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Colau negocia contrarreloj el presupuesto de este año

La alcaldesa de Barcelona podría aprobar las cuentas por cuestión de confianza por segundo año

Clara Blanchar
Ada Colau habla con Gerardo Pisarello.
Ada Colau habla con Gerardo Pisarello.Albert Garcia

El gobierno de la alcaldesa de Barcelona, Ada Colau, ha retomado esta semana las negociaciones con los grupos de la oposición para conseguir aprobar el presupuesto de 2018 en el pleno de finales de mes. Para cumplir este calendario debería llevar, el martes de la semana que viene, a la comisión de Economía, la respuesta a las alegaciones de los grupos. Con todo, Colau podría recurrir por segundo año consecutivo a la cuestión de confianza para aprobar las cuentas.

El frenesí en el que vive instalada la política desde comienzos de curso, marcada por el referéndum del 1 de octubre, sus consecuencias, la campaña electoral y las elecciones del 21-D, han relegado a un segundo plano la vida municipal. Y la endiablada situación política, todavía sin mesa del Parlament ni gobierno en la Generalitat, no facilita llegar a acuerdos.

Bosch quiere volver a ser alcaldable

El presidente del grupo de ERC en el Ayuntamiento de Barcelona, Alfred Bosch, se presentará a las primarias para volver a ser el candidato de ERC a la alcaldía de la capital catalana. Bosch lo reveló durante una entrevista en Betevé, en la que también descartó una alianza electoral con el PDeCAT para concurrir a las municipales previstas para mayo de 2019.

Bosch sí se mostró partidario de una candidatura amplia que represente la centralidad de Barcelona. Las primarias de ERC para elegir el cabeza de lista a las municipales de 2019 se harán el primer semestre de este año.

El equipo económico de Colau presentó el presupuesto el pasado 10 de octubre: 2.643 millones de euros, 62,4 más que en 2017, y con 482 millones para inversiones, con una aportación de 50 millones por parte del Patronato Municipal de la Vivienda. Unas cuentas que prevén un crecimiento del gasto corriente de 58,7 millones para servicios sociales, transporte público y vivienda y urbanismo.

Pero desde entonces —y a parte de la abstención de ERC y PDeCAT que facilitaron la aprobación inicial de las cuentas en noviembre— el gobierno apenas ha negociado con los grupos. Ayer la alcaldesa aseguró que está realizando el “máximo esfuerzo” para negociar, y en la agenda de esta semana del portavoz, Gerardo Pisarello, figuran encuentros con PSC, PDeCAT y ERC. No constan con Ciutadans, PP ni CUP. Pero de las palabras de la alcaldesa ayer —“se aprobarán por una vía o por otra”— se desprendió que no descartan recurrir a la cuestión de confianza.

Esta fórmula, a la que Barcelona en comú ya recurrió el año pasado, supone que el gobierno presenta unas cuentas que en el plazo de un mes se aprueban de forma automática si los grupos no consiguen armar un gobierno alternativo. Una opción imposible en el Ayuntamiento de Barcelona, porque exigiría un pacto entre partidos independentistas y no independentistas.

Pero a Colau tampoco le conviene la imagen de aislamiento aprobando las cuentas en solitario. En las últimas semanas ha sufrido dos batacazos: primero los malos resultados de su partido en las elecciones del 21-D en Barcelona; y la semana pasada un barómetro que sitúa a ERC como ganador de las municipales.

ERC y el PSC

El escenario ideal para el ejecutivo municipal sería aprobar las cuentas con los votos de ERC y PSC. Pero los republicanos no lo pondrán fácil, y menos con la perspectiva de dar el sorpasso en Barcelona. Y el PSC tampoco está por la labor, después de romper con Colau su alianza de Gobierno el pasado otoño.

El líder de ERC en el Ayuntamiento, Alfred Bosch, se mostró el lunes partidario de hablar de las cuentas, pero recordó que no ha tenido contactos con el gobierno desde noviembre.

Fuentes socialistas explicaron ayer que afrontan con “decepción las negociaciones después de que Colau haya subido el precio de la T-10 por encima de los diez euros” y condicionaron la negociación de su apoyo a una “rectificación inmediata”. Los socialistas calificaron los contactos de “política de maquillaje para justificar aprobarlos por la puerta de atrás”.

El PSC no es el único grupo que reprocha al gobierno la falta de voluntad negociadora. De hecho, todos los grupos presentaron alegaciones al presupuesto antes de las elecciones, a mediados de diciembre. Y todos aseguran que no han tenido respuesta. Tampoco el PDeCAT, que incluso solicitó aclaraciones a las cuentas, como el detalle de gastos en 2018 de partidas que son plurianuales, explica la concejal Sònia Recasens.

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Sobre la firma

Clara Blanchar
Centrada en la información sobre Barcelona, la política municipal, la ciudad y sus conflictos son su materia prima. Especializada en temas de urbanismo, movilidad, movimientos sociales y vivienda, ha trabajado en las secciones de economía, política y deportes. Es licenciada por la Universidad Autónoma de Barcelona y Máster de Periodismo de EL PAÍS.

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