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Quesos con identidad

El establecimiento especializado Cultivo revoluciona y fomenta la cultura de estos lácteos artesanos

Quesería Cultivo, en la calle Conde Duque.
Quesería Cultivo, en la calle Conde Duque.Kike Para

La vuelta al mundo rural se hace patente y echa raíces en muchos sectores gastronómicos. Esta tendencia tenía como asignatura pendiente traer a la ciudad quesos artesanos y variedades marginadas, lejos de los más conocidos, como el Parmesano, el Manchego o el Idiazábal. Quesería Cultivo (Conde Duque, 15) fomenta la cultura tradicional de este producto lácteo y ejerce de vínculo entre el campo y el territorio urbano. Un local único, con más de 40 referencias de pequeños productores nacionales e internacionales.

“Cuando querías un queso artesano de calidad, tenías que ir a un pueblo”, señala Clara Díez, socia fundadora del proyecto. Quesería Cultivo abrió sus puertas hace tres años de la mano de tres familias productoras de Cantabria y Valladolid para cambiar ese paradigma. La apertura de la tienda ha supuesto un cambio en el sector. “Somos un estandarte en la quesería artesanal en España”, asegura Díez.

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¿Qué es necesario para elaborar un buen queso? “Buena leche. Defendemos la leche cruda, sin pasteurizar, que transmita la geografía del lugar y la mano del quesero, con un amplio conocimiento del manejo de la materia prima”. En este local tratan de recuperar quesos e ir más allá. “Defendemos la tradición, pero damos espacio a otras variedades como los lácticos, las pastas blandas o las cortezas enmohecidas”.

Una figura clave en este proceso es la del artesano afinador. Lo explica Díez: “Coge el queso muy joven, con unos 10 días de maduración, y le da forma y lo dirige hasta darle el carácter deseado”. En Cultivo producen y distribuyen y empezarán a afinar bajo su propia marca. La tienda reproduce las condiciones de una cámara de maduración, con una temperatura de entre ocho y 12 grados y un 90% de humedad. Los quesos que más éxito tienen son uno de oveja de la granja de Cantagrullas, en Valladolid, y otro del mismo animal, de la familia Iniesta Manzanaro, de Ciudad Real. La empresa, que cuenta con 11 trabajadores, tiene una “alta rotación” de producto en función de la estacionalidad, y el precio oscila de 20 a 40 euros el kilo.

“El lazo entre lo rural y la ciudad no estaba muy definido hasta hace poco”, continúa Díez. En Cultivo exportan a países como Bélgica o Alemania, y se han metido en las cocinas del dos estrellas Michelin madrileño Santceloni y en Picsa, la prestigiosa pizzería del chef argentino Estanis Carenzo. El establecimiento también cuenta con otros productos, como yogures, mantequilla o aceite, e imparte talleres y catas que cuestan entre 25 y 30 euros.

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