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El Teleférico de Madrid cierra indefinidamente tras su paso a manos municipales

El Ayuntamiento no ha renovado la concesión privada y prevé ocuparse directamente de la instalación, pero aún no ha determinado las nuevas condiciones de funcionamiento

El Teléferico de Madrid, cerrado hasta nueva orden.
El Teléferico de Madrid, cerrado hasta nueva orden. Santi Burgos (EL PAÍS)
J. A. Aunión

El Teleférico de Madrid, que une el paseo de Rosales con la Casa de Campo, está cerrado desde el pasado 31 de diciembre, cuando se acabó el contrato por el que Parques Reunidos gestionaba la infraestructura turística. La intención del Consistorio es ocuparse directamente de ella, pero hasta que se perfile el nuevo modelo y se “pongan a punto” las instalaciones, permanecerá cerrada un periodo indefinido que puede prolongarse meses, según una portavoz municipal.

Sandra, una turista mexicana de 24 años, se topó el pasado sábado en la puerta del Teleférico, en el paseo de Rosales, con un par de folios pegados al cristal que dicen, en inglés y en español: “Cerrado indefinidamente”. Así que ella y sus dos amigos tuvieron que dar media vuelta y cambiar de planes. Hasta una quincena de usuarios desavisados desfilaron en apenas 10 minutos, pasadas las 16.00 horas, por las escaleras que conducen a su entrada. En los carteles que anuncian la instalación en Rosales, nada advierte del cierre, y algunos de los clientes protestaban porque en las guías tampoco. Si alguien busca en Internet información sobre la atracción, sin embargo, sí encontrará entre los resultados una página en la web del Ayuntamiento y otra en el site específico de turismo municipal en las que aparece un aviso de la clausura: “Una vez finalizada la concesión y en tanto se determinen las nuevas condiciones de funcionamiento, el teleférico permanecerá cerrado”.

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El Ayuntamiento de Madrid anunció hace meses que no iba a renovar la concesión del Teleférico la empresa Parques Reunidos —responsable del Parque de Atracciones, el Zoo o Faunia, entre otros—, que gestiona esta icónica instalación desde que fue inaugurada hace casi medio siglo y que en 2016 utilizaron 415.000 personas. La empresa pagaba hasta ahora un canon de 8.776 euros al año por su explotación e ingresaba unos 2,4 millones gracias ella, según las cuentas de 2015.

El Consistorio ha decidido empezar a explotar directamente el espacio, sin embargo, no tiene perfilado todavía el nuevo sistema de gestión, que la Empresa Municipal de Transporte (EMT, nuevo responsable del Teleférico) llevará al Pleno municipal este mes de enero. “Después, habrá un periodo de unos meses para su puesta a punto de cara a la nueva etapa bajo gestión municipal”, explica una portavoz del Área de Medio Ambiente y Movilidad.

Durante ese tiempo indefinido —“Suficiente para una revisión a fondo de la instalación en línea con la política de calidad de la EMT; se priorizarán los trabajos relacionados con la seguridad”, ofrece por toda concreción la portavoz— continuará sin actividad este medio de transporte y atractivo turístico, cerrado desde que acabó el plazo de la concesión, el 31 de diciembre.

Un portavoz de Parques Reunidos asegura que, una vez cumplido ese plazo, al no haberse renovado el contrato, ya se ha terminado su vinculación. Sin embargo, el Consistorio señala que todavía no ha recepcionado las instalaciones: “Está a falta de que subsanen algunos defectos”. Cuando lo hagan, está previsto que el Consistorio se subrogue los contratos de los 17 trabajadores del teleférico, que hoy todavía dependen, añade el Ayuntamiento, de Parques Reunidos.

La intención inicial del Consistorio, según publicaron varios medios el año pasado, es superar la idea del teleférico únicamente como atracción turística y lúdica para convertirlo en una alternativa de transporte más, integrando incluso su acceso dentro del abono de transportes de la Comunidad de Madrid. Para ello, se ha planteado la posibilidad de ampliar el recorrido (hacia el distrito de la Latina, por un lado, y hacia la Plaza de España, por el otro) y de hacer alguna nueva estación intermedia entre Rosales y la Casa de Campo. En todo caso, la previsible declaración de como de la infraestructura como Bien de Interés Cultural por parte del Gobierno de la Comunidad de Madrid podría condicionar esos planes.

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Sobre la firma

J. A. Aunión
Reportero de El País Semanal. Especializado en información educativa durante más de una década, también ha trabajado para las secciones de Local-Madrid, Reportajes, Cultura y EL PAÍS_LAB, el equipo del diario dedicado a experimentar con nuevos formatos.

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