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La vida sin tiros del brigadista

Francesc Torres inaugura en el Arts Santa Mònica una instalación con imágenes de un reportero americano en la Guerra Civil

José Ángel Montañés
Aspecto general de la sala de exposición del Arts Santa Mònica con la instalación de Torres.
Aspecto general de la sala de exposición del Arts Santa Mònica con la instalación de Torres. Marta Becerra

En 2006 fue importante para el artista, comisario y ensayista Francesc Torres. En ese año supo de la existencia del Hangar 17 del aeropuerto JFK de Nueva York en el que se conservaba algunos de los restos materiales recuperados de la Zona Cero de los atentados del 11 de septiembre. Unos materiales a los que pudo acceder y fotografiar en 2009 tras recibir el encargo del National September 11 Memorial & Museum dando origen a Memoria fragmentada que pudo verse de forma simultánea en Barcelona y en tres ciudades que había sido víctimas del terrorismo islámico: Nueva York, Londres y Madrid. Pero en 2006 Torres también tuvo conocimiento de otro material muy especial: el que el fotógrafo y camarógrafo Harry Randall había realizado durante su participación en la Guerra Civil Española como uno de los cerca de 3.000 norteamericanos que se alistaron en el ejército republicano dentro de la Brigada Abraham Lincoln.

La mitad de estos soldados voluntarios fallecieron y no volvieron a Estados Unidos, pero Randall sí y depositó en el archivo de la Brigada Lincoln de la New York University sus imágenes y una película de 16 milímetros de unos 45 minutos. En el filme, rodado entre 1937 y 1938, pueden verse a soldados partir en tren desde Albacete hacia el frente, con imágenes de Ambite, un pequeño pueblo de Madrid, Teruel y el valle del Ebro. Pese a que aparecen en la filmación personajes tan conocidos como el escritor y periodista Ernest Hemingway y su pareja, la corresponsal de guerra Martha Gellhorn, economistas como Robert Hale Merriman y militares como el teniente coronel Vladimir Cópic, la mayoría de escenas son de soldados desconocidos dedicados a menesteres nada bélicos como escribir cartas, afeitarse, comer, jugar entre ellos o, incluso, ayudar a los aldeanos a recoger las uvas.

Las latas de conserva recuperadas por Torres del frente del Ebro.
Las latas de conserva recuperadas por Torres del frente del Ebro.Marta Becerra

La película es la parte central de la exposición ¿Qué sabe la historia de morderse las uñas? que abre sus puertas en el Arts Santa Mònica de Barcelona. “Se trata de material de rechazo de un filme de propaganda perdido o no localizado y por eso Randall lo pudo conservar y llevárselo a Estados Unidos”, explica Torres (Barcelona, 1948), que matiza que es solo una teoría suya que no ha podido comprobar ya que Randall falleció antes de que se lo pudiera aclarar. Según Torres, “el título de la muestra parte de una cita de Arthur Koestler tomada de su novela Darkness at Noon que resume la indiferencia de la historia por los individuos” que representa cada uno de estos aguerridos soldados que no dudaron en enrolarse en una guerra exótica. Algunos, como el centenar de soldados negros “todos jovencísimos” pensaban ir a Etiopía para luchar contra el imperialismo italiano, pero la guerra terminó antes de que llegaran a organizarse y acabaron luchando en España.

Nada de violencia, de tiros ni metralla impactando en el cuerpo de los pobres soldados. En las imágenes de Randall no hay batallas ni muertos. “Eso le da un carácter onírico y las imágenes y una gran potencia”, asegura este artista que tiene estudio en la ciudad de Nueva York desde 1974 aunque reside también en Barcelona.

La instalación con la proyección de la película, las fotografías y los objetos.
La instalación con la proyección de la película, las fotografías y los objetos.Marta Becerra
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Torres muestra las imágenes tal y como se las encontró y ha intervenido en esta película “de forma mínima y sin alterar su narrativa” volviendo a rodar en algunos de los escenarios que aparecen en el filme de Randall. En la instalación, a uno y otro lado de la pantalla, se proyectan enormes fotografías, también de Randall, de combatientes identificados con su apellido que se proyectan de forma sincronizada pero con la secuencia invertida que solo coinciden en el retrato del combatiente afro-americano Samuel Willis.

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En medio de la sala (situada en el Nivel 2 del centro) Torres ha instalado una decena de vitrinas en las que se muestran objetos recuperados por el propio comisario. “Objetos vividos”, que se exponen llenos de tierra, como objetos arqueológicos que conservan la impronta de la historia. “Hace poco encontré la boquilla de un cigarro con las marcas de los dientes de su dueño”. Entre los objetos expuestos tres latas de conserva de carne, un montón suelas de botas de soldados comidas por el sol, proyectiles de diferente calibre, una cantimplora, unas medias de seda localizadas en Corbera de Ebre, un percutor y una espoleta de un obús recogido en el campo y una granada lafitte sin explotar. “Ya he dicho todo lo que tenía que decir sobre la Guerra Civil” y “tampoco puedo aprender más de lo que se sobre este conflicto” asegura Torres para justificar su tajante afirmación de que esta es su última incursión en este tema.

La instalación de Torres que ha adquirido el Whitney Museum de Nueva York y que acabará instalada definitivamente allí. "Es el lugar adecuado porque está protagonizada por ciudadanos americanos", se completa y dialoga con una serie de enormes cuadros realizados por Santiago Ydáñez creados a partir de las imágenes de la película de Randall. “Son momentos congelados del filme, una especie de visión distanciada, inmediata y casi conceptual”. Antes de Barcelona la instalación de Torres ya se vio en el Museo de Teruel y el Centre d’Art la Panera de Lleida. En el Arts Santa Mònica podrá verse hasta el próximo 18 de enero. Tras las exposiciones del MNAC y esta que se inauguro ayer hasta el 14 de enero próximo, Torres tendrá pronto una tercera muestra en Barcelona en el Macba.

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Sobre la firma

José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

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