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El PSC mantiene Terrassa por el desacuerdo de la oposición

Alfredo Vega se convierte en el nuevo alcalde, en sustitución de Jordi Ballart, que dimitió por desacuerdo con el partido

Alfredo Vega sostiene la vara de alcalde.
Alfredo Vega sostiene la vara de alcalde.Cristóbal Castro

El PSC ha logrado salvar 'in extremis' la alcaldía de Terrassa después de que los grupos de la oposición no hayan conseguido cerrar un acuerdo de gobierno alternativo. Sin lograr la mayoría absoluta, Alfredo Vega fue proclamado alcalde, ya que los socialistas son la lista más votada. Tras la crisis abierta por la dimisión del hasta hace dos semanas alcalde Jordi Ballart y cinco concejales más del PSC —en desacuerdo por el apoyo del partido al 155—, Terrassa en Comú, segunda fuerza, logró un acuerdo con ERC y la CUP, pero no con el PDeCAT.

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La fotografía es la misma que hace dos años, tras las últimas elecciones municipales, en que el PSC, que siempre ha gobernado en la ciudad, quedó debilitado con solo nueve de los 27 concejales del pleno. Y Terrassa en Comú (TeC), irrumpiendo con fuerza —seis concejales—, pronto logró la complicidad del resto de fuerzas de izquierdas, ERC y la CUP, para optar a la alcaldía. Pero el acuerdo con el PDeCAT, clave para sumar la mayoría absoluta necesaria, no fue posible por la incompatibilidad entre convergentes y comunes. Lo mismo ha sucedido ahora.

El enroque de TeC y el PDeCAT en sus posiciones ha impedido que las negociaciones fructificaran. Los primeros querían el apoyo de los convergentes para lograr la alcaldía, pero no que formaran parte del gobierno por las diferencias ideológicas y por el hecho de haber gobernado con el PSC desde 2015 hasta hace dos semanas, cuando se rompió el pacte. Pero los nacionalistas no estaban dispuestos a regalar sus votos y pedían entrar en el nuevo Ejecutivo. “El cambio no se tenía que hacer con exclusiones, cuestionando nuestra tarea de gobierno del pasado y nuestra ideología”, reprochó Miquel Sàmper, del PDeCAT, que también afeó a los comunes que no siguieran la consigna de la alcaldesa de Barcelona Ada Colau que, según él, ha abogado por “dejar en segundo plano las ideologías del partido” en la actual situación política. “No hemos conseguido superar la valla del apriorismo político”, lamentó Sàmper.

Por su parte, Xavi Matilla, líder de los comunes, se centró en culpar a los exconvergentes de la falta de acuerdo y reprochó irónicamente que entiendan por “flexibilidad” ofrecerse para gobernar con el PSC y ahora con el bloque de izquierda, con ERC y la CUP. Los republicanos incidieron en el hecho de que los socialistas mantendrán la alcaldía “gracias al partido [el PDeCAT] que expulsaron del gobierno hace cuatro días”. Y la CUP lamentó que no se haya producido un acuerdo debido a “aquellos partidos más preocupados por estrategia política de cara a las elecciones”.

Alfredo Vega, hasta ahora primer teniente de alcalde, tendrá ahora el reto de buscar complicidades para mantener, si así lo decide, iniciativas singulares que han marcado el perfil de la ciudad, como la municipalización del agua y las multas a los bancos por los pisos vacíos (hasta ahora ha contado con el apoyo de los partidos de izquierda). Se trata de dos proyectos polémicos para el PSC, ya que el anterior alcalde Jordi Ballart argumentó su dimisión, entre otros aspectos, precisamente en la presión ejercida por su partido para no tirarlos adelante.

Durante el pleno, todos los grupos, excepto PP y C's, lucieron lazos amarillos y tuvieron palabras de solidaridad con los exconsejeros vecinos de Terrassa, Josep Rull (en prisión) y Lluís Puig (huido en Bruselas).

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