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Entidades y alcaldes cuestionan el presupuesto de Rajoy para carreteras

El presupuesto de Fomento para Cataluña aumenta un 16,7%, hasta los 1.244 millones de euros en 2018

Josep Catà Figuls
Obras de la variante de Vallirana.
Obras de la variante de Vallirana.Joan Sánchez
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Era la gran apuesta del Gobierno para calmar los ánimos en Cataluña, anunciada a bombo y platillo hace un año: aumentar la inversión en infraestructuras catalanas y llegar hasta los 4.200 millones en tres años. Con el proyecto de los presupuestos de 2018, presentado por el Partido Popular en el Congreso la semana pasada, el Ejecutivo de Mariano Rajoy defiende que se está avanzando en esa dirección. El presupuesto de Fomento para Cataluña aumenta un 16,7%, hasta los 1.244 millones de euros, un incremento cuya efectividad cuestionan tanto los alcaldes como muchas entidades del territorio.

En el ámbito de las carreteras la aportación aumenta seis millones, hasta los 221 millones. Sin embargo, entidades y Ayuntamientos lamentan que las cuentas todavía olvidan algunas de las obras públicas más esperadas y muchas veces retrasadas, como la variante de Vallirana de la N-340 o la autovía A-27.

En el ámbito de las carreteras catalanas hay una serie de proyectos que llevan años estancados, con obras paralizadas o que avanzan muy lentamente: la N-II en Girona, la A-27 en Montblanc, las carreteras N-240 y 340, la autovía de la Vall d'Aran o la B-40, el Cuarto Cinturón, son algunos de estos proyectos. Para uno de ellos, la variante de Vallirana de la N-340, los vecinos llevan 30 años esperando. La N-340 es percibida en Vallirana como una fractura: cruza el pueblo por completo, siempre está saturada de vehículos, muchos de ellos camiones que forman largas colas, e implica un riesgo para la seguridad, ya que los coches tienen que disminuir la velocidad de forma drástica. Además, hasta hace poco tiempo casi no había semáforos.

“Es un riesgo permanente, ya cuando yo era pequeño la aventura empezaba cuando tus padres te dejaban cruzar la carretera”, explica Toni García, de 58 años, miembro de la comisión de seguimiento de las obras de la variante de Vallirana. Esta comisión recoge las reivindicaciones de los vecinos que reclaman que la N-340 rodee el municipio en lugar de cruzarlo por el medio, por donde pasan unos 32.000 vehículos cada día. Después de años de protesta, las reivindicaciones se relajaron cuando el cercano municipio de Cervelló consiguió una variante en 2003, tras solo tres años de espera.

Los vecinos de Vallirana creyeron que quedaba poco para que se construyera otra variante, esta vez en su pueblo. Pero las comparaciones son odiosas: las obras empezaron en 2004, se paralizaron en varias ocasiones debido a problemas técnicos o a la crisis económica, y el plazo para terminarlas se ha retrasado en incontables ocasiones. La última, la exministra de Fomento Ana Pastor aseguró que la variante estaría completada en 2017. Pero los presupuestos presentados esta semana amplían el plazo hasta 2019, y la partida para este año es de 24,2 millones de euros, 7,5 millones menos de lo previsto, según ha denunciado el Ayuntamiento de Vallirana.

Obras menores

“Es una decepción más en un sueño que parece eterno”, se queja García, que recuerda que la reivindicación del pueblo llegó a discutirse en el senado gracias a la intervención del senador y exconseller Josep Lluís Cleries, vecino de Vallirana. En un comunicado, el Consistorio reclama que se terminen las obras y lamenta que estas no se hayan incluido en el acuerdo entre Generalitat y Gobierno central para desviar los camiones de la N-340 hacia la AP-7. El delegado del Gobierno en Cataluña, Enric Millo, destacó esta semana que los presupuestos reflejan que la seguridad en las accidentadas N-240 y 340 es “una prioridad”, aunque solo anuncian mejoras en las intersecciones, accesos y glorietas. Además, el Ministerio todavía no ha puesto fecha al desvío de camiones a la autopista AP-7.

Montblanc anuncia protestas

El alcalde de Montblanc ha anunciado que el municipio organizará protestas en contra de la escasa inversión, de 7 millones de euros, que los presupuestos prevén en la A-27. A su paso por el municipio, esta carretera necesita de la construcción de un túnel, cuyo proyecto se inició en 2003. Este paso cuesta 31 millones y de la partida de 13 del año pasado solo se gastó un millón.

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Sobre la firma

Josep Catà Figuls
Es redactor de Economía en EL PAÍS. Cubre información sobre empresas, relaciones laborales y desigualdades. Ha desarrollado su carrera en la redacción de Barcelona. Licenciado en Filología por la Universidad de Barcelona y Máster de Periodismo UAM - El País.

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