerto porque no lo comunicó y porque iba a visitar a los presos.

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Miembros próximos a Torra culparon entonces a Millo de "denigrar y humillar" a Quim Torra y avisaron con un elocuente "tomamos nota". Miembros de la Delegación sostienen que el Palau actúo despreciando al Estado en su toma de posesión al vetar a la presencia de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría y obviando los símbolos como la bandera española. La tensión culminó el martes en el acto del Català de l'Any, organizado por El Periódico. Según reveló el propio delegado, Torra se negó a estrecharle la mano dos veces y, en el escenario, citó a todas las autoridades menos a él. "Eso en mi casa se llama ser maleducado. No nos podemos comportar como un niño en un patio de colegio", dijo tras explicar con ironía que no había logrado aún que Torra se pusiera ni tan siquiera al teléfono porque llamaba al Palau y decía que no tenían su número de móvil.

Millo expuso el miércoles esa reflexión en el Círculo Ecuestre, de Barcelona, cuando ya deslizó ante unos socios entregados que esperaba que no fuera uno de sus últimos actos como delegado. Ya se sabía entonces que era más que probable que el PNV diera sus votos a Sánchez para que prosperara la moción. "Hoy me ha querido acompañar mi mujer. No siempre quiere. Aquí hay mucha gente decente", afirmó. 

Pese a que Junts per Catalunya ha aceptado a regañadientes que el PDeCAT y ERC apoyaran la moción, la realidad es que el cambio implicará un cambio sustancial en la relación entre el Palau y la delegación. En ese discurso, Millo negó a Torra su condición de interlocutor válido y lo tachó de presidente "ficticio" porque estaba pendiente de llamar a otra persona -en alusión a Carles Puigdemont- cada cinco minutos. Sánchez ha satisfecho de entrada a los diputados independentistas del Congreso al sí considerar a Torra -pese a que lo tachó hace días de "racista"- presidente a todos los efectos.

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Nombrado en 2016 como hombre de confianza de Soraya Sáenz de Santamaría por su talante negociador en sustitución de Llanos de Luna, la imagen de Millo se ha ido modificando por su alineación total con el Gobierno y al considerar las cargas policiales del 1 de octubre totalmente "proporcionales" hasta el punto de cuestionar la existencia de heridos. Calificado por la CUP como "el virrey" de Cataluña, Millo ha tenido que gestionar la aplicación del artículo 155 en Cataluña y subraya que en este periodo se ha logrado la "estabilidad" institucional y ha repuntado la economía.

Millo negó el miércoles a Torra su condición de interlocutor válido y le tachó de "presidente ficticio"

La última medida de calado fue enviar la semana pasada cartas a los más de 900 alcaldes de Cataluña para que preservaran la neutralidad del espacio público tras la polémica de las cruces amarillas en Canet. Varios alcaldes remitieron cartas de respuesta a Millo en las que le recuerdan, como el caso de Daniel Cornellà, alcalde de Celrà, que efectivamente se rompió la "convivencia el 1 de octubre" o como Eliabet Lisazo, alcaldesa de la alcaldesa de Camarasa, que denuncia que desde que se aplicó el artículo 155 "los movimientos fascistas y falangistas" campan libremente por el municipio.

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