Se buscan voluntarios
Las entidades de Cataluña alertan de que la salida de la crisis y el protagonismo de la actualidad política han provocado una caída de colaboradores
“Nos preocupa más la falta de voluntarios que la falta de ingresos, ya que sin el voluntariado todo cae”. Así resume Antoni Aguilera, presidente de la Cruz Roja en Cataluña, la inquietud que tienen buena parte de las entidades sociales por el descenso de voluntarios. La situación no es exclusiva de Cataluña. Según los responsables de las entidades, los potenciales voluntarios están menos sensibilizados que en los momentos más duros de la crisis económica en España, y tienen menos tiempo porque van consiguiendo empleo.
La particularidad de Cataluña es que en los últimos meses la acción social ha quedado en un segundo plano, detrás de la actualidad política marcada por el proceso independentista, hasta el punto de que la entidad Banco de los Alimentos se ha visto obligado a pedir colaboradores. La fundación Banc dels Aliments es una entidad que trabaja durante todo el año con más de 300 asociaciones y con una bolsa de voluntarios estable. Pero una vez al año, con el Gran Recapte, tienen un pico de trabajo y necesitan reclamar la colaboración de la sociedad. Este año, la coincidencia de la campaña para reclutar voluntarios con los meses más agitados de la crisis política, ha puesto en alerta a los organizadores de la jornada de recolecta de comida. “Tuvimos un retraso en la inscripción, ya que los acontecimientos han desplazado el foco de atención. Esto nos puso en alerta, la semana pasada lo veíamos negro”, explica Lluís Fatjó, director de Banc dels Aliments.
Ingresos en la cuerda floja
La captación de ingresos también se tambalea. Càritas ha revelado que por primera vez desde antes de la recesión han bajado sus ingresos. Además, las asociaciones han visto peligrar su estabilidad económica con la intervención de la Generalitat por parte del Estado. Las entidades dependen mayoritariamente de las subvenciones, y la intervención de las cuentas públicas catalanas bloqueó 10 millones de euros. Una partida que Hacienda ha desbloqueado tras la alerta de las ONG.
La otra fuente de ingresos de las entidades son las donaciones particulares. Aunque en muchas entidades se han reducido, en Cruz Roja este año han contado con una gran aportación: heredaron 1,5 millones de euros de una mujer que falleció sin familia.
Para que la jornada sea un éxito se necesita la colaboración de 25.000 personas. Tras mandar la alerta, la fundación ha conseguido agilizar la captación y ya lleva 19.500 personas registradas. Fatjó apunta al olvido casi por completo de poner la atención en las necesidades sociales que todavía existen, a pesar de que la crisis da señales de alejarse. "La ciudadanía y los medios han desplazado el foco, pero la realidad sigue ahí”, concluye.
Esta percepción la comparte Ferran Busquets, director de Arrels Fundació, que se dedica a atender a las personas sin hogar. “Es posible que la situación política tenga que ver con la falta de dedicación a los temas sociales”, dice, y recuerda un gag de Polònia, el programa de humor político de Tv3, en el que unos personajes olvidaban hacer la compra u otras tareas básicas porque estaban ocupados siguiendo la actualidad. “Nos ocupa mentalmente a todos, y es normal, porque lo que está pasando es muy grave”, entiende Busquets. Con la campaña de Navidad a la vuelta de la esquina, que coincidirá con las elecciones al parlamento catalán, la pregunta es si la actualidad política restará fuerzas a la acción social.
La crisis política también ha afectado al voluntariado social por una cuestión de prioridades de la ciudadanía. La constante movilización del independentismo y la frenética actualidad han provocado, en muchos casos, un trasvase de voluntarios desde las ONG hacia las entidades independentistas. Òmnium Cultural, con 83.000 socios, ha crecido en seis meses un 18,5%. La Assemblea Nacional Catalana, por su parte, cuenta con 90.302 socios y una bolsa de 5.000 voluntarios. “Hay muchas entidades que necesitan gente, y esto crea competencia. Hay que hacer ver a la gente la importancia del voluntariado para la sociedad”, dijo Antoni Aguilera, presidente de Cruz Roja en Cataluña, en la presentación de la memoria anual de la entidad.
La Cruz Roja, una de las ONG más importantes del territorio, con un presupuesto de 60 millones de euros al año y que tiene programas de asistencia social, educación y ayuda a refugiados, entre otros, basa su actividad, en parte, en la colaboración ciudadana. Si en 2013, en plena crisis, contaba con 19.000 personas, cuenta ahora con 17.000.
Sin embargo, la de la crisis política no es la única explicación del descenso de la colaboración ciudadana. En Arrels, que actualmente cuenta con 400 voluntarios, la cifra no ha bajado, pero sí que se ha notado un cambio en la dedicación de las personas. “La permanencia es lo que ha bajado, con lo que lo que tenemos es una rotación cada vez mayor para proyectos que lo que necesitan es estabilidad y dedicación”, explica Busquets.
“Durante la crisis, la gente disponía de más tiempo, y estaba más sensibilizada, se dedicaban al voluntariado hasta que encontrasen trabajo”, explica, y añade que ya no hay voluntarios de larga duración para programas como el piso cero, para acoger a personas sin hogar, o como el equipo de calle. “Antes la gente se enganchaba más a los proyectos, aunque también te digo que si uno se siente identificado con un programa, le costará dejarlo”, celebra Busquets.
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