Homenaje fotográfico al universo femenino

“Ellas son las olas, y detrás un mar inmenso por descubrir”, escribía la poeta polaca Wislawa Szymborska, nobel de literatura en 1996. Este verso late detrás de la muestra colectiva de ocho mujeres que se podrá ver en Matadero hasta el próximo 20 de enero. Soy la que soy, dijo también ella, y EFTI y Galería Cero decidieron robarle el verso y sellar un trabajo que invita a reflexionar sobre el papel femenino en la sociedad, mostrando su soledad, la presión de los estereotipos, la incomprensión, los clichés o la fragilidad y fortaleza de un género y su papel en el universo, siendo este cualquier pequeña batalla cotidiana.

Y es un universo de flores secas lo que mira desde la izquierda, cargado de melancolía y emoción… Lola Guerrera interpreta así lo vulnerable. Al entrar a la sala el visitante se encontrará de frente a una señora de mediana edad vestida con un vestido negro. La pieza de ropa deja claro que no fue diseñada para ella. Ni tampoco para las otras mujeres que la rodean, también en instantánea, con el mismo vestido. Era lo que intentaba Yolanda Domínguez, la fotógrafa. A su derecha, una anatomía del cáncer de pecho retratada por Mara León y a la vuelta, espacios vacíos, formas de habitar este mundo vistas por Elena Gimeno Dones y Laura Sansegundo. Y de apertura y cierre, Verónica Márquez multiplicada por doce mujeres que fingen ser personajes del mundo que les toca vivir. También juega con los personajes y los estereotipos Edurne Hernán, que ha recurrido a una bruja para cantarle su futuro en tantas versiones como personalidades se inventó. El octavo trabajo de la muestra colectiva es de Sara Merec, que visibiliza al colectivo de las mujeres lesbianas, en un intento de dar espacio también al movimiento lgtbi.

Carácter, incomprensión, exigencias, vulnerabilidad… Detrás de todo esto, intentan transmitir también y sobre todo la naturaleza y una reflexión sobre nuestro papel en el cosmos. Es la invitación de Lola Guerrera, que lleva tres años trabajando sobre el concepto de lo vulnerable. Toda su obra es efímera; las paredes de la Casa del Reloj nos lo recuerdan. Una pequeña escultura de ramitas representa una frecuencia que retrata los sonidos del espacio. “Somos ese universo etéreo, efímero, como la fotografía. Yo retrato lo femenino, lo bello; juego con los reflejos, con la naturaleza muerta y con las estrellas”. Carmen Dalmau, directora y comisaria de la muestra, defiende la mezcla de materiales para la expresión fotográfica: "Desde el 70 los fotógrafos son una generación que busca lo híbrido, el vídeo, el gif, el escenario, son artistas totales, que dialogan con el espacio".

La sala de exposiciones se encuentra en un centro de mayores, así que el escenario va más allá del final de la sala, de la puerta de entrada. “Es interesante que entren y se den de bruces con una mujer que se les parece: invisibilizada, como todas las de determinada generación o fisonomía”, apunta Yolanda Domínguez, licenciada en Bellas Artes y columnista en Huffington Post, cuyo trabajo invita a reflexionar “de forma crítica sobre la figura femenina”. En su selección —una muestra de 80 fotografías se expuso ya en el museo del traje— se ha servido de un little black dress de talla 38. “Todas las modelos se daban cuenta de que su cuerpo no encajaba en los estándares. Es que ser distinto, diverso es hoy una anomalía”, lamenta, “la mujer en la moda es sumisa, débil, como muerta… ¿Cómo nos influyen las imágenes de las mujeres y nuestra percepción sobre ellas?”.