El Supremo inyecta un balón de oxígeno a las tascas de Castellón
Reconoce la “singularidad” de esta céntrica zona de bares y deja sin efecto una sentencia que prohibía el consumo de alcohol en la calle
La buena nueva para los establecimientos de una de las principales zonas de ocio de Castellón, las tascas, ha llegado esta semana de la mano del Tribunal Supremo y en plenas fiestas de la Magdalena, que disparan la ya masiva afluencia de clientes a este entramado de bares. Una sentencia del alto tribunal reconoce la singularidad de las tascas y deja sin efecto el fallo del Tribunal Superior de Justicia valenciano de 2015, por “falta de motivación”, que prohibía el consumo de alcohol en las calles Barracas e Isaac Peral, los dos viales que dan forma a la zona de ocio, en pleno centro urbano castellonense. La sentencia ahora paralizada avalaba la postura del colectivo vecinal Castelló Sense Soroll, que lleva litigando desde hace más de una década por el ruido que genera la zona, y a quien la decisión del Supremo “no ha gustado, indudablemente”, explica a EL PAÍS su presidente, Pedro Monfort.
Las tascas toman aliento ante una sentencia que ponía en jaque su existencia al vetar el consumo de alcohol en la vía pública a cualquier hora del día, pero los propietarios de bares y locales reconocen que pese a este balón de oxígeno temporal aún queda camino por recorrer, en alusión a dos medidas en vigor: la declaración de Zona Acústicamente Saturada (ZAS) y otra sentencia del TSJCV que prohíbe la venta y consumo de alcohol en la vía pública más allá de las diez de la noche.
“Consigues algo pero aún tenemos una lacra encima”, reconoce José Romero, propietario de uno de los establecimientos de Isaac Peral, refiriéndose precisamente a los escenarios que acotan la ZAS y ese fallo del tribunal valenciano que fija horario de ocio nocturno a la inglesa. “Es una gran noticia y no podemos negarlo, pero tenemos que ser cautos porque lo que hemos ganado de momento es que se reconozca la particularidad de las tascas: el consumo en una zona de tradición gastronómica. Como tienen todas las ciudades. Pero tenemos esos otros dos problemas pendientes”. Explica que los propietarios de locales en esta zona están estudiando junto a sus abogados la posibilidad de tomar medidas por los “daños y perjuicios” que las diferentes medidas y acotaciones horarias han ocasionado para sus negocios. “Pero es algo que tenemos que valorar detenidamente”, apunta Romero.
La sentencia de la Sala III de lo Contencioso-Administrativo del Supremo deja sin efecto el fallo que anulaba la ordenanza municipal que excluía a esta zona de bares de Castellón de la prohibición general de consumo de bebidas alcohólicas en la vía pública, tras considerar el recurso de casación presentado por el ayuntamiento castellonense, que ya ha expresado su “satisfacción razonable” porque “el litigio con Castelló Sense Soroll sigue abierto”. Ahora el Supremo pide al Tribunal Superior de Justicia valenciano, ante la falta de motivación de su fallo inicial, que dicte nueva sentencia al respecto. La pelota, por tanto, está en el tejado del tribunal valenciano, que es el competente. Y es a ese nuevo pronunciamiento del TSJCV al que se aferran desde Castelló Sense Soroll. “Habrá que esperar pacientemente a que dicte una sentencia más razonada. Espero que la reformulación no dure mucho”, sostiene Monfort.
A pesar de la decisión del Supremo, el presidente del colectivo vecinal afirma que la pugna de la asociación durante estos años ha tenido resultados que en el terreno práctico no van a retroceder por el fallo del alto tribunal. “Las tascas han mejorado. Con la declaración como zona ZAS se estipuló el cierre a las 23.30 horas y posteriormente se dio otro paso con la sentencia del TSJCV que prohíbe consumir fuera de los locales a partir de las diez de la noche. Hemos pasado de cerrar a la 1.30 horas a hacerlo a las 22.00 horas, y la disminución del ruido se ha notado. Antes no se podía dormir en toda la noche”, señala.
El punto que inquieta ahora al colectivo es la modificación prevista en Les Corts sobre la Ley de Salud Pública, que reforzaría la singularidad de las tascas, al contemplar que se pueda beber en la calle en las zonas especiales con tradición gastronómica. Un marco en el que encaja esta zona de ocio castellonense. “No entendemos que haya partes de la ciudad con leyes distintas a las de otras de Castellón. ¿Por qué este privilegio?”, denuncia Monfort.
De momento la pugna sigue. Y será el TSJ valenciano quien escriba el siguiente capítulo de la historia de las tascas.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.