El Supremo condena al médico del Madrid Arena y confirma la prisión para Flores
El alto tribunal ratifica los cuatro años para el promotor de la fiesta de Halloween en la que fallecieron cinco chicas en 2012
El Tribunal Supremo ha confirmado este viernes la condena a cuatro años de prisión al empresario Miguel Ángel Flores, promotor de la fiesta de Halloween en el pabellón Madrid Arena en la que cinco chicas de entre 17 y 20 años murieron aplastadas por una avalancha humana provocada por el exceso de aforo en el recinto. El alto tribunal modifica la sentencia de la Audiencia de Madrid y anula la absolución del médico Simón Viñals, encargado de dirigir los servicios sanitarios en el Madrid Arena cuando ocurrieron los hechos, en la noche del 31 de octubre de 2012.
En el caso del facultativo, la Sala de lo Penal del Supremo le impone un año de prisión por un delito de imprudencia grave con resultado de muerte, en la modalidad de imprudencia profesional, en relación a la víctima Cristina Arce, e incluye la inhabilitación especial para la profesión de médico por un periodo de cuatro años. Viñals tendrá que indemnizar a los familiares de esta chica en un total de 340.000 euros. La sentencia explica que al actuar negligentemente incrementó el riesgo de que la joven, que fue trasladada con vida a la enfermería del recinto, falleciera debido a las graves lesiones que padecía tras el aplastamiento sufrido en el vomitorio.
La Audiencia Provincial madrileña basó la absolución del médico del Madrid Arena en que “no resultaba acreditado que la asistencia sanitaria que el doctor Viñals hubiera debido prestar, y no prestó, hubiera evitado, con probabilidad rayana en la certeza, el fallecimiento de las jóvenes”. La Sala de lo Penal rechaza este argumento y precisa que Cristina Arce ingresó en el servicio médico y que Viñals "no llevó a cabo las maniobras más elementales de reanimación", afirmando que se “omitió toda diligencia debida”.
Para el Supremo es “innegable” que la actuación de Viñals incrementó el riesgo para la vida de la joven, ya que “llegó viva a su servicio médico, y nada hizo el acusado por reanimarla”. La sentencia dice que “lo que no es de recibo es justificar la postura del médico acusado, que desatiende escandalosamente su actuación profesional, nada menos que en un caso de urgencia vital, no poniendo los medios mínimos adecuados para intentar salvar la vida de la paciente”.
El alto tribunal también ha confirmado tres años de prisión por los mismos delitos a Francisco del Amo, responsable de Madrid Espacios y Congresos S.A. (Madridec), y a Santiago Rojo, director general de Diviertt; dos años y seis meses de prisión a Miguel Ángel Morcillo, jefe de personal de Diviertt, y a Carlos Manzanares, socio de Kontrol 34 (empresa encargada de controlar el acceso al recinto), así como el pago de una multa de 3.600 euros a los coordinadores de Seguridad de Seguriber, Juan José París y Raúl Monterde. En el caso de estos dos últimos, la condena es por cinco delitos de homicidio por imprudencia menos grave.
La sentencia, de la que ha sido ponente Julián Sánchez Melgar, ahora fiscal general del Estado, confirma que los condenados por la Audiencia Provincial de Madrd, junto al subdirector de Seguridad de Madridec Rafael Pastor Martín -que fue absuelto porque las infracciones que cometió eran constitutivas de faltas y están despenalizadas-, tendrán que pagar de forma conjunta y solidariamente indemnizaciones de más de dos millones de euros a las familias de las cinco víctimas -entre 300.000 y 480.000 euros- y a los lesionados en proporción a las lesiones y secuelas que padecieron.
La sentencia corrobora la responsabilidad civil subsidiaria de Diviertt, Seguriber, Kontrol 34, Ayuntamiento de Madrid, y Madrid Destino, Cultura y Ocio, que sustituyó a Madrid Espacios y Congresos S.A. (Madridec), así como la responsabilidad directa de las aseguradoras Mapfre, Hisco, Zurich y AIG Europe.
El Supremo confirma los hechos probados por la Audiencia de Madrid. La empresa promotora de la fiesta vendió 16.605 entradas pese a que el aforo máximo permitido era de 10.620 personas y considera que Flores controló esta sobreventa. El exceso de entradas “produjo un riesgo evidente para la seguridad de todos los asistentes y fue el origen del grave resultado mortal y lesivo producido con posterioridad durante el desarrollo del espectáculo”. Sobre las 23.25 se abrieron las puertas del pabellón al público, aunque la mayor afluencia se produjo entre las dos y las tres de la mañana cuando un grupo numeroso de personas, que había estado haciendo botellón en las inmediaciones del recinto y en el aparcamiento, quiso entrar para ver la actuación del disc jockey Alejo Fidel.
A las 3.35 horas, cuando la pista estaba masificada por la entrada de miles de personas en media hora gracias a la sobreventa de entradas, y cuando cinco de los ocho vomitorios de salida estaban cerrados, muchos de los jóvenes empezaron a sentir agobio y falta de control de sus movimientos. Intentaron salir por uno de los tres vomitorios que estaban abiertos en ese momento. En ese vomitorio, de dimensiones muy reducidas cuya salida estaba taponada por las personas que querían ir a la pista, confluían quienes querían salir con los que pretendían entrar. Debido a ello, el gran número de jóvenes que estaba en el interior del vomitorio cayeron unos encima de otros, produciéndose en pocos segundos una montaña de personas en la que los de abajo llegaron a tener hasta siete u ocho personas encima, como recogen los hechos probados.
El rescate de las personas que quedaron atrapadas en el vomitorio se realizó de forma “descoordinada, lenta y poco eficaz”, con la ayuda de los asistentes a la fiesta, y veinte minutos después del incidente, a las 3.55 horas, se logró evacuar a todas. 29 jóvenes resultaron lesionados de diversa entidad y de extrema gravedad las cinco jóvenes que fallecieron como consecuencia del aplastamiento que habían sufrido.
Tu suscripción se está usando en otro dispositivo
¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?
Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.
FlechaTu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.
En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.